
Matador de toros, nacido el 25 de febrero de 1952 en Cantillana (Sevilla), que comenzó su actividad taurina en 1973, en cuyo 16 de junio participó en un festejos de los llamados de la oportunidad, celebrado en el ruedo madrileño de Vistalegre en el que, con ganado de Bernardo González y Tinajuela, también intervinieron los noveles Bartolomé Cámara, Pedro Somolinos, José Luis Villaverde y José Manuel Gil. Matador de toros, nacido el 25 de febrero de 1952 en Cantillana (Sevilla), que comenzó su actividad taurina en 1973, en cuyo 16 de junio participó en un festejos de los llamados de la oportunidad, celebrado en el ruedo madrileño de Vistalegre en el que, con ganado de Bernardo González y Tinajuela, también intervinieron los noveles Bartolomé Cámara, Pedro Somolinos, José Luis Villaverde y José Manuel Gil. El siguiente 25 de agosto corta una oreja en Alcalá de Guadaira (Sevilla) a una res de Martín Berrocal en presencia de sus compañeros de cartel Antonio Ramírez y Gabriel Puerta. Tomó parte en tal temporada en media docena de corridas con caballos que ascendieron a treinta y dos en 1974, abundando sus salidas, y sus éxitos, en cosos de la Baja Andalucía. El 12 de mayo triunfa en Sanlúcar la Mayor (Sevilla), donde se le conceden un total de tres orejas y un rabo de astados de Rufino Moreno Santamaría ante Antonio Vargas y Ramón Soto Vargas, y el posterior 27 de julio, en El Puerto de Santa María, obtiene un trofeo de su primer novillo, de la divisa de ángel y Juan Antonio Sampedro, en función nocturna en que le acompañaron en la arena Curro Luque y Jorge Herrera.

Entre ambas corridas torea en la plaza Monumental de Barcelona el 11 de julio, para alternar con Ángel Risueño y Juan Antonio Cobo, Garbancito, en la lidia de un encierro de Antonio José da Veiga, agradando su labor. El siguiente 4 de agosto, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), es herido de alguna consideración en el brazo derecho por un cornúpeta del marqués de Albaserrada, del que entregaron una oreja, después de haber cortado las dos y el rabo de su primer enemigo. Presenciaron tal triunfo y cogida Fermín Espinosa, Armillita, y Jesús Franco, Cardeño. Poco después, el 22 de septiembre es nuevamente herido, ahora de gravedad en el muslo izquierdo, por una res de María Isabel Ibarra e Ibarra en El Puerto de Santa María. Las dos orejas del agresor le fueron enviadas a la enfermería. El 10 de mayo de 1975 –año en que actuó en cuarenta y seis novilladas—hace su presentación en el madrileño ruedo de Las ventas, donde da cuenta de ganado de los herederos de Flores Albarrán en unión de José Ibáñez y Sebastián Cortes, y corta una oreja de su primer oponente, Pinta cielos de nombre, mientras en el restante de su lote escucharía un aviso presidencial al fallar con el estoque.

