
Matador de toros nacido en Écija (Sevilla) el 30 de enero de 1954, que durante la temporada de 1971 intervino en un par de novilladas con caballos y en un buen número de festejos económicos. El excelente resultado de sus actuaciones tal año quedó confirmado al recibir a comienzos del siguiente el diploma que la Unión de Peñas Taurinas de Vizcaya entregaba a los espadas más destacados. En 1972 triunfa repetidamente en la plaza de la Real Maestranza de Sevilla donde, por ejemplo, el 3 de septiembre cortaría las dos orejas de su primer enemigo y una de su segundo, ambos del hierro de Carlos Urquijo de Federico, ante Josele y Antonio Gardel. El inmediato día 24 se presenta en el coso madrileño de Las Ventas para alternar con Bartolomé Sánchez, Simón, y José Luis Granada en la lidia de ganado de Antonio Pérez Angoso y se le concede una oreja del novillo que cerró plaza. En la octava corrida de la feria sevillana, el 29 de abril de 1973, le concede la alternativa Luis Miguel González, Dominguín, en presencia de Francisco Rivera, Paquirri. Se corrió un encierro de Carlos Núñez, salvo el astado de la cesión (Simpatía, número 6, con 476 kilos de peso en bruto), que portaba la divisa de los hermanos Núñez y al que cortó una oreja el novel doctor. No tarda en Confirmar en Madrid su alternativa y lo llevó a cabo en la corrida más postinera de la temporada, la de Beneficencia, apadrinado por el citado Luis Miguel con Santiago Martín, El Viti, de testigo. Los Toros pertenecían a la vacada de Manuel Arranz y abrió plaza Rabanero, negro zaino, número 52, con 504 kilos de peso en vivo, con el que Campuzano se lució en su faena de muleta, y no acertó con el acero. En su segundo oponente le rodaron mejor las cosas y cortó una oreja. Cerró la campaña, la mejor de su vida torera, con treinta y cuatro actuaciones, que no pasaron de veintidós en la siguiente. Ese 12 de mayo resultó herido en el escroto por un cornúpeta de Diego Garrido en su patria chica, pese a lo cual dio muerte al agresor, del que le dieron una oreja. Completaron el cartel José Luis Parada y Juan Muñoz.

Incomprensiblemente tan solo torea cinco festejos en 1975, nueve en 1976 y ocho en 1977. El 2 de octubre de este último año le conceden las dos orejas de un morlaco de Antonio Campo Peña en Sevilla, ante Gabriel Puerta y Antonio Francisco Vargas. Ello fue el punto inicial de la estimable y esperada reacción de este fino diestro que en 1978 ha participado en diecinueve funciones, incluida la del 2 de julio, nuevamente en Sevilla, en la que dio cuenta, como único espada, de seis astados del hierro de Javier Pallarés. Ovacionado toda la tarde le concedieron una oreja del salido en cuarto lugar. Es de esperar que continúe recuperando puestos en su escalafón este José Antonio Campuzano. Cuenta con calidad y condiciones para ello. Logra tardes importantes en su séptima campaña de espada de alternativa, la de 1979, en la que intervino en diecisiete funciones. Sirvan de ejemplo los alcanzados el 1 de julio en Tarragona, donde le conceden tres orejas de astados de la ganadería de Javier Molina, en presencia de Jaime González, El Puno, y el del 8 de septiembre en Ayamonte, al lograr cuatro orejas y un rabo de reses de la vacada de Juan Gallardo, ante Manuel Amador y Antonio Chacón. Lo más destacado de su labor en 1980, año en el que cumplió veintitrés contratos, es de signo negativo, al negarse a estoquear aun morlaco de la divisa de Nieto Jiménez el 15 de septiembre en Arganda, al alegar el diestro que el burel estaba toreado, por lo que se lo echaron al corral, delante de Carlos Escolar, Frascuelo, y Pedro Giraldo. Tras participar en tan solo una docena de funciones en 1981, un par de ellas en cosos portugueses, lo hace en cincuenta y tres oportunidades en la siguiente, iniciada con su gran tarde del 3 de mayo en Sevilla, donde le entregan las dos orejas de un ejemplar del hierro de María Luisa Domínguez, con la posterior salida a hombros, lo que dio pie a que le fuera concedido el trofeo donado por la Real Maestranza para el triunfador de aquella feria, al igual que pasaría a su poder el galardón donado por la tertulia Taurina Rio Grande. Un total de tres orejas logra el 26 de junio en Vinaroz, de toros de Manuel Camacho, con Francisco Rui Miguel y Curro Caro de compañeros de terna. Al ser repetido en la misma plaza el posterior 24 de julio, ahora acompañado por Christian Montcouquiol, Nimeño II, y José Nelo, Morenito de Maracay, recibe un puntazo hondo en la axila izquierda al practicar la suerte suprema con un pupilo de la ganadería de la Maza. El 15 de agosto de ese mismo año 1982 se enfrenta en Burgo de Osma, junto a Julio Robles y Roberto Domínguez, a un encierro de la divisa de Juan María Pérez-Tabernero y corta las dos orejas a cada una de las reses de su lote. Marcha a Venezuela durante aquella invernada, ya lo había llevado a cabo en las dos anteriores, y el 14 de febrero de 1983 es herido de gravedad en el muslo derecho en la localidad venezolana de Mérida.

