
Matador de toros, nacido en la capital mexicana el 7 de mayo de 1958, hijo de Víctor, que después de entrenarse en la ganadería de Armilla Hermanos ciñó su primer traje de luces en la plaza La Florecita, de México. En la temporada de 1976 aún se encontraba en los comienzos de su profesión torera. Podría ser el espada que el 15 de julio de 1978 alternó en el cosos francés de Vieux Boucau con Curro Cruz y José Martín, en la lidia de un encierro de Antonio Arribas. Se presentó en el monumental coso de la capital mexicana, aún como novillero, el 1 de octubre de 1978, con Luis Miguel Chávez y Felipe González de compañeros y novillos de Santa Marta. Larga carrera la de este matador de toros, que ha mantenido siempre el interés de los aficionados por su toreo completo, tanto de capote como de muleta. Intenta ser muy clásico en estos tercios y, como em el de banderillas es altamente emotivo, no es extraño que, aunque con altibajos, siga gozando del respeto de los empresarios. El siguiente 10 de diciembre toreó mano a mano con Rodolfo Rodríguez, El Pana, en la plaza México, de aquella capital, reses del hierro de Begoña. Su desigual labor se refleja en los dos avisos que escuchó en su primer oponente y en las dos orejas que le otorgaron en su segundo, mientras en el restante de su lote su actuación fue discreta. Se afirma que este diestro actuará en cosos españoles durante la temporada de 1979. Viene a tierras hispanas durante nuestra temporada de 1979 y se presenta en el madrileño coliseo de Las Ventas el 17 de julio, para alternar con Patrick Varin y Mario Triana en la lidia de un encierro de la vacada de Rocío de la Cámara y dejar buena impresión en la afición capitalina. Bien poco más tarde, el 22 de julio, en Marbella, recibiría la alternativa de monos de Rafael de Paula, con Francisco Rivera, Paquirri, de testigo de la ceremonia. Salieron por los toriles astados de la ganadería de Carlos Núñez y el toricantano dio una una vuelta al anillo en su primer enemigo, mientras cortaría un apéndice del que cerró plaza. El siguiente 7 de agosto, en Málaga, es herido de consideración en el muslo izquierdo cuando lanceaba rodilla en tierra a una res del hierro de Salvador Guardiola, percance presenciado por sus compañeros Andrés Jiménez, El Monaguillo, y José Ortega y el rejoneador Ángel Peralta. Vuelve a ser herido en la misma plaza malagueña el posterior 2 de septiembre, ahora por un toro de la ganadería de Maribel Ibarra, ante Manuel Ruiz, Manili, y el citado Ortega. Nuevamente en sus lares triunfaría en la feria de Zacatecas de 1981, por lo que le sería concedido el trofeo Crónica de Oro, concedido por la Asociación de Periodistas Taurinos Mexicanos. De nuevo en Europa en dos portugueses u una tarde en España, para confirmar se alternativa el 15 de mayo en Madrid, en pleno serial isidril, al cederle José Fuentes, delante del testigo Francisco Ruiz Miguel, la muerte del toro Pelele, de la vacada de Francisco Martínez Benavides, sin que el novel doctor pudiera redondear faena. Si lo consiguió el 12 de febrero de 1983 en Mexicali, al llevarse una oreja de cada uno de los ejemplares de la divisa de Valparaíso que le correspondieron, lo que pudieron testificar los hermanos Guillermo y Javier Capetillo. De la feria de San Miguel Allende de ese año de 1983 se lleva los trofeos correspondientes a la mejor estocada y al más perfecto par de banderillas. Comenzó el año 1984 en Jalpa el 1 de enero, donde al pisar en falso sufrió desgarro de ligamentos de la rodilla izquierda, en tanto que el 14 de septiembre, en San Miguel Allende, es herido gravemente en la región rectal cuando remataba una serie de verónicas. Continúa ocupando un buen lugar entre los espadas aztecas del momento actual y, aunque no ha vuelto a actuar en alberos españoles, lo hace frecuentemente en los de su país, no escaseando las tardes triunfales, como la del 5 de febrero de 1986 en aquella Guadalajara, donde le concedieron las dos orejas de cada una de las reses de la vacada de Cerro Viejo que formaron su lote. Le acompañaron en el cartel y en la arena en dicha coyuntura dos primeras figuras del toreo mexicano: Miguel Espinosa, Armillita Chico, y Jorge Gutiérrez. Continúa teniendo un buen cartel en los ruedos aztecas, como se demuestra al tomar parte en treinta corridas durante el año 1986. Se ha mantenido desde 1986, excepto 1987 y las últimas temporadas, ha sobrepasado siempre las veinticinco, logrando algunos años superar las cuarenta y cincuenta. En 1987 toreó dieciocho, pero en 1988 logró sumar cuarenta y cinco, ocupando la séptima plaza del escalafón de su país, en un año en que Mariano Ramos, Curro Rivera y Miguel Armillita redondearon la cifra de sesenta ajustes. Es 1989 el año que más torea, al menos desde 1987, ya que llega a sumar cincuenta y dos contratos y encabeza la clasificación por número de corridas, y por los repetidos éxitos de la campaña, que iniciara en Puebla el primer día del año y terminara en Tlaltenango el último día de diciembre. Entre ambas, pocas tardes sin cortar orejas y repetidos triunfos en Aguascalientes, donde actúa cuatro tardes; Texcoco; San Luis Potosí, coso en el que también repite hasta tres tardes, y Zacatecas, con otros tres paseíllos. No ha pisado, sin embargo, el coso capitalino y quizá eso pueda influir en el bajón que da en el número contratado en 1990, año en el que suma treinta y cinco corridas de toros, cuatro de ellas precisamente en la México, sin que al parecer llegue el triunfo apetecido o que al menos se transforme en trofeos. Se mantiene con cifras parecidas en 1991 y 1992, con veintisiete y veintiocho contratos, para empezar a descender en los siguientes años, que no torea nada más que veinte en 1993 y quince en 1994. En 1995, con datos hasta finales de agosto, solo ha sumado seis contratos.
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