El 8 de septiembre, en su Cantillana natal, se encierra con seis astados de la vacada de Manuel Álvarez y ante el entusiasmo de su paisanos corta un total de ocho orejas, tres rabos y una pata. Cabe citar en tal corrida la anécdota de que en el novillo que cerró plaza actuó como picador el propio espada, hecho anómalo aunque no nuevo en la historia del toreo. Al comienzo de la sevillana feria de abril de 1976, el día 24, recibe la alternativa de manos de Curro Romero con Sebastián Palomo, Linares, de testigo de la ceremonia. Se corrieron tres toros de Martín Berrocal, dos de Manuel González y uno del Marqués de Domecq y el novel doctor en Tauromaquia cortó una oreja del cornúpeta que cerró el festejo. Vuelve al mismo albero en la novena corrida de feria, el 1 de mayo, para competir con el citado Curro Romero y Manolo Cortés en la lidia de cinco reses de Fermín Bohórquez y una de Carmen Ordóñez, y redondea el éxito al serle concedida una oreja de cada uno de los toros que le correspondieron en el sorteo. El 15 de agosto del mismo año es herido en el muslo izquierdo por un astado de Manuel Álvarez, del que le entregaron las dos orejas, en la plaza de Sanlúcar de Barrameda. Tras cumplimentar diecisiete contratos de corridas de toros en España, Marcha a México y se presenta en el Palacio de Deportes de la capital azteca, habilitado para coliseo taurino, el 15 de septiembre, siendo herido de gravedad en la pierna izquierda por un toro de Manuel Haro en presencia de sus compañeros Manuel Ruiz, Arruza, y Cruz Flores. Ascienden sus ajustes a treinta y tres en 1977 y todavía aumentarían en 1978 a cuarenta y uno, incluido el de su confirmación de alternativa en Madrid, el 18 de mayo, en corrida televisada en directo, en la que actúa como padrino José Luis Feria, Galloso, quien en presencia de Julio Robles le cede la muerte del toro Tazón, negro, número 40, con 561 kilos de peso en vivo, de la ganadería de Samuel Flores, con el que el confirmado tiene ocasiones de lucimiento, teniendo que pasear por dos veces el anillo al término de su labor al negarse la presidencia a concederle la oreja que la mayoría del público solicitaba.

El 23 de agosto recibe un fuerte varetazo en la región lumbar derecha cuando alternaba en Cuenca con José María Dols, Manzanares, y Paco Alcalde en la lidia de cuatro reses de Fermín Bohórquez y dos de Amelia Pérez Tabernero. Ocupa un notable puesto en la actual torería este valiente diestro cuyos deseos de agradar al público, intentándolo todo, están fuera de cualquier duda. Es herido de gravedad en el muslo derecho por una res del hierro de Arauz de Robles el 14 de junio de 1979, en presencia de Sebastián Palomo, Linares, y Pedro Gutiérrez Moya, Niño de la Capea, lo que no le impide participar tal año en veintiocho funciones, sin que le faltaran los éxitos, entre los que cabrían ser destacados el del 6 de agosto en Vitoria, de donde se llevó tres orejas de astados de las divisas de Román Sorando y de Javier Molina ante el citado Linares y Dámaso González y el del 15 de septiembre en Madridejos, donde el premio ascendió a cuatro orejas de pupilos de la vacada de Sorando, lo que presenciaron Jesús Márquez y Juan Antonio Ruiz, Espartaco. A fin de la temporada española marcha a tierra americanas para torear en plazas de Ecuador y Perú. De entre sus tardes positivas de la campaña de 1980 resaltaré la del 12 de julio en Teruel, donde le concedieron un total de tres orejas y un rabo de bureles de la ganadería de Antonio Méndez, delante de Dámaso González y José María Dols, Manzanares, y el del 24 de agosto en Cieza, donde alternó con Antonio José Galán y José Luis Feria, Galloso, en la lidia de un encierro de la divisa mencionada de Antonio Méndez, con tres orejas como magnífica cosecha. Son ahora los ruedos de Colombia el escenario de su trabajo en la invernada de 1980-1981 y en esta última campaña se apuntaría diez actuaciones en España, contra las dieciocho de la anterior. En Perú toma parte en diversos festejos en 1981-1982 y en otras diez corridas lo hace en estos pagos en este 1982 y una vez más cruza el charco para que le vean en recintos de Ecuador y de Colombia en 1982-1983.