En pleno serial Isidro le llega un resonante triunfo el 21 de mayo siguiente en el madrileño coliseo de Las Ventas, al cortar un apéndice de cada uno de los pupilos de la vacada de Félix Hernández que le correspondieron, de lo que fueron testigos Julio Robles y José Luis Palomar. Dobla los despojos que se lleva en el esportón el 2 de junio en Utrera, cuando alternó con José María Dols, Manzanares, y Curro Durán en la lidia de un encierro de la divisa de García Gallego, fueron tres las orejas que ganó en Almería el día 19 del mismo mes, de astados del hierro de Viento Verde, lo que atestiguaron su colega Pepín Jiménez y los rejoneadores Ángel y Rafael Peralta. Muy significativo fue el balance de tres orejas cortadas el 10 de julio en Pamplona, en las fiestas sanfermineros, ya que se lidiaron reses del hierro de Eduardo Miura, con Francisco Ruiz Miguel y José Ortega Cano, los otros dos valientes que le acompañaron en el empeño. Por cogida de Emilio Mendes ha de dar cuenta de tres toros de Marcos Núñez, y se eleva la cosecha conseguida a seis orejas y dos rabos, lo que tuvo por marco el coso de Calasparra el 30 de julio, para el siguiente día llevarse dos orejas de un elemento de la vacada de Eduardo Miura en la plaza de Valencia. Corta cuatro orejas, ahora de pupilos de Victoriano Martín, el 12 de agosto en Huesca, en presencia del citado Ruiz Miguel, con el que en tantas ocasiones compartió cartel y triunfo, y Juan Ramos, y la fecha siguiente, en Ciudad Real, delante de Manuel Vázquez y Julio Robles, gana tres orejas y un rabo. Otra vez le entregan cuatro orejas, ahora en Aranda de Duero, el 11 de septiembre, cuando competía con Curro Vázquez y Pedro Gutiérrez Moya, Niño de la Capea, en la lidia de ganado de la divisa de Cebada Gago, en espectáculo iniciado con la actuación del caballero en plaza Manuel Vidrié. Viaja una vez más a Hispanoamérica y el 19 de noviembre de ese 1983 del que he venido ocupándome corta dos orejas de un burel del hierro de Eduardo Miura, que hasta aquellos lejanos lugares (plaza Sol y Sombra) de Lima, parecían perseguirle los elementos de la doble divisa. En el colombiano coso de Cali torea el 3 de enero de 1984, con Dámaso González y César Rincón, reses de Fuentelapeña, con el resultado de cortar una oreja a cada uno de sus enemigos. De nuevo en Europa le otorgan tres orejas de pupilos de Miura en el recinto francés de Arlés, ante Julio Robles y Patrick Varin, que contemplaron la proeza. No falta a la cita pamplonica para enfrentarse, una vez más, con reses miureñas y conseguir dos orejas de su segundo oponente, lo que pudieron testificar Ruiz Miguel y Víctor Mendes. El inmediato día 22, en Manzanares, consigue cuatro orejas y un rabo de toros de la ganadería de Eugenio Frías, con Dámaso González y Vicente Yesteras de complemento de cartel. A los dos días, el 24, le entregan tres orejas de astados de la vacada de Murteira Grave en Santander, ante Curro Vázquez y Curro Durán. Un apéndice más le ofrecen el 1 de agosto en Huelva, de ejemplares de Jiménez Prieto, al competir con Emilio Muñoz y Juan Antonio Ruiz, Espartaco.

