HISTORIA DEL TORERO

LUIS FRANCISCO ESPLÁ MATEO

Publicado el 5 de septiembre de 2022
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Matador de toros, nacido en Alicante el 19 de agosto de 1957, hijo del antiguo Novillero Francisco, poseedor no solo de una ganadería encuadrada en el segundo grupo, sino también de una escuela taurina. Criado entre ganado bravo, bien pronto comienza a tomar lecciones de su progenitor y desde muy temprana edad interviene en festejos privados luciendo un airoso traje corto. El 21 de junio de 1974 ciñe su primer traje de luces en Benidorm (Alicante) y torea una treintena de festejos sin caballos hasta que el 22 de diciembre del mismo año toma parte en su primera novillada picada, en Santa Cruz de Tenerife, acompañado por Antonio Rubio, Macandro, y Leónidas Manrique. Aunque no pisa el albero madrileño de Las Ventas, el número de funciones menores en que participa es prometedor. No ha cumplido los dieciocho años cuando en la plaza de Zaragoza recibe el 23 de mayo de 1976 la alternativa al cederle Paco Camino, en presencia de Pedro Gutiérrez Moya, Niño de la Capea, la muerte del toro Desorejado, negro, número 8, con 570 kilos de peso en vivo, de la ganadería de Manuel Benítez Pérez. Consigue sus momentos más brillantes en la lidia de la res que cerró el espectáculo a la que cortó las dos orejas. Finalizó tal campaña con cuarenta y cinco corridas en su haber para sumar cuarenta y un ajustes en 1977, pese a haber sido herido de gravedad en el muslo izquierdo al banderillear un astado de Sánchez Arjona en Vinaroz (Castellón) el 6 de agosto. La fecha en que confirmó su alternativa en Madrid es la del 19 de mayo, apadrinada por Curro Romero con Paco Alcalde de testigo de la ceremonia, corrida en la que se lidiaron cuatro toros de Martín Berrocal, uno de El jaral de la Mira y otro del conde de Ruiseñada.

Durante la temporada de 1978 descendieron sus contratos a veintiocho, luciéndose la mayor parte de las tardes, por lo que cabe esperar una recuperación de antiguas posiciones. La consolidación de una categoría, pasados los días en que figuró con carácter de novedad es siempre difícil en el mundo del toro. Durante la invernada de 1978-79 toreó en cosos colombianos y lo haría en cincuenta y cuatro veces en los hispanos en el trascurso de la temporada de 1979, con fechas tan destacadas como la del 23 de abril en Valencia, donde le concedieron tres orejas de astados de la ganadería de Sepúlveda en presencia de Ricardo de Fabra y Manuel Sales; la del 29 de mayo en la plaza de Las Vetas, de Madrid, donde, por cogida de Antonio José Galán, hubo de estoquear tres reses de la vacada de Pablo Romero, ante Antonio Chacón, luciéndose en todo momento y en forma especial en el tercio de banderillas de su segundo enemigo, con el premio de una vuelta al ruedo al terminar de parearle; la del 15 de julio en Benidorm, de donde se llevó tres apéndices auditivos de ejemplares de la divisa de Francisco Galache, con José Ortega Cano y Emilio Muñoz de compañeros de cartel, y la del 3 de septiembre nuevamente en Madrid, donde le otorgaron un apéndice de un pupilo del hierro de Félix Cameno ante Ángel Teruel y Dámaso González.

Una vez más marcha a América para intervenir en esta ocasión en corridas celebradas en Ecuador, y el 9 de agosto de 1980 es herido de gravedad en el muslo derecho por un burel de la vacada de Núñez, en el ruedo de su Alicante natal, percance presenciado por Francisco Ruiz Miguel y Dámaso González. Por ello los contratos cumplimentados tal año no pasaron de treinta y nueve, tras lo que una vez más viaja a Hispanoamérica para actuar en circos de Colombia y Venezuela. El 25 de junio de 1981 es herido en el triángulo de Scarpa, en Badajoz, ante Christian Montcouquiol, Nimeño II, y José Nelo, Morenito de Maracay. Cerró esta campaña con treinta y cuatro corridas en su haber, y cruza el charco por enésima vez para torear ante los públicos peruanos. Bonito triunfo se apunta el 1 de mayo de 1982 en Puertollano al llevarse tres orejas de astados de la ganadería de La Guadamilla, lo que atestiguaron Francisco Alcalde y Morenito de Maracay, prólogo de la tarde posiblemente más feliz de su vida, la del 1 de junio en Madrid, donde junto a Ruiz Miguel y José Luis Palomar triunfó apoteósicamente, al igual que el criador de reses bravas Victorino Martín, en la que cortó dos orejas con salida en Hombros por la puerta grande. Triunfa, asimismo en la feria de Valencia.

