Matador de toros nacido en Madrid el 21 de enero de 1977, en el barrio de Usera. Es el más pequeño de tres hermanos en una familia sin antecedentes taurinos directos, aunque un tío suyo, Luis Uceda, fue banderillero. Después de matar un becerro en Galapagar (Madrid), el 14 de septiembre de 1989, comentó con su padre la posibilidad de ingresar en la Escuela de Tauromaquia Marcial Lalanda de Madrid, a lo que este accedió. Está tres años en ella con el maestro Gregorio Sánchez, pero comenta el novillero que su verdadero profesor fue Tinín. No olvida tampoco la ayuda que para él ha supuesto Francisco Blázquez Membrilla, Pacorro, aquel excelente banderillero, que es además allegado a su familia. Su primera novillada sin picadores fue el 25 de julio de 1991 en Mont-de-Marsan, vestido de rosa y plata con remates negros. Alternó con Luis Miguel Encabo y Oliver Causse para matar dos erales de los señores Hijos de don Pablo Martínez Elizondo.
Como en el caso de Luis Miguel Encabo, se ve anunciado, para el 30 de mayo, como nuevo en esta plaza, en la Feria de San Isidro de 1994. El mismo cuenta a la revista Toresma las circunstancias de esta inclusión en el cartel de la feria: <<Gregorio Sánchez es la persona que se ocupa de nuestras novilladas hasta que debutamos con caballos y salimos de la escuela. Hace unas semanas estuvimos en un tentadero en Alcurrucén y nos vio Pablo Lozano. Le debimos gustar porque una tarde me llamó Gregorio para que decidiera en media hora si quería torear en San Isidro. Tenía que pensármelo rápidamente porque había que cerrar los carteles. En seguida me decidí y le di el sí, porque consideraba que esto era una oportunidad única>>. Ha toreado hasta ese día en que se ve anunciado en Madrid, sesenta novilladas sin picadores, y aunque considera que es una apuesta fuerte, piensa que el ganado lidiado ha sido fuerte en aquellas y eso le ha dado suficiente preparación. Es consciente de su bisoñez, pero espera compensar con muchas ganas y decisión la que en principio va a ser su primera novillada con picadores. Luego no será así. Antes se contrata en Lorca (Murcia), el 1 de mayo, en la que será su presentación con los del castoreño. Actúa con Luis Miguel Encabo y con Ramón Mateo, Morita, que también debutaba con caballos, para estoquear un lote de don Pedro y doña Verónica Gutiérrez Lorenzo. La tarde del 30 de mayo, a las siete en punto, vestido de azul marino y oro, está dispuesto para hacer el paseíllo con Victor Puerto y José Ignacio Sánchez. He hablado con él en el patio de caballos. Le veo sereno y muy seguro. Le acompaña Luis Miguel Encabo, vestido de paisano, a quien la gente felicita por su triunfo del día de su presentación en este coso. Alguien desea suerte a José Ignacio y Encabo le contesta: <<No la necesita. A pesar de todo, triunfará esta tarde>>. Esboza una sonrisa y parte para el patio de cuadrillas. Los novillos son de El Torreón y el primero de su lote se llama Flagelado, está marcado con el número 6, es negro de capa y pesa 449 kilos. Convenció a todos en este novillo y le obligaron a dar la vuelta al ruedo. Se le ve preparado, como si llevase muchas novilladas picadas ya toreadas, pero como es normal también se le ven defectos.
Torea en este primer año con los del castoreño un total de veinte novilladas, todas ellas en cosos de tercera o menos categoría, en un necesario rodaje que ha de servirle para afrontar la campaña de 1995 en inmejorables condiciones. En 1995 suma un importante número de novilladas que en el recuento final arroja la cifra de veintinueve. Tuvo un comienzo muy esperanzador con dos novilladas en Madrid y otras dos en Zaragoza, pero no llegó el triunfo rotundo que necesitaba. Hubo que esperar hasta el 26 de mayo, en su quinta novillada del año, correspondiente a la decimocuarta corrida del abono de San Isidro. Parte plaza con Paco Cervantes y José Ortega, vestido de Purísima y oro, para lidiar un lote de don Fernando Peña Catalán. Saltó al ruedo el tercero de la tarde, Lozanito se llamó, y desde que se abrió de capa, como antes y después lo hicieran sus compañeros, vimos que el triunfo no se le escapaba. Lozanito fue un novillo sin fijeza y que embistió al paso en los dos primeros tercios, y el mérito de José Ignacio fue mover al toro hasta encontrar el sitio en el que este se dejó. Muy técnica y vibrante la faena, con toques preciosos, ligando los pases, que salían muy limpios, y con una entrega que como he dicho llegó a los tendidos. Entró a matar en la suerte contraria, salió perseguido y al tropezar cayó indefenso en el ruedo. Le metió la cara el novillo y por un momento todos creímos que llevaba una cornada grande en la espalda, que por fortuna no fue así. Se e concedieron las dos orejas, pero salió del coso en una ambulancia. La puerta grande no la pudo traspasar, pero sí el umbral del éxito que necesitaba para hacer valer en adelante su torería.