Junto a su hermano Tomás lleva a efecto una breve estancia en Bogotá (Colombia) para participar ambos junto a José Cáceres en una corrida en la que salieron reses de Ernesto Gutiérrez Arango, a los que cortó dos orejas. Ello ocurría el 7 de agosto. La interminable racha triunfal habría de quebrarse el 2 de septiembre en Calahorra, cuando el toro Jilguero, del hierro de Rocío de la Cámara le propinó una cornada en la región escrotal penetrante en el vientre, calificada de pronóstico Gravísimo. Su hermano Tomás y Curro Durán presenciaron la cogida. El día 30 del mismo mes va esta nuevamente en la lucha, concretamente en el ruedo de Úbeda, para dar cuenta de astados de la ganadería de Salvador Guardiola, junto a Ruiz Miguel y Luis Francisco Esplá, con el magnifico balance de cortar cuatro orejas. En Zafra, el 5 de octubre, logra dos apéndices de una res de la vacada del marqués de Domecq y uno de un burel de la de Luis Albarrán, en presencia de su hermano Tomás, con quien actuaba mano a mano. Por percance sufrido por Julio Robles, el 7 del mismo mes en Úbeda, habría de matar tres pupilos de la divisa de Jiménez Prieto, y logró un botín de cinco orejas. Estos mismos trofeos, con el aditamento de un rabo, se llevaría el inmediato día 10 de Jaén, de bureles del hierro de Jiménez Pascuau y del de Murteira Grave cuando competía vis a vis con Morenito de Maracay. Dio por terminada su temporada en estos pagos con sesenta y una corridas toreadas, una más que en la anterior campaña, y continuando con su costumbre marcha a las tierras hermanas de América, donde lucen sus maneras en plazas de Colombia y Venezuela. Para deshacer fantasmas, el 3 de marzo de 1985 retorna a la arena de la plaza de Calahorra, la que había regado con su sangre el año anterior, y corta un apéndice de cada uno de los toros de la vacada de Santiago Domecq Bohórquez que le tocaron en el sorteo. En abril es nombrado por votación presidente de la Asociación de Matadores de Toros, Novillero y Rejoneadores de España, y el 24 de mayo alterna en Córdoba con Antonio Chenel, Antoñete, y Rafael Soto, Rafael de Paula, en la lidia de un encierro de la divisa de José Luis Osborne, y premiada su magnifica labor con tres orejas, y, sin moverse de la ciudad de los califas, al día siguiente, en mano a mano con su hermano Tomás, lidia morlacos del hierro de Victorino Martín, a los que cortaría tres orejas. El 23 de agosto, en las corridas generales de Bilbao, consigue los apéndices de astados de la ganadería de Joaquín Buendía, ante Antoñete y Niño de la Capea. El 14 de septiembre de este año de 1985 es herido de consideración en la axila izquierda por una res de Victorino Martín, en Madrid, dolorosa herida que le hizo perder un buen número de contratos. La cogida se produjo en u festejo que había despertado gran expectación, en el que actuaba mano a mano con Ruiz Miguel. En esta campaña alcanzó el segundo lugar en la estadística de fin de año por corridas toreadas, en la que alcanzó la importante cifra de ochenta y seis. Aumentan también las naciones en que torea este invierno de 1985-1986, al llevarlo a efecto en Ecuador, Colombia, Venezuela y Perú.