Otros éxitos reseñables de esta campaña de 1982 fueron el del 17 de agosto en Ciudad Real, donde alternó con Alcalde y Palomar en la lidia de un encierro de la divisa de Baltasar Ibán, festejo del que se llevó tres orejas; el del 2 de septiembre, en Daimiel, donde le entregaron las dos orejas de una res del hierro de los hermanos Peralta y las otras dos de una del de Viento Verde, con Julio Robles y Juan Antonio Ruiz, Espartaco, de compañeros de terna,  y el del 10 de octubre en Orihuela, con idéntico número de galardones, ahora de ejemplares de la ganadería de Dionisio Rodríguez, en un mano a mano que mantuvo con su hermano Juan Antonio. Cuarenta y siete ajustes firmó este año, que todavía ascenderían a sesenta y cinco en 1983 en la que no se interrumpe la racha de tardes positivas, como la del 15 de mayo en Talavera de la Reina, con cuatro orejas y un rabo para el esportón de toros de la vacada de Joaquín Buendía, delante de Teruel y Morenito de Maracay, el trofeo Antonio Bienvenida donado por la Casa de Córdoba en Madrid; para premiar el arte en el toreo en la feria madrileña de San Isidro; la del 24 de agosto en Cieza ante Dámaso González y Vicente Ruiz, El Soro, con tres orejas y un rabo de pupilos de la divisa de Samuel Flores; la del 4 de septiembre en Mérida, con una oreja más de astados del hierro de Salvador Guardiola y Manuel Ruiz, Arruza, y El Soro de acompañantes en la arena, y la muy notable del posterior día 18 de la plaza Monumental de Barcelona, de donde se llevó un apéndice de las reses corridas en cuarto y quinto lugar, ambas del hierro de Joaquín Buendía, en presencia de Dámaso González –herido en el empeño—y Andrés Moreno.

Toma Parte aquel invierno en funciones celebradas en Perú y México y el 27 de noviembre, en la plaza Sol y Sombra, de Lima, compite con Ruiz Miguel y José Cubero, Yiyo, en la lidia de tres astados de la ganadería de Alonso Moreno de la Cova y otras tres de la de La Ruaca con el Balance de que le entregaron tres orejas bien ganadas. Confirma su alternativa en el colosal recinto de la plaza México de la capital azteca el 5 de febrero de 1984, al cederle Manuel Arruza, en presencia de Ricardo Sánchez, la muerte de un toro de la vacada de José Garfias, con el que se mostró lucido. Poco más tarde le fue otorgado el trofeo de la Asociación Amigos de Claude Popelín, de París, destinado al triunfador de la campaña de 1983 en el país vecino. Repite su buena tarde de Barcelona el 25 de julio de 1984 al llevarse una oreja de cada uno de los ejemplares de la divisa de Baltasar Ibán que formaron su lote, lo que contemplaron Francisco Rivera, Paquirri, y Víctor Mendes. Tras orejas cortaría el siguiente 4 de agosto en Valencia, de bureles del hierro de Manuel San Román, ante José María Dolls. Manzanares, y Juan Antonio Esplá, mientras llegarían a cuatro las ganadas el 11 de septiembre, en Murcia, de reses de la vacada del marqués de Domecq, con Paquirri y el Soro sobre la arena. Sumó otras sesenta y cinco corridas este año de 1984, que se quedaron en cincuenta y tres en el de 1985, siendo destacable las jornadas sobresalientes del 9 de julio en Pamplona donde el mocerío navarro le concedió las dos orejas y el rabo de un toro de la ganadería de José Luis Osborne, proeza contemplada por Manzanares y Espartaco, y del 7 de septiembre en Villena al obtener tres orejas de morlacos de la vacada de Ana Romero, delante de Mendes y El Soro.

Como tardes más afortunadas de la campaña de 1986, en la que se vistió de luces en cuarenta y siete coyunturas, podrían mencionarse la del 12 de agosto en Huesca, Junto a Manzanares y Espartaco, con tres orejas paseadas en triunfo por el ruedo de productos de la divisa de Mari Carmen Camacho; la del 6 de septiembre en Alcázar de San Juan, ante Mendes y José Antonio Carretero, con cuatro orejas de astados del hierro de Bernardino Jiménez, y la del inmediato día 15 en Ciempozuelos, con ganancia de tres orejas de ejemplares de la ganadería de Sánchez Fabrés, y El Soro y José Luis Seseña de complemento del cartel. Torero largo, de amplio repertorio que trata de aumentar con el estudio de antañones textos taurinos, Banderillero espectacular que encuentra toro en cualquier parte gracias a sus portentosas Facultades físicas, con las mismas ansias de triunfo que en su ya lejano tiempo novilleril, cubre con total dignidad un puesto de cualquier cartel de feria postinera. De ahí el buen número de actuaciones que jalonan su actividad profesional, en la que las jornadas felices, como queda esbozado, no constituyen excepción, sino moneda corriente. En 1986 sumó un total de cuarenta y siete corridas, una de ellas en Francia.

