Imaginad una fragata cuya estructura y proporciones del casco satisfagan al más exigente, porque igual expresan la robustez como la ligereza; que el corte de la proa sea irreprochable; que la colocación airosa de los tres palos gane las miradas de todos; que su conjunto, en fin, de armonía, fuerza y hermosura llene todos los requisitos apetecibles… Una fragata así tiene que navegar bien a la fuerza, ¿verdad? Pues esa fragata es Antoñete; pero Antoñete no navega frecuentemente como de él hay que esperar, sin duda porque lleva el velamen más veces recogido que desplegado. Y es una pena que quien pudiendo ser <<mandón>> del toreo se resigne con ser un segundón con eclipses. Nació en Madrid el 24 de junio de 1934 y se presentó en el ruedo de Las Ventas el 5 de igual mes de 1952 con el Boni (M.) y Carriles y novillos de Navalón; recibió la alternativa en Castellón de la Plana el 8 de marzo de 1953, de manos de Aparicio, con Pedrés de testigo y toros de Francisco Chica, y la confirmó en Madrid el 13 de mayo de dicho año, actuando R. Ortega de otorgante y el mencionado Aparicio de segundo matador.
Desde entonces, tan pronto bordea la primera fila como ocurrió en 1967, que toreó 50 corridas, como una calma chicha le deja medio paralizado. Todo depende de la hinchazón de las velas. En 1968 estuvieron recogidas y no toreó más que 27 veces. pero aún fueron menos las de 1969, que apenas llegaron a media docena.
El 16 de febrero de 2001, el Consejo de Ministros reconoció su trayectoria con la medalla al Mérito de las Bellas Artes.
Antoñete falleció el 22 de octubre de 2011 a los 79 años en el hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, donde estaba ingresado a consecuencia de una grave enfermedad respiratoria. Padeció durante años de un enfisema pulmonar. Murió acompañado de todos sus hijos y de su segunda esposa, Karina.
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