El 25 de junio de 1986, en Soria, le entregan tres orejas de pupilos de la vacada de Martínez Benavides, en un nuevo mano a mano que sostiene con su hermano Tomás. De nuevo en Santander, cuya plaza de Cuatro Caminos siempre se dio bien a la dinastía de los Campuzano, le conceden tres orejas de toros de Francisco Galache, delante de Niño de la Capea y Julio Robles, mismo premio que obtiene el 11 de agosto en Huesca, de pupilos de las divisas de José Benítez Cubero y María Pallarés, con su repetidísimo hermano y Roberto Bermejo de compañeros de terna. Son cuatro las orejas de reses de la divisa de Lorenzo y Alejandro García que le entregan en Ciudad real el 18 de agosto, de lo que dieron fe Manzanares y Luis Francisco Esplá. Y con cuarenta y ocho funciones en su haber, en las que participó en estos pagos, puso término a su campaña española de 1986. Si hubiera que destacar únicamente una cualidad de este magnifico espada, habría de ser citado por su pundonor, que ya de por sí indica valentía. Pero pienso que a tal condición hay que añadir otras menos señaladas, como puede ser su poderío con la muleta, que logra dominar a difíciles toros de las ganaderías que, normalmente, evitan torear tantas supuestas figuras del toreo. La forma de practicar en numerosas ocasiones la suerte suprema hace fácilmente comprensible el muy elevado número de orejas cortadas en su dilatada vida torera, en la que, por su entusiasmo y ganas de complacer, parece iniciarse ahora, cuando transcurre su decimoquinta temporada de doctor en tauromaquia. Evidentemente, la sangre que perdiera en sus repetidas y graves cogidas no fue, en este excelente torero, la sangre brava. Sus brillante actuaciones en el inicio de 1987 confirman nuestro anterior comentario. Todavía puede ser incluida la noticia de su gran triunfo de la sevillana corrida del Corpus de 1987 –18 de junio–, con la salida a hombros por la puerta del Príncipe, tras cortar, delante de Francisco Ruiz Miguel y Curro Vázquez, una oreja a cada uno de los astados de la ganadería de Peñajara que formaron su lote. La temporada de 1987 termina para el diestro ecijano con un saldo de cincuenta corridas estoqueadas, seis de ellas en Francia. Si la temporada de 1985 fue difícil para este diestro, tras su gravísima cornada del año anterior en Calahorra, en otro aspecto la de 1988 va a representar por otra razones una campaña muy complicada. Probablemente el hecho de cambiar de apoderado representa un cambio drástico en el enfoque de la temporada. Ha dejado a Pepe Luis Segura, con el que tenía asegurada una participación en un buen número de corridas, y ha elegido a Antonio Ordóñez, quien ha creído siempre en él, para que conduzca su carrera. Este cambio va a tener como contrapartida asumida la dificultad de superar las corridas toreadas el año anterior, pero puede tener la ventaja de salir de los carteles duros, con los que no luce tanto el toreo de este torero poderoso, pero a su vez tan lleno de arte.

Las tres primera tardes del año, dos en Sevilla y una en Madrid. De las que dependía la temporada entera, no estuvieron acompañadas del éxito. El 14 de abril torea en Sevilla, con Pepe Luis Vázquez y Jerezano y sus toros favoritos, los de don José Benítez Cubero. Pero esta vez el ganado no le facilita el triunfo. El 21, de nuevo en la Maestranza, con ibanes, y Víctor Mendes y otra vez Jerezano, tampoco llega un éxito que le es absolutamente necesario de cara a lo que queda de temporada. Y algo parecido ocurre el 8 de mayo. En Madrid, con Curro Vázquez y Lucio Sandín, antes de la feria de San Isidro. Tampoco en San Isidro le ruedan bien las cosas. Torea dos tardes. El 28 de mayo alterna con Pepín Jiménez y Emilio Oliva. Los toros que entran en su lote pertenecen al hierro titular, el de don José Benítez Cubero. Otro año más sus toros son un desastre y se llevan por delante las ilusiones de José Antonio. La otra comparecencia es el 31 siguiente. Le acompañan Ortega Cano y Juan Mora, y, en sus manos, dos ejemplares de don Felipe Bartolomé. La falta de trapío del primero restó importancia a una faena que, de más a menos, tuvo muletazos muy buenos. Un poco frío, además, Jose Antonio no llegó al público. El cuarto fue el peor del encierro. José Antonio se lamenta: <<Me voy disgustado de la feria porque solo he tenido medio toro>>. Torea en la feria de Santander, de donde se lleva, en la segunda de sus tardes, una oreja de un toro de La Quinta, en un cartel que componen con él Espartaco y Joselito. Vuelve a Sevilla en agosto y está en las ferias de Bilbao y Almería antes de que termine el mes más taurino del año, al menos por el número de festejos. Pero será en Barcelona, el 4 de septiembre, cuando llegue su triunfo más importante del año. Alterna, sustituyendo a Niño de la Capea, con Joaquín Bernadó y el joven Litri en la lidia de una corrida de tres hierros diferentes. En primer lugar mató un sobrero de don Vicente Charro, en el que se le ovacionó. El quinto del festejo lució el hierro de Río Grande, un magnifico toro de don Juan Pérez-Tabernero Martín, que mereció la vuelta al ruedo. Juan Soto Violo, en Aplausos, dice que a Langosta, que así se llamó el bravo ejemplar, le hizo la mejor faena de la temporada: <<Una faena sólida y rotunda al natural, que puso al público en pie. Naturales largos, templados, cargados de emoción por la bravura de la res, una faena que se retiene en la retina durante mucho tiempo. Toro y torero fundidos en una amalgama de emociones difíciles de describir. Un toro nobilísimo de Río Grande y un José Antonio Campuzano toreando al natural con temple y verdad. Una faena, repito, para recordar>>. Cortó las dos orejas, trofeo que unos días después se repite en Utrera, con un toro de don Luis Albarrán González y Curro Durán y Jesús Zárate, al que ha doctorado, de compañeros.