El 5 de febrero de este 1983 le otorgan tres orejas de cornúpetas de la vacada de José Estela en Popayán (Colombia) al competir con Julio Robles y Álvaro Toral. Un resonante triunfo se apunta el siguiente 24 de abril en la plaza de la real Maestranza sevillana, en ocasión de su famosa feria, al cortar una oreja de cada uno de los toros de su lote, ambos de la ganadería de Eduardo Miura y salir a hombros por la Puerta del Príncipe, sueño de todo torero nacido de Despeña perro para abajo. Contemplando la hazaña sus compañeros de cartel Joaquín Bernadó y Francisco Ruiz Miguel. Continúan sus jornada favorables en esta magnífica campaña de 1983, en la que se vestiría de luces en diecisiete oportunidades, y así el 10 de julio, en Alcalá de Guadaira, le entregan tres orejas de astados de la vacada de Soto de la Fuente, en presencia de Bartolomé Sánchez, Simón, y Manuel Rodríguez El Mangui; el 17 de agosto en Azuaga igualmente tres apéndices de ejemplares de la ganadería de Viento Verde ante su colega Espartaco y el caballista Ángel Peralta; el 9 de septiembre en Moguer, los máximos trofeos de sus dos oponentes del hierro de Rocío de la Cámara tras hacer el paseíllo con José Luis Vargas y Juan Mora y el día 12 del mismo mes en Baza, con José Fuentes y Antonio Rubio, Macandro, de compañeros de terna, y tres orejas para su esportón de bureles de la divisa de Bernardino Jiménez. Un suceso poco frecuente ocurre el 7 de mayo de 1984 en la plaza maestrante de Sevilla, ya que pese a escuchar un aviso durante el trateo de su segundo oponente, de la ganadería de María Luisa Domínguez, le otorgan sus dos orejas, lo que atestiguaron Manuel Cortés y José Luis Vargas. Tras cortar un apéndice de su primer contrincante el 8 de julio en el coliseo francés de Arlés, es cogido por su segundo, que le infiere un puntazo en el muslo derecho, lo que no le impide acudir el posterior día 16 a la cita contratada en Cabeza de Vaca, donde le premian con tres orejas de astados de Cayetano Núñez.

En Lloret de Mar recibe un pitonazo en la cara el 22 de ese mismo mes de julio, herida producida por un toro de la divisa de Isaías y Tulio Vázquez, lesión no grave ocurrida ante Ruiz Miguel y Víctor Mendes. Aún tiene tiempo en esta temporada de 1984, en la que participó en diecisiete funciones, en sumar un nuevo éxito, el logrado el 3 de septiembre en Molina de Aragón, al competir con José Ortega Cano en la lidia de reses de la vacada de García de la Peña, y conseguir un total de cuatro orejas. Bajaron a cinco sus ajustes en 1985, pero todavía ascendieron a nueve en 1986, lo que indica que por su valor y pundonor todavía puede permanecer en activo, con plena dignidad, este voluntarioso diestro sevillano. Y ratificando nuestro aserto viste de luces un total de quince ocasiones en la temporada de 1987. Indudablemente, desde que hace doce años tomara la alternativa, la temporada de 1988 es la mejor de este diestro sevillano de Cantillana. Ha comenzado muy bien, el 10 de abril, en Zalamea la Real, cortando tres orejas a un lote de la ganadería de San Marcos. Sus tres siguientes actuaciones son de máxima responsabilidad. Dos en Sevilla y una en Madrid. La segunda de sus tardes en la capital del Guadalquivir, el 24 de abril, se salda con una oreja que corta a un ejemplar de don Eduardo Miura Fernández. Alterna con Espartaco, que vuelve a medirse con los toros de Zahariche, y Víctor Mendes. Fue en el primero, con el que se acopló perfectamente, y aunque el toro mostró nobleza, no es menos cierto que Manuel, muy valiente, le hizo la faena que necesitaba. Se fue detrás de la espada y paseó esa oreja de Sevilla, que vale como pasaporte para muchas ferias, ya que se la arrancó a un miura. En Madrid hace el siguiente paseíllo. Es el 17 de mayo y esta vez se acartela con Manolo Cortés y Ruiz Miguel para de nuevo dar cuenta de un lote del hierro de la A con las dos asas. Viste el de Cantillana de azul celeste y oro y toca el cielo tras cortar una oreja a cada ejemplar, saliendo por la puerta grande de Madrid y consagrado con una corrida de don Eduardo.