Desde los planteamientos que públicamente expone este torero, desde su postura ante la fiesta, no es fácil enjuiciar sus temporadas. Confieso que estoy de acuerdo con la mayoría de sus pronunciamientos, con su forma de sentir la profesión, a la antigua, pero desde una perspectiva moderna que la despoja de lo arcaico y no necesario y fundamental, conservando el rito y la liturgia, mas probablemente el hilo conductor común de todas las demás biografías, el cronológico, no se adapte a las formas de este torero, de acusadísima personalidad, gran conversador y conocedor como del toro y el toreo. No en  vano ha vivido desde niño la fiesta de  los toros plenamente inmerso en ella. El año 1987 lo comienza Luis Francisco en Valencia, en Fallas, el 17 de marzo, alternando con Ortega Cano y Joselito. Lidia un toro de El Torreón, el primero, y otro de Torrealta, al que corta una oreja por una faena que, entre otras virtudes, dice Salvador Pascual en Aplausos, tiene la liga tres derechazos corriendo la mano sin echar la <<pata para atrás>>.

En el toro anterior, Ortega Cano, después de entrar a matar, levantó el dedo índice, no se sabe bien si Voluntariamente o no, como queriendo indicar que era el número uno. En este, Luis Francisco, mientras brindaba al público, con humor, levantaba dos y se autoproclamaba el número dos. Fiel a su principio de divertir al público, en la línea que cada uno sea capaz de crear espectáculo, torea después en Castellón, matando tres toros por cogida de su compañero Víctor Mendes en un cartel de banderilleros que completa El Soro y que habría de repetirse durante toda la temporada. Al último de su lote, que, como el resto, pertenece al hierro de don José Luis Rodrigo, le ha cortado una oreja. En Benidorm vuelven a juntarse los tres el 18 de abril y el siguiente 8 de mayo en Castellón, en la corrida conmemorativa del centenario de la plaza. Su quinto y sexto paseíllos son en Las Ventas. El primero, el 19 de mayo, para matar un lote de Pablo Romero con Dámaso González y José Luis Galloso. El segundo, el 23 siguiente, con el cartel de toreros banderilleros y los toros de los Herederos de don Baltasar Ibán Valdés. Esta vez, por cogida de El Soro, tiene de nuevo que matar tres toros. Torea después en Nimes, Plasencia, Muro, Alicante, donde corta un trofeo a un astado de los Herederos de don Bernardino Píriz Carvallo, y Soria. Los días 7 y 11 de julio lo hace en la feria de San Fermín, con Julio Robles y Víctor Mendes el primer día y con José Antonio Campuzano y Lucio Sandín el segundo. En esta última tarde, con toros de Pablo Romero, sufre una herida gravísima su picador Victoriano canevá. A él le correspondió un toro, el primero de su lote, Chivito se llamó, largo, alto, muy bello, que salto dos veces al callejón.

Hizo cosas de mansos, y también de bravo, engañando a muchos, pero no  a Luis Francisco. En varas fue de uno a otro picador sin atender a los captes. En uno de los encontronazos con el caballo de Victoriano, este salió despedido y en la caída sobre el pitón recibió  una  cornada, como ya he dicho, grave. Se le castigó a Chivito en demasía y lo acusó en la muleta. Esplá lo mató con decoro, y como no había querido banderillear, el ´público, sobre todo el de  sol, se metió demasiado con el torero. En el quinto decidió banderillear. Cuando estaba clavando el primer par, un energúmeno le lanzó una botella que le rozó la cabeza. Con mucha razón se enfadó el torero y dio por terminado el tercio, lo que provocó nuevos cafres le lanzaron esta vez dos, y además de champán . Mató de media y se silenció su labor. A la salida de la plaza, nuevos, o los mismos salvajes, intentaron agredirle, y Luis Francisco prometió, con toda razón, no volver a la plaza donde un grupo así lo trataba. Lástima que unos pocos, como siempre, avergüencen a tantos que no lo merecen. Luis Francisco continuó su campaña, divirtiendo a la gente, y participando en muchas ocasiones con este cartel de banderilleros, en las ferias de Mont-de-Marsan, Santander, otra vez en Valencia en la Feria de Julio, Alicante, Vitoria, Huesca, Bayona, Bilbao, Linares, Murcia, Salamanca, Logroño, la septembrina de Nimes, Valladolid y Zaragoza., lo que prueba la aceptación que tanto él como el cartel de espada banderilleros tienen en las ferias españolas y francesas. Junto con paseíllos en otros cosos ha sumado un total de cincuenta corridas de toros, cinco de ellas en Francia. A él no parece, de momento, importarle este encasillamiento en el cartel de banderilleros, como tampoco apuntarse a las corridas duras en ocasiones, ya que en cualquier caso posee un gran sentido de la lidia y el espectáculo.  