No sería su última salida en hombros, pues todavía en Mora de Toledo el 18 de septiembre, en Úbeda el 12 de octubre, y en Zafra el 8 siguiente, abriría la puerta grande. Pone fin a la temporada el 9 de octubre, en la plaza francesa de Floirac, en la que ha sido su trigésima segunda corrida del año, contando las cinco que ha toreado en Francia. Mención aparte merece su actuación en Madrid el 3 de octubre con Paquetero, un encastadísimo Victorino al que sometió con largos pases por ambos lados, en los que bajó muchísimo la mano. No estuvo generoso el público de Madrid con él. No le dejaron ni dar la vuelta al ruedo. La faena fue para unos pocos aficionados. No comienza bien la temporada de 1989 para José Antonio. El 18 de febrero, en el festival de la Hermandad del Rocío que se celebra en Huelva, un novillo de don José Luis Pereda le fractura el hueso radio del antebrazo izquierdo y tiene que permanecer inactiva más de veinte días. Pero ya dentro de la temporada la mala suerte continúa. Está anunciado en Fallas y no puede actuar al suspenderse por la lluvia la corrida. Pero el agua persigue a José Antonio. Está anunciado dos tardes en Sevilla. La primera, para el día 8 de abril, con Julio Robles y Fernando Cepeda, hay que aplazarla a la mañana del día siguiente, pero de nuevo la inclemencia del tiempo, que a veces se muestra poco aficionado, obliga a suspenderla definitivamente. Solo puede actuar en la segunda, con guardiolas, los de doña María Luisa, con el Soro y Emilio Oliva, y tiene que matar tres por el percance del valenciano. Silencio en dos y palmas en el otro es el balance de su actuación. Con ese solo paseíllo tiene que presentarse en Madrid, en la corrida concurso de ganaderías de la Comunidad de Madrid, donde mata un toro de Herederos de don Atanasio Fernández Iglesias y otro de Herederos, de don Salvador Guardiola Domínguez, sin nada notable que reseñar. Corta una oreja en Écija, el 6 de mayo, y con tan escaso rodaje tiene que hacer frente a su compromiso de San Isidro, el 21 de mayo, con una corrida de Peñajara, un lote infumable que desesperó a toreros y aficionados. Antes de su segundo compromiso en Madrid, el 28 de mayo, corta una oreja en Barcelona a un toro de don Vicente Charro. Pero en Madrid, el 31 de mayo, con Víctor Mendes y Juan Mora, el propio torero reconoce que no se ha acoplado con el cuarto, un buen toro, al que no ha cogido la distancia.