Se repite la historia y, como antaño, el legítimo triunfo del torero se agranda al medirse con estos toros. La corrida, típica de la casa, con mucha movilidad, suelta en los encuentros con el caballo y defendiéndose en el último tercio, nos ha mantenido en vilo durante toda la tarde. Ha sorteado el peligro con mucho valor, con enorme corazón, pero, indudablemente, también con mucha técnica. Es justa recompensa a la lucha que desde hace años viene sosteniendo en la fiesta de los toros. El clamor cuando abandona el ruedo en hombros es unánime y al grito de <<¡torero!, ¡torero!>> recuerdo verle traspasar esa puerta, la más grande del mundo para los toreros honrados, recortada su figura en el arco neomudéjar de la misma. Torea después en Santisteban del Puerto (Jaén) y en la plaza francesa de Vic-Fezensac, donde también abandona el coso en hombros de los aficionados. El 5 de junio tiene una nueva cita con la afición madrileña, en la vigésima cuarta corrida de San Isidro, esta vez con Curro Durán y Paco Machado, que confirma el doctorado y solo mataría un toro al ser cogido por el sexto. Se lidian cinco toros de la divisa de Puerto de San Lorenzo y uno, el sexto, un sobrero de los señores Jiménez Pasquau. Si el día anterior envió al desolladero a Choricero y Londrito sin una oreja, en esta ocasión correrían idéntica suerte Linosero y Picamucho. Cuatro toros para la historia de este torero sevillano que en Madrid, imparable, de nuevo salió otra vez por la puerta grande. La fórmula aplicada fue muy sencilla: valor, y valor, para imponerse con técnica a sus tres toros. Toca pelo en Badajoz, Alcalá de Guadaira y Zamora, y el 3 de julio, de nuevo en Madrid. Esta vez en un cartel de lujo, Antoñete y Curro Romero a sus dos lados en el paseíllo y con Torrestrella, toros de garantía, como viene reclamando el que llaman Togre de Cantillana. Tuvo mérito volver a Las ventas y en julio, después de la apoteosis de San Isidro, pero está, como dicen en el argot, enrachado y no le importa. Se lleva una oreja en el tercero y una cogida impresionante en el sexto, lo que no le impide un nuevo encuentro con miuras el 14 de julio, en la última corrida de la feria de San Fermín. A pesar de la paliza de Madrid, hace el paseíllo con Roberto Domínguez y Ruiz Miguel y otra vez dos miuras se arrastran sin una de sus orejas el primero y sin las dos el segundo. Después, hasta la feria de San Jaime de Valencia, participa en varias corridas en cosos de menor importancia, y en la capital del Turia, en su segunda actuación, corta una oreja a un astado de Sepúlveda. Tras algunos festejos en Ampuero Pedro Muñoz, Valdepeñas, Vitoria, San Lorenzo del Escorial, El Espinar, Pontevedra y Gijón, participa en la feria malagueña, en la que torea dos tardes, y en la de Almería, donde un toro del señor marqués de Albayda, el 25 de agosto, corta en seco su temporada. Ha alternado con Antoñete y Juan Mora. Vicente Zabala titula la crónica del festejo: << Gravísima cogida de Manili durante la pelea con un toro de quirófano. El Tigre de Cantillana pagó un tremendo erro>>. Había cortado la oreja del segundo de la tarde y buscó la salida en hombros. El resultado de su hombría, el error es alabanza en Vicente Zabala, fue una tremenda cornada penetrante en la cavidad abdominal que es calificada por el doctor Gómez Angulo de muy grave, y como ya he dicho, pone broche a la mejor temporada de este valiente sevillano.

