HISTORIA DEL TORERO

VICENTE RUIZ SORO (El Soro)

Publicado el 23 de diciembre de 2023
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Matador de toros, nacido en Foyos (Valencia) el 30 de mayo de 1962, que comenzó a intervenir en festejos modestos durante la temporada de 1977. La primera res la estoqueó en la localidad valenciana de Meseros. El 16 de julio del siguiente año pisa el alberos de la plaza de Valencia para actuar como sobresaliente de espada en la corrida que se celebra como prólogo al desencajonamiento de los toros a lidiar en la feria de San Jaime. Banderilleó los dos astados lidiados, de la divisa de Pilar Martínez, que serían estoqueados por Ramón Monzonis, El Moncho, y Ángel Fernández, Angelete, teniendo la desgracia de ser corneado de cierta gravedad. Empero, se asegura que tiene condiciones para acceder rápidamente de categoría. En el festejo que habitualmente se celebra en Valencia con ocasión del desencajonamiento de los toros a lidiar en las corridas de su feria de julio, función que tuvo lugar en la plaza de la calle de Játiva el 25 de dicho mes de 1979, cortó la  oreja al astado del hierro de Pedro Martínez Pedrés que le correspondió. Interviene por primera vez en una corrida con picadores, en el mismo recinto valenciano, la tarde del siguiente 19 de agosto, para alternar con Andrés Blanco y Luciano Núñez en la lidia de una encierro de la divisa de Flores Albarrán, cortando un apéndice del novillo que cerró plaza. Toreó media docena de corridas con caballos esta temporada y alcanza un triunfo de cuatro orejas y un rabo al competir el 5 de mayo de 1980, en Puertollano, con José Luis Vázquez en la lidia de astados de la vacada de Blanca Belmonte, en novillada ferial abierta con la intervención del rejoneador Ángel Peralta. El inmediato día 11, nuevamente en Valencia, y en presencia de los citados Blanco y Núñez, le concederían las dos orejas de cada uno de los dos ejemplares de la ganadería de El Torero que formaron su lote, mientras el 28 de junio, en Alicante, serían tres las orejas que paseó por el ruedo, de reses de la divisa de Juan María Pérez-Tabernero, lo que pudieron testificar Pepín Jiménez y Arturo Blau Espadas. Bien afortunada fue la tarde del 6 de julio –feria pamplonesa de San Fermín–, en la que cortó las dos orejas de un producto del hierro de Barcial ante Andrés Blanco y José Luis Vázquez, en tanto que, una vez más en Valencia, el 3 de agosto, se llevaría tres orejas de pupilos de Daniel Ruiz, con Blanco y Antonio Ramón Jiménez de compañeros de terna.

Totalizó cuarenta y cinco novilladas en su haber este 1980, con lo que se colocaba en el segundo lugar de su escalafón, en una rapidísima subida de su cotización. El 19 de marzo de 1981 en Alicante, con Pepín Jiménez y Blau Espadas de compañeros de cartel, cortaría tres orejas a novillos del hierro de Francisco Galache. No pasaron de treinta y cuatro las corridas en que participó en 1981 y a comienzos de la posterior campaña, el 14 de marzo en Valencia, recibe la Alternativa de manos de Francisco Camino, quien le cede la muerte del toro Agraciado, de la ganadería de Torrestrella, con José Luis Vázquez de testigo de la ceremonia. El toricantano entusiasma nuevamente a sus paisanos, quienes le premian con tres orejas. Por ello recibiría el trofeo donado por el Club Taurino de Valencia destinado al triunfador de aquellas corridas falleras. El día 21 del mismo mes, en Castellón, le otorgarían una oreja de un astado de la vacada de El Pizarral y las dos y el rabo de otro de Dolores Aguirre, lo que presenciaron Dámaso González y Emilio Muñoz. Lleva a cabo su presentación en el madrileño coso de Las Ventas, el 21 de mayo, para confirmar su alternativa, actuando Rafael Soto, Rafael de Paula, y Pepín Jiménez como padrino y testigo, respectivamente, del protocolo. Se corrieron en tal efemérides cuatro reses de la divisa del marqués de Domecq, una de la de Núñez y la restante de la de Juan María Pérez-Tabernero, no logrando el toricantano agradar al público capitalino. Es repetido en la plaza de la calle de Alcalá el 2 de junio y es herido de cierta consideración por un morlaco de la ganadería de Lizardo Sánchez, delante de José María Dolls, Manzanares, y Pedro Gutiérrez Moya, Niño de la Capea. Este percance queda bien pronto olvidado ante una larga serie de éxitos que se producen a continuación entre los que deben señalarse el del 18 de julio en Marbella con tres orejas de reses del hierro de Gabriel Rojas, ante Francisco Rivera, Paquirri, y Pedro Castillo, el del 6 de agosto en la feria de la Virgen Blanca de Vitoria con los máximos trofeos de un ejemplar de la vacada de Joaquín Buendía, con Paquirri y Niño de la Capea de compañeros de fatigas, y el del 16 de agosto en Játiva, con un total de cuatro orejas y un rabo de toros de la divisa de Cebada Gago en presencia de Paquirri y Pedro Castillo.