No puede reaparecer hasta el 22 de julio en Collado-Villalba (Madrid) y su temporada desde entonces transcurre en cosos de menos compromiso, sin olvidar que sale en hombros de Villa del Prado, en su importante y seria feria de novilladas, y que gana el prestigioso trofeo Zapato de Oro de Arnedo. El 10 de septiembre se presentó en Francia, con José Luis Moreno y Antonio Lozada, para lidiar en Arlés un lote de Domingo Hernández; el primero de sus novillos se llamo Africano, un ejemplar herrado con el número 27 y negro zaino de capa. Con semejantes bagaje y con su nombre situado en lo más alto de las esperanzas entre los aficionados, la temporada de 1996 se plantea con la alternativa como fondo. El doctorado será en Madrid, en la plaza de Las ventas, el 3 de octubre, en un cartel de relumbró, que con toros de Núñez del Cuvillo se anuncian Curro Romero, Julio Aparicio y José Ignacio Uceda Leal. El toro de la ceremonia se llamó Golondrino, número 56, negro, de 519 kilos, y el torero es ovacionado. Por lo avanzado de la fecha solamente torea una corrida de toros más y en 1997 comienza sus primeros pasos como matador de toros, aunque no con la contundencia esperada. Tan solo once actuaciones sumó el torero madrileño en esa temporada, cuatro de ellas en Las Ventas, y el resto en la Comunidad de Madrid, con mayor o menor fortuna. El doble de actuaciones sumó al año siguiente. Pero no es el dato estadístico lo que conviene tener en cuenta a la hora de ver la evolución de este torero, sino lo ocurrido en el ruedo. De este modo hay que destacar en este año su salida a hombros en la Feria de Otoño de Madrid, después de cortar una oreja a cada uno de los toros de Victorino Martín que estoqueó. Dos orejas también consiguió, en esta ocasión a un mismo toro de la ganadería de Miura, en San Sebastián de los Reyes.
Hay que destacar también sus tres actuaciones en la Monumental de Barcelona, en la que dejó muy grata impresión. De nuevo volvió a aumentar el número de corridas en la temporada 1999, y nuevamente volvió a haber toreo de calidad, aunque si bien es cierto que Uceda Leal este año mantuvo su cartel intacto, no lo es menos que esos éxitos tan necesitados en plazas relevantes no se dieron como hubiera sido necesario. Aun así, los aficionados continúan viendo en el torero madrileño a un diestro con mucha calidad y cualidades para ser figura del toreo. Comenzó la campaña cortando una oreja en la Feria de la Magdalena en Castellón, volvió a apuntar en las plazas francesas de Nimes y Vich-Fezensac, en esta última cortando una oreja a un toro de Victorino Martín. Idéntico resultado conseguiría en Burgos ante un toro de Manolo González. Ya en el mes de julio el hecho más importante es el que tuvo como escenario la plaza de Santander, donde cortó las dos orejas a un toro de Antonio Bañuelos. Le seguirían en el mes de agosto: Gijón, plaza en la que también cortara dos trofeos a un astado del hierro de Torrestrella, para dos días más tarde corte un apéndice más a una res de la misma ganadería en la plaza francesa de Dax. Al igual que hiciera en temporadas anteriores, la madrileña plaza de San Sebastián de los Reyes fue testigo de uno de sus mayores triunfos al cortar tres orejas a un encierro de Manuel San Román. A finales de temporada puntuó de nuevo en Guadalajara, y dejó grata impresión en la Feria de Otoño de Madrid, y en Zaragoza. Confirma su alternativa en La México el 7 de noviembre con el toro Tramoyero, un cárdeno oscuro de 540 kilos, de la ganadería de Garfias y con el número 50. De la mano de Simón Casas y Enrique Patón, Uceda Leal afrontó la temporada de 2000 siendo depositario de las esperanzas de los buenos aficionados, que siguen esperando que rompa definitivamente. Anunciado en la mayoría de las ferias, Uceda Leal terminó el año con más de cincuenta corridas en su haber y, aunque falto de la regularidad necesaria en estos casos, ningún aficionado dudaba por entonces de su tremenda calidad, a la que sumó una contundencia estoque adora –en el fondo y en las formas– que con el paso del tiempo le convierte en uno de los mejores estoqueadores de su tiempo. En ese 2000 su nombre aparece en todos los carteles de las ferias y plazas más prestigiosas de España y también de Colombia, pues a principios de la temporada deja muy buena sensación en varias plazas importantes de aquel país. En 2001 se produce un cambio de apoderamiento y con él llega una reducción de contratos, aunque sigue pisando plazas de categoría. Supera la veintena de corridas de toros y pasa por Las Ventas tres tardes, Barcelona, Zaragoza, Castellón…, pero se vislumbra una época diferente para el torero, marcada por la dificultad a la hora de conseguir entrar en las ferias.
