Matador de toros nacido en Cartagena el 27 de diciembre de 1953 y residente en la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes desde la niñez. Comenzó su actividad en los ruedos interviniendo en la parte seria del espectáculo cómico encabezado por Blas Romero, El Platanito. En corrida con picadores actuó por vez primera el 9 de septiembre de 1973 en el coso de Vistalegre, de Madrid, donde alternó con Frédéric Pascal y Juan Lucas en le lidia de un encierro de Pío Tabernero de Vivís, con el excelente resultado de cortar una oreja a su primer novillo. Lo repitiere el siguiente domingo, día 16, para dar cuenta de tres reses de la vacada antes citada y otras tres de Espinosa de los Monteros en unión de Luis Miguel Moro y Pedro Ponciano, y el triunfo es completo, ya que le concedieron una oreja de su primer enemigo y las dos de su segundo. Vuelve al mismo ruedo el inmediato día 23, junto al mencionado Pedro Ponciano y Manuel Sevilla y ganado de Francisco Camino, y una vez más le acompaña la fortuna al desorejar por partida doble a su segundo oponente. El 23 de junio de 1974 actúa como único espada en San Sebastián de los Reyes y cortaría nada menos que un total de ocho orejas y un rabo de los astados de Arturo Sánchez y Sánchez que estoqueó, con la lógica salida a hombros de la plaza Al término de tal temporada, el 12 de octubre, recibe la alternativa en Zaragoza de manos de José María Dols, Manzanares, quien, en presencia de Paco Bautista, le cede la muerte del toro Pedillero, negro bragado, número 127, del hierro de Osborne. No corta trofeo alguno en tal cornúpeta, pero sí en el corrido en último lugar, del que le concedieron un apéndice. No torea más festejo mayor este año y lo haría diez veces en 1975, doce en 1976 y quince en 1977, en constante progreso, pese a no encontrar demasiadas facilidades en el empresariado taurino.
El 14 de mayo de 1978 se presenta, con evidente retraso, en el madrileño ruedo de Las Ventas con ocasión de celebrarse la segunda corrida del serial isidril. Fue apadrinado por Antonio Rojas, testificó la ceremonia Lorenzo Manuel Villalta y se lidiaron reses de la ganadería de Sotillo Gutiérrez, demostrando el debutante muy buenas maneras, que el público reconoció al obligarle a dar dos vueltas al ruedo en su primer astado, al no concederle la presidencia la oreja solicitada mayoritariamente, mientras en el restante de su lote volvió a recorrer el anillo en una ocasión. El siguiente 20 de agosto, en la feria taurina de Bilbao, es herido de alguna gravedad en el muslo derecho por un morlaco de Pablo Romero en presencia de Félix López, El Regio, y Manuel Alonso, Herrerita. El percance se produjo al practicar la suerte suprema en su primer toro, del que le concederían las dos orejas. Ha terminado con dieciocho corridas en su haber y, lo que es realmente importante, con muy buen crédito en la afición. Durante la madrileña Feria de San Isidro de 1979 es herido de gravedad al entrar a matar a un astado de la ganadería de Victoriano Martín, el 28 de mayo, cuando competía con Francisco Alcalde y Pedro Fernández, Niño de Aranjuez. Por cierto que en tal ciclo le fueron concedidos los trofeos donados por Mayte y la Casa de Córdoba, para premiar la mejor estocada. Corta una oreja de cada uno de los toros de su lote, ambos de la vacada de Amelia Pérez-Tabernero, el 16 de septiembre en Albacete, en presencia de Manuel Amador y Antonio José Galán, cerrando la campaña con treinta y un contratos cumplimentados. Tras su actuación en tierras peruanas aquel invierno intervendría en nuestros pagos en veintiséis corridas en 1980, incluidos los éxitos del 5 de junio en Benavente, de donde se lleva cuatro orejas y un rabo de reses de la divisa de La Herguijuela, ante Carlos Escolar, Frascuelo, y Niño de Aranjuez, y el 20 de julio en Tarragona, donde le concedieron tres orejas de cornúpetas del hierro de Camaligera, con José Antonio Rodríguez, Campuzano, de compañero de cartel. Por el contrario, el 6 de septiembre, en la plaza de La Condomina, de Murcia, resulta corneado por un morlaco de la vacada del conde de la Corte, cuando alternaba con Francisco Ruiz Miguel y Pedro Gutiérrez Moya, Niño de la Capea.