Puso término a su primera campaña como matador de toros con cincuenta y cuatro contratos cumplidos y marcha a Hispanoamérica para torear en ruedos de Venezuela, Ecuador, Perú y Colombia. El 16 de mayo de 1983 en Talavera de la Reina –un aniversario más de la muerte de José—alterna con Emilio Muñoz y Francisco Ojeda, en la lidia de bureles de la divisa de Celestino Cuadri, con el magnífico resultado de cortar tres orejas y un rabo, en tanto que el inmediato día 25, en Córdoba, le entregarían las dos orejas y el rabo de un astado del hierro de los hermanos Puerta, delante de Manuel Ruiz, Arruza, y Luis Francisco Esplá, Para redondear su labor en la ciudad de los califas; al día siguiente, el botín sería de tres orejas de reses del conde de la Corte, lo que contemplaron Dámaso González y Francisco Ojeda. Cuatro orejas de elementos de la ganadería de Gabriel Rojas le serían ofrecidas el 29 del mismo mayo en Cáceres, ante Paquirri y Luis Francisco Esplá, y cuatro orejas y un rabo se llevaría en su esportón el 25 de julio en Tudela, hazaña contemplada por Ángel Teruel y Miguel Espinosa, Armillita Chico. El mismo número de galardones logra el 21 de agosto en Antequera, al competir con Manuel Arruza y Pedro Castillo en la lidia de tres  cornúpetas de la vacada de los hermanos Núñez y los otros tres de la de Núñez Moreno Guerra. Para finalizar este compendio de triunfos alcanzados en la temporada española de este 1983, cabe señalar el del 22 de septiembre en Talavera de la Reina, con los máximo trofeos de cada uno de los elementos de la divisa de Joaquín Buendía, en presencia de Paquirri y Luis Francisco Esplá. Ascienden a sesenta y tres los ajustes cumplimentados este 1983 y vuelve a cruzar el charco para participar en corridas que tienen por marco plazas de Perú, Colombia, Venezuela y Ecuador, no faltando las tardes afortunadas como la del 28 de diciembre en la ciudad colombiana de Cali, de donde se llevó dos orejas de toros de la ganadería de Fuentelapeña, con José María Manzanares y Jairo Antonio Castro de compañeros en el redondel, o la de tres días después en el mismo coso, con tres orejas de pupilos de la vacada de Salento, delante de Dámaso González y Jaime González, El Puno, o, asimismo, la del 19 de febrero de 1984 en Bogotá, la capital de Colombia, con otras tres orejas de astados del hierro de Vistahermosa, cuando alternaba con Sebastián Palomo Linares, y César Rincón.