Cuando finaliza 1988, este espada suma, apoyado en el cartel de banderillero –con Víctor Mendes y El Soro–, un total de cuarenta, corridas, cinco de ellas en Francia. Comienza participando en las dos primeras ferias importantes del año, Castellón y Valencia, en ambas con el cartel de los banderilleros, y en la Feria de la Magdalena corta una oreja. Por segundo año se ve desplazado de Sevilla y a Madrid se apunta el 2 de mayo, en la corrida de la Comunidad, con sus compañeros habituales, teniendo que estoquear tres toros por cogida, otra vez, de Vicente Ruiz, El Soro. Los toros pertenecen al hierro de los señores Herederos de don Gabriel Hernández Pla y al tercero de su lote le corto una merecida oreja. Tras participar en una corrida en Jerez de la Frontera y otra en Talavera de la Reina, interviene dos tardes en la Feria de San Isidro, los días 16 y 20 de mayo. En la primera se acartela con Antoñete y José María Manzanares, para dar cuenta de un lote de Los Guateles. Se le pudo disculpar en el tercero, pero no en el sexto, Pajarito, en el que estuvo por debajo de las condiciones del astado, en una tarde en la que esta fue la tónica general. En la segunda, con Víctor Mendes y Morenito de Maracay, que sustituye a El Soro, y toros de los Hijos de don Bernardino Giménez Indarte, se lució en el tercio de banderillas del primero, un toro que se frenaba y al que aguantó mucho y al que no pudo hacer faena por su falta de recorrido. En el cuarto, un ejemplar con sentido, que embestía con la cara alta, fue prendido por la axila y volteado junto a chiqueros. Transcurre un mes sin torear y el 19 de junio reaparece en la corrida conmemorativa del centenario de la plaza de Alicante, festejo goyesco en el que intervienen Rafael de Paula y Julio Robles, con toros de don Manuel San Román Valdés. Luis Francisco, además de su bullir, asentó los pies en el albero alicantino y toreó, entre adornos, primorosamente de capote, cuajó un sensacional tercio de banderillas, cuadrando frente a la cara, y se lució en dos faenas diferentes. No es de extrañar que cortase las dos orejas del astado que cerró el festejo.

