HISTORIA DEL TORERO

Domingo López Ortega

Publicado el 23 de enero de 2022
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No es manía de viejos dispuesto a diputar como excelente todo lo pretérito con menoscabo de lo actual, es que revelación tan rápida y brillante como la de Domingo Ortega (que así fue anunciado siempre) no se había producido antes de que él se presentara en el palenque taurino ni es fácil que se repita. Nació en Borox (Toledo) el día 25 de febrero de 1906 y sus primeras actividades fueron las faenas agrícolas; al dedicarse a torero lo hizo, en parte, por inducción de su paisano el novillero Salvador García, y con una docena de novilladas, casi todas sin picadores, toreó cuatro –que resultaron históricas– en Barcelona en los días 26 de octubre y 2, 9 y 16 de noviembre de 1930, en las cuales quedó plasmada su vigorosa personalidad artística. El día 8 de marzo de 1931 tomaba la alternativa en dicha capital de manos de Gitanillo de Triana, al cederle éste el toro Valenciano, cárdeno, de doña Juliana Calvo, actuando de segundo espada Vicente Barrera, y desde aquel día se erigió en la primera figura del toreo, acariciado por el asenso del público, en general, y por el de las minorías selectas en particular. No hay memoria en la esfera taurina de nada tan insólito como esto, ni se puede hablar de Domingo Ortega sin citar dichos antecedentes, porque por sí solos hablan con sobrada elocuencia de su ingénita capacidad como lidiador y de sus enormes posibilidades. Cuando se dio a conocer en Madrid el día 16 de junio de aquel año, no justificó su naciente nombradía, esta es la verdad; el público madrileño no se le entregó hasta la tercera o cuarta corrida; pero en tal temporada toreó 93 veces, que pudieron llegar a 100 de no sufrir un percance en Vitoria el día 5 de agosto. Importa señalar que al presentarse en Madrid fue para confirmar su alternativa, acto que estuvo a cargo de Nicanor Villalta y actuando Félix Rodríguez como segundo matador, en cuya ocasión se lidiaron toros de don Julián Fernández. En 1932 tuvo contratadas 116 corridas, pero no pudo torear más que 91 por los accidentes que le salieron al paso; por la misma causa no tomó parte más que en 69 durante el año 1933, habiendo contratado 107… No hemos de seguirle en sus actividades. Siempre estuvo el primero en las estadísticas, salvo cuando las cogidas se lo impidieron. Las cogidas más graves que sufrió fueron esta cinco: 1.º de octubre de 1932, en Úbeda; 9 de septiembre de 1933, en Calatayud; 13 de septiembre de 1935, en Salamanca; 13 de agosto de 1945, en San Sebastián, y 27 de mayo de 1954, en la plaza Monumental de Barcelona. Vistió el traje de luces hasta el año 1954 (la última vez el 14 de octubre en Zaragoza, alternando con Jumillano y Pedrés y estoqueando toros de la Deleitosa), y por sus repetidas actuaciones en festivales benéficos ingresó en 1958 en la Orden Civil de Beneficencia. Las cogidas más graves que sufrió fueron esta cinco: 1.º de octubre de 1932, en Úbeda; 9 de septiembre de 1933, en Calatayud; 13 de septiembre de 1935, en Salamanca; 13 de agosto de 1945, en San Sebastián, y 27 de mayo de 1954, en la plaza Monumental de Barcelona. Su nombre suscita siempre los mayores elogios y nadie podrá negar que durante su época fue el eje de la fiesta taurina.



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