Le es entregado el trofeo que la Diputación Provincial de Valencia concede al triunfador de las corridas falleras, en su edición de 1984, tras apuntarse un bonito éxito en la festividad de San José, al cortar dos orejas a una res de la ganadería  de Torrestrella ante Niño de la Capea y Francisco Ojeda. El 20 de mayo, en Talavera de la Reina mantiene un mano a mano a con Paquirri con ganado de Joaquín Buendía, con el apoteósico resultado de que le otorgaran las seis orejas de sus enemigos, en tanto el inmediato día 25 en la feria cordobesa le harían entrega, en presencia de Francisco Ojeda y Fermín Vioque, de tres orejas de ejemplares de la divisa de Antonio Arribas. En los sanfermines pamplonicas, el 9 de julio, resulta herido de gravedad al lancear a su primer oponente, del hierro de Guardiola Fantoni, importante contratiempo contemplado por José María Manzanares y Tomás Campuzano. En el ruedo de Béjar le concederían el 4 de agosto las cuatro orejas y los dos rabos de toros de la vacada de Martín Berrocal, en presencia de Palomo Linares y Vioque y el posterior día 16 en Játiva le entregarían, ante Emilio Muñoz y Francisco Ojeda, las dos orejas y el rabo de un astado de la ganadería de Marcos Núñez e idéntico número de despojos de otro de la de Los Guateles. En cincuenta y cinco funciones intervino en este año de 1984, prólogo para sus salidas a los ruedos de Colombia y Ecuador para los que había firmado contratos en tal invernada. Un lamentable incidente protagonizó el 12 de mayo de 1985 en Valencia al agredir en pleno ruedo a su compañero José María Manzanares, con el que competía mano a mano con reses de la divisa de los hermanos González Sánchez Dalp, siendo abroncado por el público de la capital levantina, entre los que no faltaban la nutrida legión de partidarios del torero de Foyos al que tan reiteradamente había alentado y aclamado, pero que en tal circunstancia censuraron no solamente su deslucida actuación torera, sino también la falta de compañerismo demostrada. El 18 de julio en La Línea de La Concepción, corta tres orejas de pupilos del hierro de Cebada Gago delante de José Antonio Campuzano y José Ortega Cano, en tanto el 10 de septiembre, en Cehegín,  se llevaría cuatro orejas de elementos de la ganadería de Javier Molina, con Julio Robles y Espartaco de complementos de terna. Nuevamente corta los máximos trofeos, ahora de astados de la ganadería de El campillo, el inmediato día 16 en Arganda del rey, lo que pudieron presenciar Luis Miguel Campano y Emilio Oliva. Tomó parte en 1985 en cincuenta y cuatro corridas de toros y, una vez más, acude a la cita de los cosos de ultramar, para dejarse ver en los de Colombia. En León, el 24 de junio de 1986, le hacen entrega de tres orejas de reses de la vacada de Sánchez Arjona ante Tomás Campuzano y Víctor Mendes y el 24 de julio en Santander el botín es de las dos orejas y el rabo de un toro de la divisa de Sánchez Arjona, mientras sus compañeros de cartel son ahora los hermanos Luis Francisco y Juan Antonio Esplá. El 17 de agosto, en Gijón, le otorgan hasta cuatro orejas, de productos del hierro de Los Majadales, en presencia de Juan Antonio Esplá y Morenito de Maracay.

Poco después es operado de menisco, lesión que venía arrastrando desde tiempo atrás. El 8 de septiembre ya se encuentra en condiciones para cumplir el contrato suscrito con la empresa de Murcia para alternar con Luis Francisco Esplá y José Ortega Cano en la lidia de toros de las ganaderías de Fermín Bohórquez y Atanasio Fernández, cortando una oreja y dos orejas, respectivamente, a sus enemigos. No se va de vacío de la feria de Zaragoza, ya que el 8 de octubre cortaría tres orejas de ejemplares de la divisa de Manuel González, con Luis Francisco Esplá y Víctor Mendes, en una combinación de espadas banderilleros muy del agrado de todos los públicos. Ciñó el traje de torero en treinta y nueve coyunturas en 1986 y cruza el Atlántico para participar en funciones colombianas y venezolanas, tras haber sufrido una nueva intervención quirúrgica en la rodilla lastimada. En el albero venteño y ventoso de Madrid es herido de cierta gravedad el 23 de mayo de 1987, por un astado del hierro de Baltasar Ibán,  e presencia de los espadas banderilleros antes citados, percance que le tiene inactivo hasta el 7 de junio, fecha en que reaparece en Santisteban del Puerto en otro cartel de rehileteros formado por Juan Antonio Esplá y Morenito de Maracay. Se corrieron en tal  oportunidad pupilos de la ganadería de Jiménez Pasquau y consigue El Soro un total de cuatro orejas y un rabo; cierra esta temporada con sesenta y una actuaciones. Torero que ha mantenido, y aún practica en ocasiones, un toreo de corte tremendista, su nombre parece imprescindible en carteles de ferias de segundo orden. Parece que la versión de su forma de interpretar el toreo está, felizmente, un tanto en desuso.