Repitió el 24 y con ese festejo acabó el mes de junio. Habrá que esperar hasta el 13 de septiembre para que vuelva a salir en hombros de otra feria importante. Es en Albacete, con el cartel de banderilleros, tras arrastrarse el segundo de su lote, un Benítez Cubero, sin orejas. Participa anteriormente en la feria de San Jaime de Valencia, Béziers, Málaga, Bilbao, Almería y Murcia , poniendo fin a la campaña en Zaragoza el 16 de octubre. Reconoce que no es fácil salir del cartel de toreros banderilleros. En 1989, ante los pésimos toros que les echan, decide abandonar es terna, pechando a cambio con bastantes corridas duras que , en general, reconoce que han embestido más. Comienza la temporada en Castellón, el 26 de marzo, con los compañeros, y realizado el segundo paseíllo en Valencia, el 12 de marzo, con Francisco Ruiz Miguel y Víctor Mendes, cortando la oreja del primer Victorino de su lote. Alterna después con el gaditano antes mencionado y José Antonio Campuzano en Madrid, el 2 de mayo, en la corrida concurso que organiza la Comunidad, matando un astado de Pablo Romero y otro de Torrestrella. De nuevo lidia un lote de Victorino en Nimes, en su cuarto paseíllo del año, alternando el 11 de mayo con Ruiz Miguel y Roberto Domínguez. Más tarde debe afrontar otros dos compromisos en Las Ventas.  El primero, el 13 de mayo, para matar un lote de Pablo Romero que al final, en su caso, se completó con uno de doña Dolores Aguirre Ybarra. El segundo, consecutivo con el anterior en su campaña, el 5 de junio y de nuevo con astados de don Victorino Martín Andrés. Se acartela con Ruiz Miguel y Sánchez Puerto y viste de cobalto y azabache. Al final, en esta corrida se da el mejor espectáculo. Contribuyó a ello la movilidad, la listeza, el picante de Milanero, que dio emoción, y eso es fundamental en la fiesta, todo lo que hizo el magnífico Luis Francisco, que recreó el toreo de antaño. Este ejemplar era de los que podían poner en evidencia a un torero, y el alicantino demostró, sobradamente, su capacidad e inteligencia. Fue toro de gesta para el torero. Un astado complicado, como reconoció el torero. Su faena tuvo un gran mérito, pero público y aficionados son colectivos muy bien diferenciados. En junio torea en Albacete, la corrida de Asprona, con samueles, y Alicante. En Julio lo hace en Santander con otra terna de banderilleros, en Ávila también, en Vitoria para dar la alternativa a Jeromo Santamaría y en Mérida. Doce paseíllos suma en agosto, y aunque corta orejas en varias ferias, su triunfo más destacado es en Santander, el 5 de agosto, alternando con Roberto Domínguez y José Antonio Campuzano. Envía al desolladero sin una oreja a su primero, de la divisa de El Sierro, y sin las dos al sexto, un ejemplar del hierro de don José Benítez Cubero. Torea ese mes, entre otros, en los cosos de Alicante, Huesca, Ciudad Real, Bilbao y Colmenar Viejo. Menos son los ajustes en septiembre, mes en el que destacan sus actuaciones en las ferias de Murcia y Valladolid. El 1 de octubre, en Las Rozas (Madrid), pone punto final a una campaña en la que ha sumado treinta y cuatro corridas, tres de ellas en Francia. Reconoce que no le impresionan los rankings y que sería incapaz de rendir al máximo con ochenta corridas al año.

Alternativa a su Hermano.

Hasta el 14 de abril, en Villarejo de Salvanés (Madrid), no se Viste de luces en 1990. Unos días después lo hace para torear en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, concretamente el 30 de ese mes, con Manili y Emilio Oliva, en la corrida del <<lunes de resaca >> en la que tradicionalmente se lidian los oros de doña María Luisa Domínguez Pérez de Vargas, dejando una gratísima impresión. ¡Qué torero estuvo! El 2 de mayo está anunciado en Madrid, mano a mano con Curro Vázquez, en la corrida concurso de la Comunidad de Madrid. A su primer toro, con el pial de Samuel Flores, lo lidia muy bien en el tercio de varas, un toro que fue soso en el caballo, distraído, con muy poca fijeza y al que Luis Francisco citó en chiqueros, buscando su querencia para banderillear. Al salir de un par cayó delante de toriles y más tarde se confirmaría una fractura en el pie. Curro Vázquez se quedó con los seis, y en tarde fatídica, el sobresaliente Manolo Gómez  también fue corneado en el sexto al hacer un quite. Tarde para olvidar. No puede reaparecer hasta el 28 de julio, en Santander. Al mes siguiente alterna en nueve corridas, con paseíllos en Azpeitia; Alicante, donde corta un apéndice; Palavás; Málaga; Bayona, estas dos últimas actuaciones también con recompensa de trofeos; Ciudad Real; Quintanar de la Orden (Toledo), en donde envía al desolladero a sus toros sin las orejas y al segundo también sin el rabo; Bilbao y Colmenar Viejo. En septiembre, el día 2, en Bayona, mata una corrida de Victorino, cortando una oreja al segundo de su lote; luego torea en Santoña, tres orejas; en Arles se lleva una oreja de un toro de los Herederos de don Salvador Guardiola Fantoni; se suceden después los paseíllos en Albacete. San Martín de Valdeiglesias, Salamanca, Nimes, donde vuelve a arrancar un apéndice a otro Victorino; Valladolid y Madrid. Tras torear en Las Rozas y Zaragoza pone fin a su temporada, truncada por la cogida en Las Ventas, el 20 de octubre, en Arenas de San Pedro.