Descienden sus ajustes a diez en 1981 para llegar a los trece en la posterior temporada, siendo reseñables sus actuaciones del 27 de junio en Segovia, cuando competía con Andrés Vázquez y José Luis Vargas en la lidia de un encierro de la ganadería de El Campillo y de José Escolar –tres y tres–, cortando un total de cuatro orejas; del 15 de agosto en Bogotá (Colombia), en breve estancia allende los mares, en la que obtuvo un apéndice de un pupilo de la divisa de Achury Viejo delante de Jaime González, El Puno, y Roberto Domínguez, así como las cruentas del 4 de septiembre en Aranjuez y 11 de octubre en Cehegín, en las que resultó herido por un astado del hierro de Sebastián Palomo y otro de Carlos Núñez,, respectivamente, lo que atestiguaron Niño de Aranjuez y José Nelo, Morenito de Maracay, en la primera ocasión, y Dámaso González y Vicente Ruiz, El Soro, en la restante. Al término de la campaña hispana marcha a Hispanoamérica para torear en ruedos mexicanos y colombianos, y madruga en 1983 en cosos españoles, haciendo el paseíllo el 20 de febrero en Cartagena, junto a Gabriel de la Casa y Tomás Rodríguez, Campuzano, para dar cuenta de astados de la ganadería de Marcos Núñez, y triunfa en uno de ellos, del que le hacen entrega de los máximos trofeos reglamentarios.
Toma parte en la corrida monstruo celebrada el 10 de abril en Castellón y también le conceden las dos orejas y el rabo de la res de la vacada de Diego Puerta que le correspondió en el sorteo, mientras el 7 de junio, en Trujillo, le entregan tres orejas de elementos de la divisa de Gabriel Rojas, en presencia de José María Dols, Manzanares, y Curro Durán. En la plaza de Zarauz, con Añoranzas del Chofer donostiarras, cortaría tres orejas de bureles de la divisa de José Escolar al competir con Manuel Ruiz, Arruza, y Morenito de Maracay, en tanto el 28 de agosto, en Robledo de Chavela, los despojos que se llevaría en el esportón serían tres orejas y un rabo, de lo que dieron fe Manuel Arruza y Justo Benítez. En la plaza lusitana de Moita, a falta de orejas que allí no pueden conceder, hubo de dar tres vueltas al anillo el 13 de septiembre, tras torear ganado de Juan Vidal, lo que presenciaron el diestro Ricardo Chibanga y los caballeros en plaza Ribeiro Telles y Manuel Jorge de Oliveira, y tres días más tarde, al inaugurar la plaza de toros de Jadraque, pasear en triunfo por el ruedo hasta cuatro orejas y un rabo de astados de la vacada de La Herguijuela ante Curro Durán Participó en veintisiete funciones ese 1983 y ya se viste de luces en fecha bien tempranera, el 22 de enero de 1984, en Orihuela para alternar con Juan Antonio Esplá y Manuel Juárez –en el día de su alternativa—en la lidia de un encierro de la divisa de Sánchez Fabrés, con el positivo balance de que le concedieran tres orejas y un rabo, el mismo número de trofeos que lograría el 5 de mayo en Colmenar de Oreja, de toros de la ganadería de Lamamié de Clairac, con Gabriel de la Casa de compañero de fatigas. Cuatro orejas conseguía de reses de la vacada del marqués de Albaserrada el 22 de julio, en Zarauz, ante Manuel Arruza y Christian Montcouquiol, Nimeño II, y ese mismo número máximo de orejas, con la añadidura de un rabo, el 3 septiembre en Molina de Aragón, de astados del hierro de Diego García de la Peña. Fecha muy importante de su carrera taurina fue la del 14 de septiembre, al cortar, en el ruedo madrileño de Las Ventas, una oreja de un toro de la ganadería de Pilar Población que le infirió un puntazo en el pecho.
