HISTORIA DEL TORERO

JOAQUÍN BERNADÓ BARTOME

Publicado el 2 de marzo de 2022
Abel Murillo Adame logo

Diestro catalán y torerito fino, pero deficiente estoqueador, el cual ha desmentido la frase de que << Nadie es profeta en su tierra>>, pues entre novilladas y corridas de toros ha actuado en la Ciudad Condal 166 veces. Nació en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) el 16 de agosto de 1936 y se presentó en Madrid como novillero el 23 de junio de 1955, con Montenegro y Jaime Ostos y ganado de Villagodio. Produjo buen efecto y cortó una oreja.

Tomó la alternativa en Castellón de la Plana el 4 de marzo de 1956 de manos de Antonio Bienvenida, con Julio Aparicio de testigo y toros de Arranz. Y se la confirmó en Madrid Mario Carrión el 10 de mayo siguiente, con Joselito Huerta de segundo matador y toros de <<El Pizarral>>.

Joaquín Bernadó, que toreó 250 tardes en Barcelona, 75 en Madrid, 200 en México, transitó por la vida como lo hizo en los ruedos, un gentleman que mimaba con el capote, acariciaba con la muleta, sin aspavientos, con la sencillez majestuosa de los maestros. Una gesta, la de matar seis toros, que fue su despedida de los ruedos el día de La Mercè de 1983. Cuando su fiel mozo de espadas de tanto años le quitó al añadido- el corte de coleta de los clásicos- la Popular Sansense, interpretó una sardana, entre la emoción y las ovaciones del público. Volvió a los ruedos en 1987,sumó pocos contratos y se retiró definitivamente en Madrid, en 1990. Y en la serranía madrileña se instaló Quimet – colaboró durante años en las retransmisiones taurinas de Tele Madrid, aportando su juicio siempre sabio y ponderado- , y con la deriva antitaurina de Catalunya ya nunca quiso volver, siendo como era el torero catalán por antonomasia.

Afortunadamente, ha sido poco castigado por los toros. El hombre se defiende toreando unas 20 corridas por temporada

Nombrado en el 1976 Hijo Ilustre, recibió en el 1988 la Medalla de Oro de la ciudad al Mérito Artístico Pero sin duda a Joaquín Bernadó, que ha muerto a los 86 años de edad en la Residencia muy cercana a su domicilio en la Sierra de Madrid, en el que se instaló hace décadas, se le puede considerar el mejor torero catalán de la historia.

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