A partir de ese momento el ecijano se viene un poco abajo. Rompe con su apoderado, el maestro Antonio Ordóñez, y se encarga de su carrera el matador de toros retirado Santiago López, a partir de agosto. Un poco antes, el 16 de julio, corta una importante oreja a un ejemplar con el hierro de Toros de El Torero, alternando con Julio Robles y Fernando Cepeda, lo que le infunde moral, y empieza a recobrar el ánimo. En agosto torea seis tardes, y en septiembre, ya con el nuevo apoderado, se suceden más los contratos y los éxitos. Lástima que su mejor tarde fuera en Laguna de Duero, con un Victorino, en su última actuación del año, el 12 de octubre, por la escasa resonancia que tiene un triunfo en una localidad como esa. Antes, en Barcelona, donde el 24 de septiembre corta otra oreja, esta vez a un toro de Palha, y en Sevilla, en la feria de San Miguel, recobra el crédito que tenía y deja las cosas <<arregladas para el próximo año>>. Ha intervenido en veinticuatro corridas de toros, tres de ellas en Francia. Muy larga es su campaña de 1990 y sobre todo muy positiva. El número de contratos ha sido de treinta y siete, tres de ellos en Francia, en una temporada que comienza el 11 de marzo, en Málaga. Pronto tiene que empezar a enfrentarse a corridas duras o que resultan buenas en su juego. Así, el 15 de abril, en Madrid, Domingo de Resurrección, con toros de Puerto de San Lorenzo flojos y ásperos, acartelado con Manili y Boni. Se le aplaude en el primero y se silencia su labor en el segundo, a pesar de sendos bajonazos al matar. En Sevilla está anunciado el 29 de abril para matar la corrida de don Eduardo Miura Fernández, pero de nuevo la lluvia obliga a su aplazamiento. Se llega al acuerdo de celebrarla el 1 de mayo por la mañana, día que también está anunciado para estoquear por la tarde la de Pablo Romero. En el compromiso matinal, con una miurada muy peligrosa, es muy aplaudido. Ha alternado con Manili y su hermano Tomás. Por la tarde, con Miguel Márquez y Curro Durán, falla estrepitosamente con estoque y descabello. Pero queda la gesta de matar miuras y Pablo Romero en un solo día. Por Madrid pasa de puntillas las dos tardes de San Isidro, el 11 de mayo y el 3 de junio. La primera con un iban y otro de don José Vázquez Fernández, y la segunda con Pablo Romero. Sin embargo, será en Madrid, un mes más tarde, el 8 de julio, cuando la trayectoria de este año de 1990 cambie para José Antonio, tras su intervención en la corrida que se celebra en Madrid. Vestido de sangre y oro hace el paseíllo con Emilio Oliva y Pepe Luis Martín. Dentro esperan seis ejemplares de la divisa de doña Dolores Aguirre Ybarra. Con sus dos toros demuestra su maestría, su saber estar en la plaza, su quehacer como auténtico director de lidia, en fin, su auténtica torería.

No se quejaría su ahijado, Pepe Luis Martín, del maestro que le confirmó en Madrid. Luego, todo hay que contarlo, no estuvo a la altura de su primer toro, otro Clavellino que fue un bravo y noble ejemplar. No obstante, al matar de una estocada, se le pidió la oreja, que al no concederse se convirtió en aclamada vuelta al ruedo. Luego, también en julio, en la matinal del día 28 en Santander, hizo una gran faena al cuarto, con la divisa de El Sierro. Excelente también la actuación en Béziers del 14 de agosto con un Murteira, el primero de su lote, al que cortó una oreja. Pero fue en Málaga, feria en la que hace el paseíllo el 19 siguiente, donde hace sus dos mejores faenas, también con dos ejemplares del hierro portugués de don Joaquín Manuel Murteira Grave. Alterna con Antonio José Galán y Manili y a cada uno de sus toros les corta una oreja. El titular de la crónica de ABC no puede ser más expresivo: <<Resucitó José Antonio Campuzano con una actuación de maestro>>. Todavía quedaba otra lección por impartir y otra vez la ganadería portuguesa sería la que facilitaría que se llevase una oreja de su segundo toro en Barcelona, el 16 de septiembre. Después, Salamanca, el 21 de ese mes; Sevilla, el 29, en la feria de San Miguel, donde da la vuelta al ruedo con un ejemplar de toros de El Torero; Zaragoza, el 8 de octubre, y una oreja de un Galache, y final en Madrid, dos días después, con Frascuelo y Pepín Jiménez, y un Murteira y otro de El Sierro en su lote. Para el torero, el número de corridas ha sido notario. En 1991, de nuevo , tanto en Valencia como en Sevilla y en Madrid no es favorecido en el sorteo de los toros que ha de lidiar, por lo que pasadas estas ferias debe comenzar la temporada desde cero. Ha toreado una tarde en Valencia, dos en Sevilla ya en los primeros días de junio. En la Real Maestranza, los Núñez que le correspondieron el primer día fueron muy mansos. La otra tarde mató dos sobreros, difíciles, del señor conde de la Maza. En Las Ventas, con los toros de don Alonso Moreno de la Cova y de Heredero del Conde de la Corte, poco pudo hacer. En junio solo torea la apuntada de Madrid y en julio repite el número de una sola salida a los ruedos. Sin embargo, en agosto, a partir del día 3, en Valdepeñas, donde cuaja una enorme faena al cuarto ejemplar de Pablo Romero que salta al ruedo, en cartel que completan El Fundi, que sería herido grave, y Juan Cuéllar, la temporada parece enderezarse. Torea once tardes, y aunque bastantes son en plazas pequeñas, hay que destacar su quehacer al cuarto Victorino, el 18 de agosto, en Béziers; la faena del día 19 en Málaga en la última de feria, a un Murteira que se corre en segundo lugar, en el que tuvo que dar dos vueltas al ruedo, y una soberbia labor el 28 de agosto, en Colmenar Viejo, a un sobrero de Hermanos Santamaría López, uno de los toros más grandes que yo he visto.