Solamente suma, por la causa apuntada, veinticuatro corridas, cinco de ellas en suelo francés. La temporada de 1991 está marcada por diversas faenas que la prensa ha destacado, pero el torero sus mejores trasteos han sido en dos festivales, en Cáceres y en Madrid, en ambos casos a toros de don Victorino Martín Andrés. Ambos antes de comenzar su temporada de luces, el 2 de marzo y el 5 de abril, respectivamente. En el de la capital extremeña corta las dos orejas. En el de Madrid, mano a mano con Víctor Mendes, para recaudar fondos con destino a la terminación de las obras de su catedral, solo una, pero también hay que darle el mérito de venir a Las Ventas en ese fecha y con Victorino. Su primer paseíllo vestido de luces es en Sevilla, el 22 de abril,  con toros de doña María Luisa, como ocurriera el año anterior, y después de torear en Badajoz, lo hace el 2 de mayo en Las Vetas, matando un toro de Sepúlveda y otro del hierro citado de Doña María Luisa en corrida concurso ya tradicional en Madrid por esas fechas. Otro paseíllo, en Nimes, el 19 de mayo, con oreja de un ejemplar del marqués de Domecq, pone punto final al mes de mayo, en un año que no torea en San Isidro, feria en la que no se ha anunciado. El 2 de junio participa en una corrida celebrada en Cáceres y los tres compromisos siguientes, el 23, 24 y 29 de ese mes, son en Alicante. Una más en Zamora es el balance de junio. Solamente cuatro ajustes compromete en julio, el primero en Madrid, el día 7; luego, Vitoria, Santander y Saint-Vincent de Tyroisse. En agosto torea más, destacando su actuación en La Coruña con Victorino, el 12 de agosto, acartelado con Morenito de Maracay y Víctor Mendes para inaugurar el Coliseum de esa ciudad.

 Mata otra corrida de don Victorino Martín Andrés en Béziers, el siguiente día 18, pero será el 18 de septiembre, en Nimes, donde con estos toros realice la mejor lidia a un toro impresionante. Alterno con Víctor Mendes y Denis Loré y en el cuarto, un ejemplar de mucho cuajo, con mucho pecho, muy fiero, que deshizo la barrera nada más salir, que se arrancó tres veces al caballo, pero quitándose el palo, triunfó en plenitud de sabiduría y conocimiento. La dos merecidas orejas fueron a parar a sus manos. Pero aún reservaba una actuación modélica a los aficionados de Madrid. Fue en la Feria de Otoño, el 29 de septiembre, en la tercera de sus corridas, en festejo en el que alternó con Víctor Mendes y Emilio Oliva y en el que saltaron al ruedo diez toros. Su primer toro, un sobrero del hierro portugués de don Luis Jorge Ortigão Costa, condenado a banderillas negras, fue uno de los marrajos más difíciles que yo he visto en Madrid. Con él estuvo magistral Luis Francisco. Recordamos en un momento viejos tiempos que se fueron cuando con profesionalidad hizo eso tan añorado que consiste en lidiar un toro, que por eso se llaman de lidia. Se quitó de encima con torería un astado que habría hecho correr a más de uno y que de no estar él en la plaza podría haber vuelto vivo a los corrales. Se acordará siempre Luis Francisco de este Ungido, que así se llamó el morlaco. Suma un total de treinta y seis corridas de  toros, de las que  cuatro las toreó en Francia. Torea meno en 1992, solamente veinticinco corridas, en una temporada en la que no termina de aprovechar la siembra de las anteriores. Comenzó cortando una oreja en Valencia, el 14 de marzo, a un toro de la divisa de Lora Sangrán, pero no volvió a vestir de luces hasta el 19 de abril, en Arles, para matar una corrida de Pablo Romero, de los que estoqueó tres por el percance de Michel Lagravére, siendo aplaudido en ellos.

También se le ovacionó en Nimes, el 5 de junio, en su tercer paseíllo del año, frente a vitorianos , y probablemente para conseguir un triunfo que hace valer ese año, se encerró con seis guardiolas en Madrid el 7 de ese mes. Lidió tres de doña María Luisa Domínguez  Pérez de Vargas, otros tantos de los señores Guardiola Domínguez,  que no fueron los seis Pedrajas elegidos, ya que cuatro fueron rechazados en el reconocimiento. Ningún toro rompió y, aunque se le ovacionó tras la muerte del segundo y el sexto, el triunfo rotundo no llegó. Se mostro, eso sí, como un gran lidiador, un gran rehiletero y garantizó el espectáculo con su sabiduría. Otra corrida de Victorino  mató en Játiva, el 27 de junio, y nuevos guardiolas, difíciles, en la feria de julio valenciana, demostrando como siempre sus dotes de lidiador. En Gijón tocó pelo el 9 de agosto y en Alicante, con un toro de don José Benítez Cubero y otro de El Pizarral, ambas muy merecidas, y otra oreja cortó Victorino en Guadalajara. Cerró esta temporada en Zaragoza, el 11 de octubre, de nuevo con guardiolas. Cuatro de sus actuaciones fueron en Francia, donde tiene gran cartel, pero sin suerte, hasta el punto de resultar cogido en Montde-Marsan. Aunque el número de contratos es similar al del año anterior,  en 1993 mejoran los escenarios. Prueba de ello es que, de sus ocho primeros paseíllos, cuatro son en Madrid, uno en Sevilla y otro en Castellón, Nimes y Cáceres. El noveno es en su tierra, donde de hará dos paseíllos en la Feria de San Juan, el primero el día 23 de junio. Alternó con Litri y Enrique Ponce y en el cuarto de Jandilla, Carretero se llamó, fue quizá más que nunca fiel a su consigna de dar espectáculo. Triunfa en Dax y Béziers con guardiola en el mes de agosto y con toros de los mismos hierros en Valencia en octubre. También con un Victorino en Nimes, el 18 de septiembre. En Madrid, con Murteira, pone fin a esta campaña de 1993,