Todo ello es perfectamente compatible con las muestras de valor y deseos de complacer al respetable que le han venido acompañando en su vida torera. Su facilidad y vistosidad como banderillero le presentan como pieza indicada para la confección de este tipo de carteles, lo que ya, de por sí, es un merecido elogio. Vuelve a participar en un elevadísimo número de festejos en 1988, año en el que suma un total de sesenta y cinco corridas de toros, de las cuales cuatro las torea en suelo galo. Esta es su séptima temporada como matador de toros y la cuarta que era apoderado por los hermanos Lozano, con quienes arranca la campaña en Castellón, el 6 de marzo, en el consabido cartel de toreros banderilleros que con él integran Luis Francisco Esplá y Víctor Mendes. Lidia dos ejemplares de Los Guateles, cortando una oreja al segundo de ellos. Los tres paseíllos siguientes son en Valencia, en Fallas, los días 13, 16 y 19 de marzo, consiguiendo salir en hombros la segunda de las tardes al desorejar a un toro, el segundo de su lote, con el hierro de Concha Navarro, y Curro Vázquez y Fernando Cepeda en el cartel. Ha sido un comienzo algo titubeante, que incluso provocó la despedida del coso de la calle de Játiva, en su primera actuación, con almohadillas por parte de la afición que tanto le apoya. Poco después rompe con los hermanos Lozano, ya que en palabras del propio torero <<mi etapa con los Lozano había terminado. La decisión la tomé durante el invierno, pero la mantuve en silencio para no perjudicarme a mi mismo>>.Afirmaba, con cierto disgusto, que le había dolido que el último año estuvieran más pendientes de Espartaco y Fernando Lozano. <<Yo era el último, y creo que no merecía ese trato>>. Tras algunos paseíllos en Priego de Córdoba, Arlés, Cáceres, el 23 de abril, donde corta tres orejas, y Barcelona al día siguiente, torea el 2 de mayo en Madrid, con los compañeros banderilleros ya citados, y de nuevo sufre un importante tropezón en un coso en el que no consigue entrar. Además tiene la mala suerte de producirse una herida incisa en la región dorsal de la mano izquierda que secciona el tendón extensor del tercer dedo. Ha lidiado un solo toro, que, como el resto, luce la divisa de los señores Herederos de don Gabriel Hernández Pla. Por esta causa pierde la Feria de San Isidro y deja en blanco todo el mes de mayo, despareciendo en Trujillo, el 4 de junio, con otro espada banderillero, el venezolano Morenito de Maracay, con quien mata mano a mano dos toros de don Santiago Martín Sánchez y otro de El Torreón, que hizo segundo de su lote. Durante ese mes torea siete corridas más, entre ellas una en Ciudad Real, donde sale en hombros, y otra en Badajoz, coso que abandona de igual guisa.

En julio despacha algunas corridas más de las previstas, beneficiándose sin proponérselo del accidente de Víctor Mendes que le permite entrar en carteles de toreros banderilleros sustituyéndole. Grande es su triunfo en Santander, el 21 de julio, donde corta dos orejas a un toro de El Sierro, reafirmando su condición de ídolo que tiene en ese coso del norte español. Dos tardes participa en la feria de San Jaime de Valencia y en la segunda de ellas, el 31 de julio, realiza una buena faena a un toro de don Manuel Martín-Peñato, que se premia con una oreja, en cartel que comparte con los hermanos Esplá. Su campaña esta siguiendo una trayectoria ascendente. Y así debe ser, ya que hace diecisiete paseíllos, entre los que destacan los del día 15 en Calatayud y el 25 en Almería. En el primero de ellos, con Luis Francisco Esplá y Víctor Mendes, envía al desolladero sin las orejas a los dos toros de don Antonio Pérez de San Fernando que estoquea, y en el segundo, en idéntico cartel de toreros, pero con astados de los señores Herederos de don Salvador Guardiola Fantoni, corta tres orejas, y con el que cierra plaza, Fuente chica, hace una gran faena, que se premia con las dos, siendo el toro merecedor de la vuelta al ruedo. En septiembre vuelve a sumar una gran cantidad de festejos, dieciocho en total. Estuvo presente en las ferias de Palencia, Murcia, Albacete, Salamanca, Guadalajara, Valladolid y Logroño, entre otras de manos fuste. Pone fin a esta campaña, ya dirigida desde Fallas por Martilla, en Zaragoza, el 16 de octubre, y queda colocado para seguir en este cartel de espadas banderilleros, que es una garantía segura para los empresarios, que han rebajado las condiciones de todo tipo a estos toreros, sobre todo en la elección del ganado que han de lidiar. Viajó a México y en noviembre participó en tres corridas de toros. Una en Guadalajara, donde el día 13 cortó cuatro orejas y un rabo; otra en Puebla y la última de nuevo en Guadalajara, sin que pudiese repetir el éxito. También hizo dos paseíllos en el mes de enero, en Puebla y Morelia. La temporada de 1989 la inicia en Castellón, el 26 de febrero, en el cartel de toreros banderilleros, con toros duros de doña Dolores Aguirre Ybarra, sin nada reseñable. Como es habitual, participó en la feria de Fallas, en la que cortó una oreja a un ejemplar de doña María del Carmen Camacho García, en otro cartel de banderilleros, esta vez con Morenito de Maracay y Víctor Mendes. Hizo un paseíllo en Barcelona, en otro cartel de espadas banderilleros, ahora el nuevo es Niño de la Taurina, el 26 de marzo, y ya no torea hasta el 15 de abril en Sevilla, la primera de sus actuaciones en el serial abrileño. La segunda es el siguiente día 17 y ha de marcar toda su temporada. Se acartela ese día con José Antonio Campuzano y Emilio Oliva para estoquear la tradicional corrida de doña María Luisa Domínguez Pérez de Vargas.