El José Antonio Campuzano lidiador le hizo la faena que debía, y lo sometió con tantas cortas llenas de torerías, y, cuando dejaba de embestir, rematando con soberbios pases de pecho. El pinchazo y la estocada caída dejaron en silencio un premio mayor que la entendida afición colmenareña seguro le hubiese concedido. Con ocho festejos en el mes de septiembre en plazas poco importantes, excepto sus tardes de Badajoz y Sevilla, termina, con veintinueve ajustes, dos de ellos en Francia, la temporada este verano espada. En los primeros días del mes de noviembre se conoce la noticia de su cambio de apoderamiento. Ha confiado su carrera a los expertos oficios del veterano Alberto Aliaño. Marcha a Venezuela y allí torea una tarde, el 18 de noviembre, en Maracaibo, en cartel que comparte con Morenito de Maracay y su hermano Tomás. Los toros que se juegan llevan el hierro de Tierra Blanca y al primero le corta una oreja. A comienzos del año 1992 viaja a México, y en el Distrito Federal hace su presentación el día 5, para confirmar su alternativa. Es padrino de la misma Curro Rivera, quien, en presencia de César Pastor, le cede la muerte del toro Zacatecano, herrado con el número 112, negro bragado, de 518 kilos y con la divisa de don Javier Garfias. José Antonio, dice Alfredo Flórez en El Programa, <<ha estado como lidiador en su primer toro siendo aplaudido por su valor y ganas de querer agradar>>. Antes de comenzar la temporada española todavía torea otra tarde en la México. Es el 2 de febrero, con Manuel Capetillo y José Luis Herros y con el rejoneador Luis Covalles. Se lidiaron cinco ejemplares con el hierro de La Soledad y con el de La Misión. En España, de nuevo, comienza la temporada el 17 de abril, en Benidorm. Es una campaña en la que este buen torero pasa desapercibido. Ha toreado muy poco, doce corridas solamente, cuatro de ellas en Francia, y en general con ganaderías duras. En Sevilla, guardiolas; en Madrid, un lote de doña Dolores Aguirre; en Pamplona, miuras, con los que estuvo muy bien; también miuras en Beziers, donde el 15 de agosto cortó una oreja al segundo, después de una faena en la que se impuso al toro. La ausencia de triunfos en las dos primeras ferias lo dejó fuera de las demás. Lo peor es que ya se le contrata solo en las corridas donde lidian toros de las denominadas ganaderías duras, con los toros más peligrosos, con las reses en las que solo afloran su técnica y su maestría, pero queda opaco su arte. En 1993 mata cuatro corridas de don Eduardo Miura Fernández. En Sevilla, el 2 de mayo; en Nimes, el 30 del mismo mes; en Pamplona, el 10 de julio, y en Béziers, el 14 de agosto. Y con todos sus toros está bien. Se le aplaude en la mayoría, y solo en Nimes corren vientos desfavorable es y da la vuelta al ruedo después de matar dos de ellos. También estoquea tres corridas de don Victoriano Martín Andrés. Una en Játiva, el23 de mayo, con salida en hombros; otra en Madrid, el 13 de junio, con división de opiniones en los dos que mata, y otra en Zamora, el 27 de junio, en que se lleva una oreja del segundo Victorino de su lote.

