HISTORIA DEL TORERO

FRANCISCO ALCALDE MORCILLO (Paco Alcalde)

Publicado el 27 de abril de 2022
Abel Murillo Adame logo

Matador de toros y posteriormente banderillero, nacido en Alamillo (Ciudad Real) el 4 de noviembre de 1951, de familia muy humilde, por lo que bien pronto comienza a contribuir a la limitada economía familiar al trabajar en oficios como ayudante de esquilador de ovejas, de peluquero y de botones de un establecimiento de modas. Tras tomar parte en capeas por tierras manchegas y alcarreñas comienza a intervenir en festejos picados durante la temporada de 1971 a cuyo término le fue concedido un diploma de la Unión de Peñas Taurinas de Vizcaya, reservado a las jóvenes promesas. En abril de 1972 actuó, junto a José Lerma y Manuel del Olmo con ganado del Conde de la Maza, en una improvisada plaza de toros instalada en un estadio deportivo de Kuwait, en el golfo Pérsico. El 19 de marzo de 1972 hizo el paseíllo en el madrileño coso de Vistalegre para alternar con Paco Núñez y Pepe Pastrana en la lidia de ganado de Salustiano Galache y le conceden una oreja de su segundo enemigo. Repite, sin corte de trofeos, el inmediato día 25 con reses de Espinosa de los Monteros.

El posterior 25 de agosto logró una gran triunfo en Alicante al torear mano a mano con Manuel Arruza un encierro de Joaquín Buendía con el balance final de tres orejas y un rabo en su haber. Es en 1973 cuando su nombre comienza a figurar con insistencia en la prensa especializada al sumar 40 novilladas con frecuentes éxitos, como el alcanzado en Tomelloso, en su provincia natal, el 2 de septiembre, al cortar una oreja de su segundo oponente, del hierro de Torrestrella, de Álvaro Domecq, y las dos y el rabo del sobrero que regaló y que le fracturó en cuarto metacarpiano de la mano izquierda. El 14 de abril de 1974 tomó la alternativa en la plaza Monumental de Barcelona, de manos de Curro Romero, que le cedió la muerte de un toro de la divisa de Juan María Pérez-Tabernero en presencia de Carlos Escolar, Frascuelo, que también fue doctorado en la misma corrida. Sus mejores momentos los consiguió con la res que cerró el espectáculo, de la que le concedieron una oreja. Sumó nada menos que 63 ajustes en tal campaña y aun aumentó el número en 1975 a la cifra de 87 –quedó en segundo lugar de la estadística, tras Pedro Gutiérrez Moya, Niño de la Capea–, incluida la de su presentación para confirmar su alternativa en la plaza de Las Ventas de Madrid, ceremonia que tuvo lugar el 21 de mayo, apadrinada por Francisco Ruiz Miguel con el mencionado Niño de la Capea de testigo de la cesión. Se corrió un encierro de Lisardo Sánchez y el nuevo doctor cortó una oreja de su segundo astado, al que había banderilleado con mucho lucimiento. El posterior 17 de agosto es herido de pronóstico menos grave en el coso de Ciudad Real por un cornúpeta de José Matías Bernardos, que le produce una alarmante herida en la región occipital. En 1976 torea 75 corridas que se reducen a 52 en 1977, con el contratiempo de haber sido herido de gravedad el 9 de julio en Teruel por un toro de Sánchez Arjona. Fácil y espectacular con los rehiletes, voluntarioso y de simpatía comunicativa, con un toreo más efectista que profundo y más rápido que templado, este Paco Alcalde rellena con acierto cualquier cartel de categoría en las ferias de más renombre. En las de menor importancia, por las condiciones de su toreo bullidor, su presencia parece casi imprescindible. Aunque puede considerársele en el primer tramo de su actividad torera y quedarle largo trecho de andadura, sus posibilidades en los ruedos parecen ya bien definidas. Sus reiteradas campañas en tierras hispanoamericanas confirman el buen puesto alcanzado en su profesión. Como noticia de última hora cabe ser reseñado que el 16 de mayo de 1978 –¡cuántos años ya de la tragedia de Talavera!