Una corrida que, como también es tradicional, está muy bien presentada, algunos espectaculares en la emocionante suerte de varas y con una gran movilidad. Saltó al ruedo en segundo lugar Vinatero, que tomó un puyazo largo del que salió suerto, otro más recargando y un tercero después de arrancarse a gran distancia. En el tercio de banderillas, El Soro colocó un primer par al cuarteo. El astado le persiguió haciendo hilo con él, no hubo un capote, como el de Calderón en Madrid, que cortara el viaje del toro y el espada tuvo que saltar apresuradamente la barrera. Cayó mal y se lesionó. El 27 de julio, en Valencia, reaparece para dar la alternativa a su hermano. El percance le ha dejado fuera de las ferias importantes y en agosto solo mete la cabeza en la de Gijón, donde corta dos orejas, y Bilbao, en corrida de diestros banderilleros, cartel en el que entra con demasiada frecuencia y en el que se han acentuado las pocas garantías del ganado que se lidia. No le gusta esta situación, cree que la gestión de su apoderado le está encasillando en ese tipo de corridas y decide romper con él y continuar la temporada haciéndose él mismo los contratos. Entra en las ferias septembrinas de Palencia, Murcia, Albacete, Salamanca y Valladolid y tras torear en la del Pilar de Zaragoza, el 15 de octubre pone fin a su campaña en Ávila. Mala temporada, rota por la lesión de Sevilla, en la que únicamente ha sumado treinta y cinco corridas, todas ellas en España. De nuevo viaja a México y el 17 de diciembre torea en Celaya, cortando tres orejas, y el 25 del mismo mes en Guadalajara, llevándose un apéndice de un ejemplar De Haro. Antes de comenzar la campaña española de 1990 todavía, el 4 de febrero, torea en Morelia. El propio torero de Foyos no duda en calificar la temporada de 1990, cuando esta finaliza, como la más triste de su carrera, debido a las lesiones padecidas. Desde ese prisma debe contemplarse esta temporada del torero valenciano, que, a pesar de ello, ha participado en un total de treinta y nueve corridas de toros, una de ellas en Francia, sin faltar a sus citas de Valencia y Castellón, pero quedando al margen de Sevilla, Madrid, Córdoba, Bilbao y Zaragoza. Sus paseíllos este año son en plazas de menos categorías y solamente sus actuaciones en Santander, el 27 de julio, donde tiene que ser atendido durante la corrida al reproducírsele una lesión; en Murcia el 8 de septiembre; en Albacete, el 14 del mismo mes; en Salamanca, el 16, y en Valladolid, el 23, exceptúan la afirmación del comienzo. Ha sido, como el torero reconocía, una temporada para olvidar, que además le ha obligado a perder una veintena de contratos en América. Una diferencia con la empresa dirige el coso de la calle de Játiva le deja apartado de sus ferias de Fallas y San Jaime en 1991. Arranca su campaña en Castellón, en la de la Magdalena, y cuando el 13 de octubre en Zaragoza da por finalizada la misma ha toreado un total de cincuenta y cuatro corridas de toros, tres de ellas en Francia. Después de Castellón, su primera cita importante es en Madrid, donde está anunciado el 31 de mayo, con Ruiz Miguel y Juan Cuéllar.