que tiene como denominador común el haber toreado siempre en cosos de primera y segunda categorías, si se exceptúan Quintanar de la Orden y el prestigioso coso de Colmenar Viejo, donde mató la corridas de Los Eulogio. Sin temor a equivocarme, creo que es el torero que mejor conoce a los toros. Quizá por ello se adelanta a sus reacciones. El tiempo, los años, aumentan su sabiduría y dan algo más de reposo a sus movimientos, algo que ya vimos en el año anterior en la corrida del Día de la Hispanidad en Madrid. Aunque muy querido en Madrid, pienso que en 1994 no termina de ser comprendido en toda su magnitud después de las dos actuaciones del mes de junio, con los cuadris y los victorinos. Había comenzado la temporada toreando una corrida de este último hierro citado en Castellón,  y después de participar en la feria de Fallas mata seguidas otras dos corridas del ganadero de Galapagar en Zaragoza y Nimes, antes de venir a Madrid. La primera en Las Ventas es el 8 de junio, en la vigésima sexta de la Feria de San Isidro, con Víctor Mendes y Óscar Higares de compañeros y dispuesto a dar cuenta de un lote de los señores hijos de don Celestino Cuadri Vides, que decepcionaron, aunque también influyó el viento, que no permitió lidiarlos en los terrenos adecuados. Brilló en esas condiciones su seguridad, su saber estar, su conocimiento de la lidia, porque no era día de pases y más pases y más pases. Fuera de la feria se jugó la corrida de don Victorino Martín Andrés, y para matarla se apuntaron, además de Esplá, Miguel Rodríguez y Óscar Higares. Repitió la actuación anterior: se colocó bien, estuvo fácil con sus dos toros, aunque se le pitó en el segundo por el bajonazo con que lo despachó, facultades en banderillas y por su conocimiento de los problemas de los toros pareció que se entregó menos. El público, como he apuntado antes, estuvo más frío con él de lo habitual, cuando según mi criterio su toreo se ha reposado y tiene otra dimensión previsible que llegase en un torero que desde la infancia jugó al toro. Extraordinaria fue su actuación en Alicante, el24 de junio, con un ejemplar de Aldeanueva al que envió al desolladero sin las orejas. Puede que de las mejores de su carrera en los tres tercios. Vicente Zabala no duda en calificar la faena de antológica. Fue en el quinto de la tarde, en un festejo en el que también participaron José María Manzanares y Paco Ojeda. Veinte corridas torea en 1995, sin pisar este año suelo francés. Solamente seis de ellas no son de primera o segunda y en las de la máxima categoría hace ocho paseíllos. Por propia iniciativa, por convencimiento, para poder dar cada tarde lo mejor de sí mismo, no quiere torear más de una treintena de corridas por temporada. De esta forma, en 1996 torea un total de veintiséis festejos, veintidós al año siguiente, en el que corta una oreja en la plaza de toros de Las Ventas durante la Feria de San Isidro, el 31 de mayo, a un toro de María Olea. En 1998 suma un total de veintinueve paseíllos, bastantes más que en la temporada de 1999, en la que firma un total de quince corridas de toros. La más importante de ellas tuvo lugar el 10 de octubre en la Feria de Otoño. Ese día cortó las dos orejas del último toro de Victorino Martín, al que se le premió con la vuelta al ruedo. Este animal pertenecía a El Califa, pero no pudo estoquearlo por resultar herido. Por tal motivo, Esplá se negó a salir en hombros por la puerta grande. A partir de  ese momento, su presencia en la plaza de Las Ventas se convierte en algo aún más habitual cada temporada. En el año 2000, y quizá propiciado por este último triunfo, el torero alicantino no cumple con su máxima de no torear mas de treinta corridas y suma un total de treinta y tres paseíllos, tres de ellos en Las Ventas, donde el 8 de octubre corta una oreja a un encierro, de nuevo de Victorino Martín. Esa tarde, el varilarguero mexicano Efrén Acosta, que actuaba a sus órdenes, se lleva las mayores ovaciones del festejo por dar una verdadera lección de cómo se ha de  picar un toro, en tiempos en los que la suerte de varas se encuentra minusvalorada. Zaragoza, Córdoba, Málaga, Santander, Bilbao, Albacete, Murcia, Dax y, por supuesto, Alicante, son algunas de las plazas en las que el público pudo apreciar su particular forma de entender la tauromaquia dicha temporada. Al año siguiente, aumente el número de corridas firmadas en Las Ventas, con un total de cuatro. Dos de ellas en la Feria de San Isidro, una el día 2 de mayo y otra para la Feria de Otoño, en la que vuelve a cortar dos orejas a los toros de su lote, que pertenecían al hierro de Carlos Núñez y Manolo González. En el año 2002 actúa en un total de cuarenta y un festejos entre España y Francia, en plazas de primera y segunda categoría, aunque, una vez más la Monumental madrileña vuelve a convertirse en referente de esta temporada, ya que torea en ella cuatro tardes. Su  presencia en la confección de los abonos madrileños se convierte en fundamental. Comienza la temporada 2003 toreando en la Feria de Fallas una corrida de José Luis Pereda, junto a El Fandi y Antonio Ferrera en la que fue ovacionado. Unos días antes, el 2 de marzo, participó en el festival organizado en la plaza de toros de Las Ventas a beneficio de los damnificados por el hundimiento del petrolero Prestige, en el que toma parte junto a Julio Aparicio, Manuel Caballero, Rivera Ordóñez, Uceda Leal y el novillero Alberto Aguilar.