– fue pisoteado por un toro de Celestino Cuadri al salir de un par de banderillas, y resultó con diversas contusiones y fuerte conmoción cerebral, lesiones calificadas de pronóstico reservado en la enfermería de la Monumental madrileña. Ha cerrado este año con 31 actuaciones, lo que supone un marcado descenso en relación con los anteriores y confirma, en cierto modo, cuanto anteriormente quedó consignado. En el madrileño coliseo de Las ventas fue herido de consideración el 28 de mayo de 1979 por un ejemplar de la ganadería de Victorino Martín, tras fracasar con su primer enemigo, en una corrida en que cogidas de sus compañeros de cartel José Ortega Cano y Pedro Fernández, Niño de Aranjuez, hubo de ser suspendida en el cuarto toro. No está afortunado el siguiente 24 de junio en Vinaroz, con astados de la vacada de Molero Hermanos, y ambas circunstancias le incitan a anunciar su retirada del toreo al comienzo del inmediato mes de julio, tras haber participado en tan solo cinco festejos en los que no logró ningún trofeo. No tarda en retornar al toreo activo, y el 12 de abril de 1980 dio cuenta en solitario de un encierro de la divisa de Alipio Pérez-Tabernero, remendado con una res del hierro de María Lourdes Martín, en la plaza La Tercera. de San Sebastián de los Reyes, en la que le otorgarían un total de seis orejas y dos rabos. Continuó su racha de éxitos en muy distintas poblaciones, como en Palma de Mallorca el 17 de agosto al cortar tres orejas de bureles de Berrocal ante Manuel Rodríguez y Francisco Bautista, o en Tomelloso el 31 de agosto al llevarse el mismo número de orejas con el aditamento de un rabo de toros de Ana Romero, en presencia del espada José Antonio rodríguez, Campuzano, y del rejoneador Ángel Peralta. Intervino en esta campaña de 1980 en 15 funciones, y no pasaron en España de la docena en 1981, marchando en octubre a Perú, donde ganó el trofeo Limeño de la feria de San Fernando, en la que compitió con Joaquín Bernadó, Carlos Escolar, Frascuelo, Antonio José y Alfonso Galán y Juan Antonio Esplá. El 10 de abril de 1982 toreó en Ciudad Real mano a mano con José Ruiz, Calatraveño, con ganado de José Tomás Frías y Hermanos, y le entregaron las dos orejas de su primer oponente y una del segundo de su lote. Participó en nuestros lares en siete festejos en tal año, para actuar en la invernada de 1982-1983 en cosos aztecas y torear en España cinco corridas en 1983. Nuevo viaje a Hispanoamérica a finales del mencionado año, ahora a tierras colombianas, en cuyo coso de El Retiro agradan sus maneras cuando actuó el 30 de diciembre junto a José Valencia con astados de la vacada de El Socorro, en cartel encabezado por el rejoneador Dairo Chica. Bajan a tres sus contratos en 1984, incluido el de Valdepeñas del 7 de julio, donde alterna con José Nelo, Morenito de Maracay, y Tomás Rodríguez, Campuzano, en la lidia de reses de Frías. Corta las dos de su segundo toro en aquella función, abierta por el caballista Javier Buendía. Únicamente se viste de luces en España en una ocasión en 1985, pero lo hizo media docena de veces en ruedos portugueses, algunas de ellas en las Islas Azores. Cambia de apoderado y apunta mejores deseos en sus primeras salidas a cosos españoles en 1986, como en los de Valdemorillo y Madrid, y pasó al quirófano en abril para ser intervenido de una lesión de menisco que venía arrastrando desde hacía algún tiempo. Quede constancia de que durante los años que ahora nos ocupan viajó a Hispanoamérica en diversos inviernos. En el de 1981-1982 toreó en cosos peruanos, en el de 1982-1983 lo llevó a cabo en los mexicanos y en el de 1983-1984 pisó los ruedos colombianos. En la temporada de 1987 únicamente se vistió de luces en tres ocasiones. La primera en Madrid, el 8 de Marzo, en la corrida inaugural de la temporada, la segunda en Ciudad Real, el 18 de agosto, en la que consigue cirtar dos orejas a sendos ejemplares de don Joaquín Barral Rodríguez y del marqués de Albaserrada, y la postrera en Daimiel, el 4 de septiembre, en que obtuvo, junto al alicantino Luis