Presenciaron la hazaña Roberto Domínguez y José Luis Palomar, al igual que lo hiciera Juan Antonio Esplá en Ávila el 15 de octubre en una corrida de concurso de ganaderías, de la que lograría llevarse tres orejas. Puso fin a aquella campaña de 1984 con veintitrés festejos en su haber y viaja a ultramar para lucirse en circos de Venezuela, México y Colombia, como en el de Cali, dende el 6 de enero de 1985 participa en la llamada Corrida del Toro, para ganar las dos orejas de la res de la vacada de La bolsa que le correspondió. También cortaría trofeos en Caracas, el 24 de marzo, de ganado de Ernesto Gutiérrez, delante de Curro Girón y Manuel Cortés, pese a que el día anterior en la misma capital venezolana resultara herido aunque fuera un tanto superficialmente, por lo que precisó una sutura de dieciséis puntos. Con dos orejas y el rabo fue premiada su labor el 8 de mayo en Aranjuez, cuando competía con Julio Robles y Tomás Campuzano en la lidia de un encierro de la divisa de Antonio Arribas, mientras diez días más tarde, en Talavera de la Reina, sería tres orejas las que le otorgaran, de astados del hierro de Dionisio Rodríguez, delante de Luis Francisco Esplá y El Soro. Ante estos mismos compañeros fue herido de consideración por un toro de la ganadería de Torrealta el 9 de junio en Granada, en tanto que el 21 de julio, en la plaza francesa de Mont-de-Marsan, sería cogido por un astado de la vacada de Pablo Romero, en presencia de Ruiz Miguel y José Luis Vargas, recibiendo un puntazo en la pierna izquierda. No acaba en este punto su racha sangrante, ya que el 3 de agosto en La Roda resultó herido en una pierna al banderillear, delante de Julio Robles y Tomás Campuzano, una res de la vacada de Antonio Pérez-Tabernero y, todavía otro percance, el 10 del mismo agosto, en Huesca, sufriría la fractura de una muñeca, producida por un ejemplar de la divisa de Diego Puerta.
Finalizó su rosario de contratiempos el 15 de septiembre en Arlés, donde recibió una cornada, de las denominadas limpias, propinada por una res del hierro de Santiago Martín. Muy a fin de temporada, en la que tomó parte en cuarenta y ocho corridas pese a sus repetidas heridas, torea el 5 de octubre en Úbeda, donde corta tres orejas y un rabo de bureles de la ganadería de Jandilla, en presencia de José Antonio Campuzano y Emilio Muñoz. Repite la excursión a Hispanoamérica para dejarse ver en cosos de Ecuador, Colombia y Venezuela, con resultados tan concluyentes como el alcanzado el 1 de diciembre en Quito, donde actúa junto a Víctor Mendes y Pablo Santamaría, terminando con tres orejas en su poder de elementos de la vacada de Villavicencio. Ello contribuyó a que le fuera entregado el trofeo destinado al triunfador de aquella feria quiteña. Otras fechas memorables de este viaje profesional fueron la del 4 de enero de 1986 en Cartagena de Indias, donde alternó con José María Manzanares y César Rincón en la lidia de pupilos de las divisas de Vistahermosa y Veracruz, con ganancia de tres orejas, y la del 15 de febrero en Medellín, con exacto número de galardones de reses del hierro de La Carolina, ante José Cáceres y Tomás Campuzano. Hace el paseíllo a la vera de Raúl Aranda y Julio Robles el 30 de marzo en su natal Cartagena, para que le sean concedidas tres orejas de astados de la ganadería de Jesús Trilla, antes de que llegue la fecha señaladísima del 22 de mayo, en la feria isidril de Madrid, en la que saldría en hombros por la puerta grande de la plaza de Las Ventas, tras cortar dos orejas a toros de la divisa de Baltasar Ibán, proeza presenciada por Niño de la Capea y José Antonio Carretero.