Ha toreado, contando la de Almería, un total de treinta y dos corridas de toros, tres de ellas en Francia. La expectación que ha levantado en la temporada anterior no tiene continuidad en 1989, y aunque se viste de luces en cuarenta y tres ocasiones nueve de ellas en Francia, no encontró el éxito hasta mediada la temporada. Una mala racha con la espada en las primeras ferias del año y el percance que sufrió en junio en un tentadero influyeron en el comienzo de la campaña, que por otra parte ha sido más dura de lo que cabía esperar. De nuevo mata la camada casi entera de don Eduardo Miura y precisamente con uno de ellos, en Bayona, el 13 de agosto, reconoce el propio torero que cogió el pulso a la temporada. Ha matado la corrida de Miura en Sevilla, Nimes, Pamplona, Bayona (ya citada), Málaga, Bilbao y Murcia. Ha pasado por todos los cosos con dignidad, entregándose, y no se han respetado las supuestas exigencias del torero en cuanto a ganado se refiere. Desciende el número de contratos en 1990 y definitivamente queda encasillado como torero de corridas duras, ya que además de matar en Sevilla la de doña María Luisa Domínguez Pérez de Vargas, en Madrid la de don Alonso Moreno de la Cova y en Pamplona la de los señores Herederos de don Salvador Guardiola Fantoni, despacha siete del hierro de Zahariche, en Sevilla, Nimes, Pamplona, donde corta una oreja a cada toro; Bayona, Bilbao y Murcia. Para finalizar la campaña se encierra en solitario con seis astados de la divisa de Toros de El Torero, el 12 de octubre, en Sevilla, en la corrida a beneficio de la Cruz Roja, demostrando, al cortar una oreja al primero, dar una vuelta al ruedo en el segundo y enviar al desolladero al tercero sin los dos apéndices auriculares, que también es un torero de arte, como viene insistentemente pregonando. Se abre para él la Puerta del Príncipe, La primera vez que se encerraba con seis toros. Cumplió su sueño, que a punto estuvo de alcanzar en otras ocasiones, pero hasta este 12 de octubre de 1990 no lo consiguió. Aunque no había cortado la oreja del segundo, la corrida iba hacia arriba y se presentía el triunfo. Salió de chiqueros Volador un ejemplar negro bragado, herrado con el número 5 y de 514 kilos de peso, de desarrollada cornamenta y muy astifina, y con él llegará la gran faena. Quietud, ligazón, dejar llegar al toro que tiene recorrido, toreando para él sin importarle los pavorosos pitones, son características de una faena que abrocha con una gran estocada, de la que rueda sin puntilla el toro. Pero tampoco este triunfo sirve para que el diestro de Cantillana se coloque en una posición más desahogada y contrate más. Por el contrario, en 1991 solamente se anota diecinueve corridas de toros, cuatro de ellas en Francia, y aunque está presente en las ferias de Sevilla y Madrid, después únicamente Córdoba y Pamplona y la francesa Nimes cuentan con su presencia en sus respectivas ferias.

Ni en Sevilla, tres tardes. Ni en Madrid, otras dos, consigue cortar una sola oreja, y este comienzo pesa negativamente en el resto de la campaña, ya que él, como otros, no arranca con la temporada hecha. Hasta el 19 de mayo en Córdoba no toca pelo y más tarde solo en Cáceres y Santander se le premia con una oreja. Este año con los miuras, que ha toreado en Sevilla, Nimes, Madrid, Pamplona y Bayona, no ha tenido suerte y únicamente una vuelta al ruedo en Bayona subrayan sus faenas. Muy pronto termina la temporada, a la que pone fin en el pueblo segoviano de Carbonero el Mayor, el 15 de septiembre, con el escasísimo balance de tres orejas cortadas en los diecinueve ajustes que ha toreado. Aún es más precaria en contratos la temporada de 1992, en la que le he anotado ocho corridas de toros, una en Sevilla, con Miuras; tres en Madrid, una de ellas con los toros de Zahariche, pero ni en Pamplona ni en Santander, ferias en las que viene siendo habitual, cuentan con él. Ni en la Real Maestranza de Caballería ni en Las Ventas consigue el necesario triunfo, aunque se le aplaude en la primera con los Miuras, y el resultado es una campaña en el que el resto de sus actuaciones son en plazas de tercera categoría o portátiles. Las empresas, y solo unas pocas, se acuerdan de Manili para que mate la corrida de Miura. Y así en 1993 se viste de luces únicamente en cinco ocasiones. Una en Sevilla y otra en Madrid, con los mencionados toros, y el resto en Ceret (Francia), Berja y Macael, aunque en honor a la verdad tampoco es el Manili del año 1988. En 1994 no se viste de luces y en la siguiente campaña lo hace en una sola ocasión. Se marcha en silencio, como llegó al triunfo en 1988, un torero valiente, muy honrado, que no gozó suficientemente del placer de haber abierto la puerta grande madrileña y la sevillana del Príncipe.

0 comentarios