Se enfrenta a Murteira en Madrid el 16 de mayo y a los de doña Dolores Aguirre Ybarra el 7 de agosto, en Santander, y es muy aplaudido. Cuando no hay toros duros, asoma el arte, y los triunfos triunfos, desgraciadamente en plazas de poco fuste, surgen espontáneamente. En Onteniente, la primera tarde del año, en España, el 3 de abril, cuatro orejas y un rabo; Alcoy; el 18 del mismo mes, cuatro orejas; Vitoria, el 15 de mayo, dos orejas; Valverde del Camino, el 16 de agosto, salida por la puerta grande; igual en Pedrajas de San esteban, el 28 de mayo, y al día siguiente, en Chelva, con las dos orejas y un rabo. Finalizó su temporada en Baza, el 12 de septiembre, con tres orejas y un rabo de un encierro de don Javier Camuñas. La temporada ha sido, a pesar de lo corta y dura en la contratación, un éxito para José Antonio. Ha toreado veintidós corridas de toros, cuatro de ellas en Francia. Unos días después de acabar en España viaja a Venezuela para torear, el 19 de septiembre en Barquisimeto, en la tercera de su feria. Alterna con Cerrajillas y Fernando Cámara, con toros de Rancho Alegre, y se le proclama triunfador de la feria, ya que corta esa tarde tres orejas. Antes de que finalice el año decide cambiar otra vez de apoderado, y será ahora el encargado de su carrera Juan Gómez, hombre de confianza de Manolo Lozano. En enero de 1994 torea en Colombia. Tiene pensado continuar en Venezuela, pero allí lo hará al final del año. En España comienza la temporada, de signo muy parecido a la anterior, pero muy escasa de contratos, el 26 de marzo, en Onteniente, y corta una oreja a cada uno de los toros de Sánchez Cobaleda que le corresponden. Después de hacer el paseíllo en Zafra, donde corta dos orejas, y en Alcoy, se enfrenta tres tardes consecutivas al ganado que pasta en Zahariche. En Sevilla, el 24 de abril; en Nimes, el 22 de mayo, y en Madrid, el 9 de junio, cierra su cuota de miuras de este año. Su siguiente ajuste es en Nemes, con Pablo Romero, de los que solo mata uno. El otro es de Herederos de don José Cebada Gago, y a este le corta la oreja. Vuelve a Madrid, el 26 de junio, y tiene que enfrentarse a un lote de Los Eulogios. Ya no vuelve a pisar una plaza importante. Casi dos meses parado, no vuelve a torear hasta el 15 de agosto, en Toledo. Después, cinco festejos más, en Alfaro, Cercedilla, Riaza y Cadalso de los Vidrios, donde corta las dos orejas al último de su temporada, con el hierro de Herederos de don Gabriel Hernández Pla. Y punto final después de torear catorce corridas, dos de ellas en Francia. Merece, no hay duda, mucha más suerte este torero, que aúna dos cualidades difíciles de reunir en una sola: arte y técnica. Pero no es suerte la que le sobra a José Antonio, que en 1995 mató veintidós corridas de toros. Comenzó el 11 de marzo, en Fitero, y terminó en Logroño, el 24 de septiembre. Entre ambas fechas, pocas actuaciones en cosos de primera o segunda categorías. Solamente Girona, el 15 de abril, donde corta tres orejas, y Barcelona, al día siguiente, coso en el que corta otra oreja a un toro de don José Luis Vasconcellos e Souza de Andrade, ante la entendida afición barcelonesa, después de doctorar al gaditano Abel Oliva, antes de su comparecencia en Madrid con una corrida de don José Escolar en la Feria de San Isidro. Se tuvo que enfrentar en Las Ventas a dos toros enormes y peligrosos, que despachó con el oficio que atesora. Después, en Huelva, el 21 de mayo, obtiene un enorme triunfo con el segundo de su lote, un ejemplar de don José Luis Pereda García al que envía al desolladero sin las orejas. Pero no le sirve de mucho. Torea, pero en cosos de escaso relieve, si se exceptúan dos tardes más en Barcelona, el 20 de agosto y el 3 de septiembre, y la ya aludida corrida de final de temporada en Logroño. Ha matado todo tipo de ganado, sin poder escoger el necesario para su arte, y entre las divisas que ha estoqueado se encuentra la de Pablo Romero, de la que ha despachado ocho toros. En 1996 anuncia su retirada, aunque vuelve a los ruedos en 1998. Con pocas actuaciones por temporada. En 2001 se produce su adiós definitivo, justificando por su nueva faceta de apoderado, ya que desde entonces se vuelca en la carrera del diestro francés Sebastián Castella. Otros datos: Ha salido 2 veces por la Puerta de Madrid. Es hermano de los también matadores de toros Manuel y Tomás, del novillero Javier y del picador Rafael. Apoderado del novillero venezolano Marcos Peña el Pino. Durante años dirigen la escuela taurina de La Recua que ha formado a profesionales de la talla de Rafael Ronquillo, Antonio Fernández Pineda, Sebastián Castella o Antonio Barea.
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