Los aficionados mantienen intactas sus esperanzas con él, pero las empresas –y el propio eistema establecido– comienzan a dudar. De esta manera, en 2002, aunque incluso aumentan las contrataciones, la sensación general es que se pierde cartel. Pese a todo, vuelve a dar la cara cuatro tardes en Las Ventas (corta una oreja el 12 de octubre) y pisa ruedos de categoría como Granada (oreja el 26 de mayo), Zaragoza (oreja el 5 de octubre), Tarragona (dos orejas el 7 de julio), Guadalajara, Soria, Burgos, Teruel…, muchas de ellas plazas regentadas por su entonces apoderado. A pesar de que la temporada de 2003 es bastante mejor en cuanto a cantidad y calidad, el torero decide un cambio de aires administrativo a final de año y emprende una nueva faceta en su carrera, acompañado exclusivamente por el matador de toros retirado por Lázaro Carmona, quien siempre estuvo a su lado en la etapa anterior. En ese 2003 alcanza las cincuenta corridas toreadas, destacando sus pasos por Las Ventas (cuatro tardes incluida la Beneficencia, cortó una oreja el 20 de mayo), Castellón (puerta grande el 30 de marzo con Victorinos’ , Málaga, Sevilla, Oviedo, Cáceres, Nimes (oreja el 5 de junio), Alicante, León, Soria, Tarragona, Teruel, Barcelona, Santander, Gijón, Almería, Valladolid, Albacete, Zaragoza…, plazas donde siempre deja buen sabor, además de triunfar en muchas de ellas. Su relación especial con los toros de Victorino Martín ya no se oculta a ningún aficionado y sus nombres se juntan en muchos carteles, especialmente en Las Ventas. Ya con la nueva administración en marcha, llega un cambio de planteamiento que se vislumbra enseguida. Se apuesta más por la calidad en las contrataciones. Ese 2004 lo concluye superando la cuarentena de corridas de toros, pero un rápido vistazo denota la categoría de las plazas y, con sus triunfos, consigue remontar el vuelo, convirtiéndose esta en una temporada fundamental en su carrera.
Torea hasta cinco tardes en Madrid, y una de ellas, encerrándose con seis toros, el 2 de mayo, sale por la puerta grande. Torea tres tardes en San Isidro, sin conseguir otro triunfo rotundo, y vuelve en octubre. Además, tras el habitual paso exitoso por las ferias americanas (y sangriento, pues resulta herido en Medellín en febrero), comienza con fuerza en Castellón, cortando una oreja a un Victorino el 3 de abril. Tras sus gestas de Madrid actúa –entre otras– en las plazas y ferias de Toledo, Alicante, Segovia, Burgos, Pamplona, Mont-de-Marsan, Valencia –julio–, Santander, La Coruña, Pontevedra, Bayona, Huesca, Dax, Gijón, San Sebastián, Bilbao, El Puerto, Almería, Guadalajara, Logroño, Zaragoza, Jaén…, lo que da una idea de la categoría de la temporada. Se presenta en Quito el 30 de noviembre, cortando una oreja a un toro de Mirafuente con César Rincón y Miguel Ángel Perera en el cartel y queda en óptima posición para 2005. Desciende algo el número de contrataciones, aunque siempre rondando las cuarenta corridas y continuando con la filosofía de actuar en las ferias y plazas Más prestigiosas.
Tras un nuevo paso ilusionante por plazas americanas, vuele a repetir el argumento que tan bien se desarrolló el año anterior y arranca en las ferias de la Magdalena de Castellón y Fallas de Valencia, para seguir en las plazas de Sevilla, Las Ventas (tres tardes), Nimes, Córdoba, Pamplona, El Puerto, Valencia (julio), Dax, Bilbao, Valladolid, Albacete, Salamanca (herido el 17 de septiembre) y de nuevo Sevilla, por San Miguel. En todas las plazas sigue consolidando su faceta como excelente estoqueador y su excepcional clase, pero los aficionados comienzan a echar de menos mayor continuidad en los triunfos, sin restarle un ápice de cualidades al torero. Así que en 2006 bajan un poco sus contrataciones (poco más de la treintena, algo motivado también por una cornada sufrida en agosto) y aparecen algunos problemas a la hora de conseguir fechas. Sin embargo, los aficionados y profesionales siguen confiando en su capacidad, lo que se confirma cuando pasa con lucimiento por plazas como Las Ventas (tres tardes, una oreja el 3 de junio), Sevilla (brillante con una gran corrida de toros de Palha el 8 de abril, en la que resultó herido con una banderilla cuando estaba a punto de redondear el triunfo y dos vueltas al ruedo el 15 de Agosto), Valencia (actúa dos tardes y corta oreja el 13 de mayo) o Pamplona, por citar las más importantes. Sus admiradores y seguidores consideran que 2007 debe ser la temporada de su definitiva
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