/El cartel ha que, tanto el gaditano como él llevan varias temporadas sin pisar el albero madrileño. Los toros anunciados son de doña Dolores Aguirre Ybarra, un lote variados, mansos y otros que dieron un juego excelente, y no fueron a las manos de Vicente. De nuevo un respetuoso silencio subrayó cada una de sus actuaciones, plaza en la que tiene otra cita, esta aún más importante, en San Isidro. Es el 10 de mayo con Manili y Rafael de la Viña y toros de Peñajara, que blandearon y además el quinto, segundo de El Soro, sacó mucho sentido. No ha conseguido nada en su actuación de la feria. Fue pitado en los dos y, lo que además parece evidente, después de tantos años de alternativa tampoco un éxito en Madrid va a cambiar su trayectoria. El resto de sus actuaciones son en cosos de poca importancia taurina, si se exceptúan Santander, Gijón, Málaga, Huesca, Colmenar Viejo, Murcia o Albacete. Arregladas sus diferencias, vuelve el 9 de octubre a la plaza de Valencia, para torear mano a mano con el también valenciano Enrique Ponce. Se lidian seis ejemplares de la ganadería de los señores Herederos de don José Cebada Gago, ovacionados en el arrastre, a los que no se vio en varas y que llegaron con la suficiente movilidad al último tercio. Tanto han cambiado las cosas, que el éxito de la corrida se debe a que los toros han cambiado con un solo puyazo. Hubo espectáculo, la gente salió muy contenta y El Soro, después de cortar una oreja al tercero y otra, protestada, al quinto salió en hombros con su compañero. Como ya he dicho, el 13 de octubre, en Zaragoza, puso fin a su campaña española, dispuesto, eso sí, a torear en América, donde le esperan en Colombia, Perú y Venezuela. En 1992, la feria de Fallas va por delante de la Magdalena, y en ella comienza su temporada Vicente Ruiz, El Soro, el 14 de marzo, con salida en hombros del coso de la calle de Játiva. Repite el 19 y corta una oreja, idéntico balance al del día 22, todavía de marzo, en Castellón.

En banderillas, su fuerte, a una gran parte del público de Madrid no le gusta la forma de interpretar las sueltas, con esas preparaciones espectaculares, saliendo por cualquier terreno y tomando el olivo que le han proporcionado en otras plazas tantos triunfos. No por ello dejan de reconocer el gran mérito del torero, que expone una enormidad y se entrega en sus actuaciones. El resto de la temporada está marcado por una enorme regularidad en los triunfos y por no  hacer ascos a las denominadas ganaderías duras. Ha matado dos de don Victoriano Martín Andrés, una en Játiva, el 27 de junio, a la que le ha cortado tres orejas. Otra en Palencia, el 6 de septiembre, llevándose otro apéndice. Dos de la familia Guardiola Domínguez. La primera en la feria de San Jaime valenciana, el 19 de julio; la otra, el 11 de octubre en Zaragoza. También ha despachado una de Pablo Romero en Calahorra, el 30 de agosto, y otra en Lorca, el 27 de septiembre. De don Eduardo Miura Fernández. En relación con las ferias más destacadas de la temporada, está presente en la de Granada, con salida en hombros; Vitoria, Gijón, con nuevo triunfo tras cortar tres orejas; Murcia y Valladolid. Antes de cerrar la campaña en Zaragoza, el 9 de octubre, de nuevo se encierra en el coso valenciano para despachar mano a mano con Ponce un lote de los señores Herederos de don José Cebada Gago, repitiéndose el cartel del año anterior y saliendo de nuevo en hombros. Ha finalizado con cincuenta y una corrida en su haber, todas ellas en España. Baja un poco el número de ajustes en 1993, año que torea en España un total de cuarenta y siete corridas de toros, de las que nueve son en cosos de primera categoría –Valencia, Madrid y Zaragoza—y diez en plazas de segunda. El resto de sus paseíllos los efectúa en localidades de menos categoría taurina, aunque sus ferias, como en el caso de Gijón, Colmenar Viejo y Pozoblanco, sean de idéntica importancia a las de plazas de segunda. Arranca en Castellón, el 14 de marzo, cortando una oreja a un toro del señor Heredero del conde de la Corte, y en Valencia, el 18 y 19 de marzo, no revalida los triunfos de otros años, con toros de los señores Herederos de don Atanasio Fernández Iglesias y Sepúlveda, respectivamente.