Son tres apéndices auditivos los que le entregan el 31 del mismo mes en una de las corridas del famoso Corpus granadino, cuando compitió con Francisco Ojeda y José Luis Vázquez en la lidia y muerte de un encierro de la ganadería de Torrestrella, y otras tres orejas, ahora de toros de Dionisio Rodríguez, delante de Juan Antonio Ruiz, Espartaco, y José Miguel Arroyo, Joselito, el 28 de junio en la plaza de Soria. Nueva apoteosis en Madrid el 12 de septiembre, al sostener un mano a mano con Julio Robles, con el que mantuvo en más de una ocasión una brillante competencia en quites, y cortar una oreja a cada uno de sus dos primeros enemigos, del hierro de Joaquín Buendía, con la consabida salida en hombros por la puerta grande, calle de Alcalá arriba. Otros hitos de esta su extraordinaria campaña de 1986 fueron sus actuaciones el 25 de septiembre en la feria de Logroño, con tres orejas de ejemplares del marqués de Albayda en sus manos, en presencia de Niño de la Capea y Espartaco, y del 5 de octubre en Úbeda, con tres orejas y un rabo de pupilos de la ganadería de Salvador y Antonio Gavira, delante de José María Manzanares y Niño de la Capea. Tantas tardes positivas dieron el fruto de que en esta temporada de 1986 se ciñera la taleguilla bordada en ochenta y dos coyunturas, preeminente puesto alcanzado con plena justicia. Torea durante la siguiente invernada en Ecuador, Colombia, Venezuela y Perú, continuando en aquellos pagos su sensacional racha de aciertos, como el 26 de octubre en Bogotá, donde compite con Jairo Antonio Castro y Gitanillo de América en la lidia de un encierro de la divisa de Rocha con cosecha de tres orejas, o el 1 de diciembre en la plaza de Acho, de Lima, donde le hicieron entrega, pese a resultar cogido, de otras tres orejas, en esta ocasión de astados de la vacada de La Huaca, lo que atestiguaron José María Manzanares y Tomás Campuzano. Bien comenzó su campaña de 1987, ya que el 20 de abril, en Arlés, le harían entrega del trofeo César Girón, después de llevarse dos orejas en competencia con Lucio Sandín y Joselito y reses de la ganadería de Santiago Martín sobre la arena y, más especialmente, el 2 de junio en Madrid, de donde de lo sacaron a hombros por la repetida puerta grande –siguiendo su costumbres de los últimos tiempos—tras llevarse un apéndice de cada uno de sus oponentes, de la divisa de Felipe Bartolomé, lo que contemplaron Julio Robles y Sánchez Puerto.
Torea en Zaragoza el 13 de octubre en unión de José Antonio Rodríguez, Campuzano, y Juan Antonio Ruiz, Espartaco, un encierro de la ganadería de Baltasar Ibán. Tras cortar las dos orejas de su primer oponente, es cogido de extrema gravedad por el restante de su lote, Arbolario de nombre, que le produce grandes destrozos en las cavidades abdominal y torácica. Este percance le afecta y, aunque mantiene el rango, las temporadas registran altibajos que tienen que ver también con nuevas cornadas. A pesar de los contratiempos, Ortega Cano va asoleando su toreo y convirtiéndose en un artista consumado, como demuestra en la Feria de Abril de 1991, en la que entra en sustitución del Niño de la Capea y borda el toreo con el toro Espanto, de Juan Pedro Domecq, o en la posterior Corrida de Beneficencia en Madrid, cuando corta tres orejas en mano a mano con César Rincón. En las temporadas que siguen a la excelente de 1991, Ortega Cano no baja del medio centenar de corridas y se ha convertido en un torero de grandes tardes y de faenas para el recuerdo. Granada, Alicante, Pamplona, Jaén, Murcia, Albacete, El Puerto, León, La Coruña y Burgos, entre otras, han sido plazas donde ha triunfado de manera sonora. En el año 1995, Ortega Cano anunció que la de 1996 sería su última temporada en activo; sin embargo, al final esta retirada se pospuso algún tiempo. No empezó bien la temporada de 1996, donde ya era presa habitual de la prensa del corazón. Las principales ferias vieron un Ortega Cano desdibujado, sin sitio ni expresión. El mes de julio fue el desierto, sin actuaciones y el ánimo en descenso, pero llegó agosto y comenzó a dejarse ver por plazas y pueblos desconocidos hasta entonces. Ya en septiembre y con la moral remendada, fue capaz en Algete (Madrid) de sobreponerse a los tres avisos que oyó en su primer toro y cortarle el rabo a su segundo. Había torero para rato. El indultó de Guardián en la feria de Jaén le permitió quitarse el mal sabor de boca de los comienzos y volver a ilusionarse con un horizonte esperanzador. A principios de 1997, y teniendo en cuenta que sus anteriores temporadas no fueron por el mejor camino, el cartagenero se alió con el genial apoderado y empresario Simón Casas y empezó una campaña caracterizada por la presencia en plazas de escasa importancia.