Francisco Esplá y el valenciano Vicente Ruiz, El Soro, un éxito local al cortar tres orejas a dos toros del hierro de El Toril. Con este escaso bagaje afrontó la temporada de 1988, en la que, como es previsible, nada va a influir de manera trascendental en su carrera, aunque consigue llevar a 15 el número de sus ajustes a pesar de comenzar la temporada cuando esta se encuentra muy avanzada. Su primer paseíllo lo hizo en Ciudad Real, el 20 de junio, y cortó tres orejas a dos ejemplares del hierro de don Lorenzo y don Alejandro García Martín. Cerró la campaña en Madrid, el 18 de septiembre, con toros de El Sierro, en la corrida de confirmación de alternativa de Andrés Caballero. Baja considerablemente el número de contratos en la temporada de 1989, así como la categoría de las plazas en las que actúa. Solo la aparición el día 19 de agosto en Ciudad real es en plaza de segunda categoría. No actuó en Madrid ni ninguna de las plaza de primera, y se ciñen sus actuaciones, excepto la primera de ellas el día 25 de marzo en Elda, a plazas de su provincia natal. Parece recobrar su ya dilatada carrera una nueva dimensión al comenzar la temporada de 1990. Apuesta fuerte al intervenir tres tardes en la plaza de Las Ventas de Madrid. Abre la temporada el 22 de abril en dicho coso, lidiando reses de los señores Hijos de don Bernardino Giménez Id¡ndarte y de los señores Jiménez Pasquau, en tarde en la que los toros se prestaron al lucimiento. Se muestra el torero más reposado que en etapas anteriores y luce como director de lidia. Su primer toro se paró muy pronto y él puso voluntad en una faena que al final se vio deslucida por las seis veces que intentó el descabello. En el cuarto, con el público enojado por la caida de la res, este no tuvo en cuenta hasta el final de la faena el empeño del torero por volver a la situación que ya disfrutaba en el escalafón. Después de torear el 13 de mayo en Alés (Francia), acepta dos sustituciones en la feria de San Isidro, las dos tardes en que no puede torear Luis Francisco Esplá por su lesión del 2 de mayo en Madrid. La primera es el día del santo patrón, el 15 de mayo, y alterna con José Luis Parada y Rafael de la Viña en la lidia de un encierro de Samuel Flores muy bien presentado y astifino. Una corrida con trapío que manseó de salida. Su primer toro, ovacionado en el arrastre, fue a más y quedó noble en la muleta. El torero con pocas corridas, tuvo el mérito de mostrar un enorme empeño en ganarse una oreja muy merecida. Pero ahi quedó todo. En el quinto, un pavo descarado de cuerna, con mucha plaza y con sentido, no se confió. Con silencio correspondió el tendido después de despacharlo de un metisaca y bajonazo. Esa oreja le vale la segunda sustitución, el 25 de mayo, para lidiar un encierro de don José Benítez Cubero, que al final sería un saldo de ganado, con Victor Mendes y Fernado Cámara de compañeros. Alcalde se vio desbordado por el primer toro, de Los Bayones, desigual en varas, pero con clase en la muleta, que dio buen juego y al que se aplaudió en el arrastre. El cuarto fue un toro grandullón, gordo y mansón con el que acabó, desanimado, de una estocada tendida y tres descabellos. Fue silenciada, como en el anterior, su labor, y es poco para lo que todavía, después de tantas temporadas, pretende el torero de Alamillo. Prueba de ello es que no vuelve a vestirse de luces hasta la feria de Santander, el 27 de julio, en que da la vuelta al ruedo en su primero. Vuelve, y es la cuarta actuación, a Madrid el 15 de agosto, sin nada que resaltar. Peñaranda de Bracamonte, el 25 del mismo mes, y Majadahonda y Fuengirola, los días 16 y 30 de septiembre, ponen broche final a una temporada en la que no logra salir del sitio que ocupaba. Ha despachado en total diez corridas. La temporada siguiente, la de 1991, únicamente se viste de luces en tres ocasiones, la primera ellas en Madrid, el 28 de julio. Con una actuación, el 15 de agosto, en Torrelodones