Su mayor éxito en este comienzo de temporada y quizá de toda ella es en Cáceres, el 29 de mayo, con toros de don Victorino Martín Andrés. En el segundo festejo de esa feria, con Víctor Mendes y Luis Francisco Esplá, cortando una oreja a Pocapena, un ejemplar al que se premió  con la vuelta al ruedo, y dos al quinto, otro excelente astado de este gran ganadero. En Madrid, los anteriores días 16 y 28 de mayo, sus actuaciones son para el olvido. Todavía hay otro paseíllo este año en Valencia, el 10 de octubre, donde cortó una meritoria oreja a un toros de los señores Herederos de don Salvador Guardiola Fantoni, y en Madrid, coso en el que el 12 de octubre da la vuelta al ruedo tras dar cuenta de un ejemplar de la divisa portuguesa de don Joaquín Manuel Murteira Grave. En la primera vuelta al ruedo en el coso de Las Ventas después de once años, en tarde que vistió de gris perla y oro y armó un verdadero alboroto en banderillas. Lástima que luego no se acoplara con la buena embestida de este toro, sexto del festejo, porque sin duda hubiese cortado una oreja, que se había perdido. Justo es señalar que estuvo bien con el capote en sus dos toros y en el de la vuelta en el tercio de banderillas, con sus pares al molinillo, bautizados con ese nombre por Matías Prats, que podrán no gustar, pero hay que reconocer en el oficio y preparación técnica para sincronizar exactamente con el viaje del burel.

Encara la temporada de 1994 con mucha ilusión después del final importante de la anterior, haciendo el primer paseíllo en la feria castellonense  de la Magdalena. En la siguiente cita importante, las Fallas valencianas, se anuncia dos tardes, el 12 y el 19 de marzo, saliendo por la puerta grande el segundo de los días, tras cortar una oreja a cada Juampedro de su lote. Alterna con Espartaco y Ponce, que le acompañan en la salida en hombros. Su siguiente paseíllo es en Montoro, donde corta un rabo, y tras esta actuación en Benidorm, el 8 de abril, donde se encierra por vez primera con seis toros en solitario, matando astados de seis ganaderías diferentes, cortando dos orejas al de los señores Hermanos Sánchez-Arjona y de don Victoriano Martín Andrés, que se juega en quinto lugar. A los de Alcurrucén y Torrestrella, tercero y cuarto, les arranca una, y no contento, regala el sobrero de don Marcos Núñez, que vuelve al desolladero sin una de sus orejas. Han actuado de sobresalientes su hermano y Daniel Fernández, El Dani, y ha compartido el tercio de banderillas de tercero con el excelente rehiletero Rafael Corbelle.

Unos días más tarde, jugando al frontón en Valencia, sufrió un tirón de su rodilla izquierda, lesión que había aparecido en Montoro y que ya había olvidado, quedando su pierna bloqueada. Viaja a Madrid el día 18 y veinticuatro horas mas tarde le interviene el doctor Guillén de una rotura de menisco y lesión de un cartílago, lo que le obligará a permanecer al menos quince días sin vestir el traje de luces. Sacrifica su corrida de Guardiola en Sevilla para poder torear en San Isidro las dos tardes que ha contratado, pero tiene que ser sustituido al no encontrarse restablecido del todo. Tiene que posponer su reaparición para unos días más tarde, en Segovia, pero realmente comienza una dura lucha con sus rodillas, Decide cortar la temporada y ponerse de nuevo en manos del doctor Guillén para que repare su rodilla izquierda. No puede reaparecer en las Fallas de 1995, donde está incluso anunciado, y todavía en julio de este año de 1995 el torero de Foyos es de nuevo intervenido para intentar su recuperación, a la que ya no se pone tiempo. Finaliza 1995 y no puede volver a vestir de luces este torero, que ha encontrado en lesiones más propias de deportistas su verdadera cruz. Una fe ciega en sus posibilidades, una voluntad férrea, la ayuda de su familia y las manos del doctor Guillén le están haciendo más soportable esta terrible realidad de su vida.

Comentarios recientes

1 Comentario

  1. Gonzalo Basauri Rojas

    Por qué no profundizan sus presentaciones en América especialmente Peru

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