Sin suerte en Sevilla, y ausente de Madrid, sin embargo sí hay que destacar sus actuaciones en plazas como Castellón, Barcelona y sobre todo El Puerto de Santa María, en la que fue para muchos la mejor faena de la temporada portuense, ante un toro de Hermanos Sanpedro. Con la temporada de 1998 llega el anuncio de despedida <<definitiva>> de los ruedos, y junto a la despedida también llegan un conjunto de buenas faenas en plazas de escasa relevancia y en plazas de primera categoría, como en Sevilla, desorejando a un toro de Jandilla. También hay que destacar los triunfos obtenidos en Algeciras, Burgos, Nimes, Bilbao y Zaragoza. No tuvo suerte, sin embargo, en Madrid, donde se encerró en solitario ante seis toros en la Feria de Otoño, ni en Pamplona o Murcia. Desde entonces, su popularidad fruto de su matrimonio con Rocío Jurado y su ganadería, Yerbabuena, fueron las dos notas características de su vida. Pero el gusanillo volvió y decidió reaparecer en la temporada de 2001, de la mano de su nuevo apoderado, Eduardo Canorea. No fue una decisión correcta, por supuesto a toro pasado, pues las reacciones de los públicos no son especialmente cariñosas y el torero sufre, además, varias lesiones y cornadas de carácter grave. El 21 de noviembre de 2003 se despide –de nuevo, y volverá a reaparecer—en la plaza de Vistalegre (Madrid), encerrándose con seis toros y triunfando junto al rejoneador Sergio Galán, que lidió un toro ese día.
Pocos días después, corta una oreja en su despedida en México, en la plaza Monumental, donde actúa el 8 de diciembre. Pero el 14 de mayo de 2005 reaparece de nuevo en Getafe (Madrid), triunfando y siendo nuevamente herido, y debe permanecer inactivo varios meses. En ese tiempo se vuelca en la enfermedad de su esposa, la cantante Rocío Jurado. Precisamente tras el fallecimiento de tan grande artista, en 2006, anuncia una nueva reaparición para la temporada 2007, quizá deseando refugiarse en su profesión de siempre para intentar olvidar el dolor y el acoso de los medios informativos. Lo cierto es que nadie ha regalado nada a este brillante diestro, quien tuvo que pasar malos momentos de desaliento en años pretéritos. Su actual y brillante situación entre los toreros de su época la ha sabido lograr con una constante y progresiva dedicación a su labor. Magnífico capeador, fácil banderillero, aunque desde hace años no practique habitualmente esta vistosa suerte, muletero de corte clásico con evidente sentido del temple, y, finalmente, estoqueador que ha practicado la suerte suprema con valor y pureza, es lógico que se haya encumbrado a cotas a las que bien pocos diestros tienen acceso. Merecen toda serie de alabanzas las actuaciones de esta primera figura del toreo, que a menudo se olvidan por las actuaciones más recientes. Atrapado en el revuelo mediático que ensombrecía lo taurino, reapareció en Olivenza (Badajoz) el 4 de marzo de 2007 y cortó una oreja a uno de sus toros, de Núñez del Cuvillo.
0 comentarios