y otra, tres días después en Ciudad Real, regresa muy pronto al no deseado descanso. El buen resultado de algunos de los festejos de la temporada anterior le hacen renovar ilusiones, pero las cosas no van bien para el torero. La falta de contratos le obligan a cambiar de escalafón. Toma la decisión de hacerse banderillero, para aegurar más rápidamente su futuro, durante el invierno. Al corresponsal de Diario 16 en Valencia le dice: <<Ha sido un tiempo en que vivía sin vivir, porque mi vida es el toreo y no toreaba. Se pasa muy mal. He tratado de aguantar como matador todo lo que podía, pero ya no puedo más>>. Continúa el torero: <<Lo venía pensando. En principio lo que pensé fue retirarme del toreo y dedicarme a otra cosa, pero no he podido. Mi vida es el toro y quiero dedicarme por entero a esta profesión. Yo pretendo ser feliz como torero y como persona, y la felicidad personal pasa por el toreo>>. Su debut como banderillero es el día 30 de mayo de 1992, en Valencia, en el festival homenaje a Manolo Montoliú. Antonio Chenel, Antoñete, le da la oportunidad de actuar con él. A todos extraña que el que el que ganara fama con las banderillas no coja los palos en esta ocasión. El mismo torero confiensa: <<No quise banderillear para evitar suspicacias. No quería que nadie pensara que iba a aprovecharme de una situación para lucirme personalmente. Quise ser uno más. El maestro Antoñete y mi compañero de cuadrilla, Luciano Núñez, que es un gran torero, me ofrecieron hacer lo que yo quisiera, lidiar y banderillear. Pero no. Preferí lidiar solamente en el tercio de banderillas y pasar simplemente como uno más. No obstante, si quiero agradeser todas las muestras de apoyo que encontré en esta primera ocasión en la que he actuado como banderillero>>. Quizá mereció mejor suerte este torero. Desconozco si hubo razones personales que le apartaran del camino emprendido en la década de los setenta, pero los que le conocieron más de cerca siempre hablaron de su generosidad y de su buen hacer en la vida. Pocos compañeros tuvieron el detalle de acompañar a quien tantas veces restañara su cuerpo herido por herido por las cornadas cuando este enfermó. Allí en el domicilio de don Máximo García de la Torre le vi muchas tardes cuando no necesitaba de sus hábiles manos. Paco Alcalde no muestra, ante esta nueva etapa de su vida, ni añoranzas ni amarguras. Durante el invierno tiene tiempo para meditar y esas nuevas ilusiones debanderilleros se apartan para dejar otra vez paso a su vocación de matador. Olvidada ya, como otras tradiciones, la costrumbre de volver a tomar la alternativa tras el paso por el escalafón de novillero o banderillero, de nuevo toma espada y muleta y, en la denominada primera feria del año, que esta temporada lo es la de Valdemorillo, reaparece el 7 de febrero de 1993. Un total de diez festejos, en los que no hay nada relevante que señalar, excepto la faena a su segundo de la divisa de Peralta, en ia preciosa y singular plaza de Buitrago, el 18 de septiembre de 1993, al que corta las dos orejas, componen la temporada. Pero la escasez de contratos le obliga de nuevo a torear como banderillero la temporada de 1994, haciéndolo por vez primera en Madrid el 27 de septiembre, en la cuadrilla del novillero Juan Antonio Alcoba, Macareno. Desde 1995 pertenece a la cuadrilla de Rivera Ordóñez y con él continuó hasta la temporada de 2000. Ha toreado suerto con Ortega Cano, Morante de la Puebla, los mano a mano y las encerronas con seis toros, o Luis Miguel Vázquez, entre muchos Matadores de toros y novilleros con picadores. Su último paseíllo lo hizo en la corrida goyesca de Ronda el 9 de septiembre de 1006. Tarde en la que Rivera Ordóñez, su jefe de filas, dio la alternativa a su hermano Cayetano. Paco Alcalde ha sido una figura del toreo, tanto de matador como de banderillero. Su capote ha sido de los más cotizados de su época.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

18 − 7 =