En esa misma plaza, durante la Feria de San Isidro, corta una oreja a un toro de Victorino Martín la tarde del 7 de junio, su segundo compromiso en el ciclo venteño. Esta campaña con un número de  festejos considerablemente menor respecto a la temporada de 2002, en total veintitrés corridas de toros, ocho más que en el año 2004, en el que se anuncia, en cambio, en dos ocasiones con motivo de la Feria de Hogueras de su ciudad natal. Esa temporada estrena nuevo mentor, ya que en noviembre de 2003 finaliza su relación de apoderamiento con Emilio Miranda y Santiago López y se decide por Francisco Sánchez, catedrático de Marketing y amigo personal. En noviembre de 2004, culmina su campaña toreando en la plaza de  toros de Acho (Lima), donde corta una oreja. El 2 de enero de 2005 abre la temporada española en la primera corrida de toros celebrada ese año, en Almería. Festejo matinal en el que el diestro alicantino resultó herido en el tabique nasal. Torea en tres ocasiones en Las Ventas, dos de ellas para la Feria de San Isidro, sin registrar mucha fortuna. Destaca toreando en la Feria de  hogueras de Alicante, en una tarde en la que corta tres orejas a un lote de Jandilla, toreando junto a Enrique Ponce, que ofreció una muy buena tarde de toros, y José María Manzanares. El 14 de agosto, en la plaza de toros de Béziers, resulta prendido, sufriendo perforación de pleura por la fisura de una costilla. Vuelve a anunciarse en Lima la tarde del 6 de noviembre, en la que su labor fue silenciada. En 2006, cuando cumple treinta años de alternativa, torea un total de veintiséis tardes. Vuelve a abril temporada el 2 de enero en  Almería, cortando una oreja del quinto toro de la tarde, perteneciente al lesionado Curro Vivas. Las plazas más importantes en las que actúa son Las Ventas, tres tardes; Alicante, Valencia, Béziers, Zaragoza y Barcelona, donde vuelve tras cinco años de ausencia. En esta última se anuncia tres tardes. La primera de ellas, ellas, el 8 de abril en un festival organizado por la Plataforma para la Defensa de la Fiesta, con la que colabora intensamente; la segunda, el 3 de  septiembre, logra dar dos vueltas al ruedo en su segundo astado de Alcurrucén, mientras que en la tercera comparecencia, el día 24 de ese mismo mes, es ovacionado y tiene que dar de nuevo una vuelta al ruedo tras la muerte de su  segundo toro. Unos días antes, el 9 de  septiembre, resulta lesionado en la plaza alicantina de Monóvar, sufriendo fractura de dos costillas. Algunos, por esa presunta cicatería en los contratos, frente a la inflación en los contratos, de los que encabezan el escalafón, no lo consideran figura. A este maestro, el tiempo, como el toro. Lo ponderarán en  su sitio. El de privilegio que se ha ganado honradamente como torero, pues es un auténtico maestro y un gran defensor de la fiesta, debido a su concepto del toreo y de la vida, que le han posibilitado tener muchas relaciones con las elites intelectuales.

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