Un torero valiente de verdad, de los de vitola antigua, con la majeza y el rumbo de aquellos que a estas alturas se nos aoarecen un tanto legendarios. Aunque sólo fuera por eso tedría que hacérsenos simpático Jaime Ostos a cuantos llegamos a las filas de la afición cuando aún no habían asesinado a Cánovas. Pero es que, además, Ostos torea y mata. Y loa hace con tanta verdad, que le ha permitido sentarse algunos años en la primera fila. Nació en Écija (Sevilla) el 8 de abril de 1933; al hacerse torero, se malogró un piloto de la aviación civil, e hizo su presentación en Madrid como novillero el 23 de junio de 1955, para estoquear reses de Villagodio con Montenegro y Bernadó. La alternativa (tras una brillante campaña de novillero) la obtuvo en Zaragoza el 13 de octubre de 1956 de manos de Litri, con toros de Urquijo y Antonio Ordóñez como segundo espada; la confirmación en Madrid fue el 17 de mayo de 1958, a cargo de Antonio Bienvenida, con Gregorio Sánchez de testigo y toros de don Juan Cobaleda; después, todas sus campañas son ejemplos de estímulo y de valor, hasta el punto de que al terminar la de 1959 se le rindió un homenaje.
Los toros le han pegado mucho y fuerte, pues sufrió percances graves en Pamplona, Bilbao, Zaragoza, Sevilla y Salamanca, y, sobre todo, uno gravísimo en Tarazona de Aragón el 17 de julio de 1963 que no sólo le cortó la temporada, sino que su vida en peligro y fue de larga curación. Al reaparecer en 1964 mantuvo su elevada moral como si nada hubiera ocurrido.
Sus estadísticas nos dicen que tomó parte en 38 corridas en 1957, y que toreó 54 en 1958; 70 en 1959; 60 en 1960; 56 en 1961; 79 en 1962; 25 en 1963 (la cogida de Tarazona no le permitió que fueran más); 62 en 1964; 80 en 1965; 53 en 1966, y con las 31 de 1967 se inicia el descenso, acentuado en 1968, al cerrer la temporada con 26 actuaciones. En 1969 no pasó de la docena.
Lo admirable en él fue que después de cada pegnidad, de valor, de vergüenza prefesional y de tipismo. Creemos que ya será poco lo que su historia torera aumente.
Fue dado por muerto tras una cogida en Tarazona (Aragón), el 17 de julio de 1963; llegaron a administrarle la extremaunción y transfusiones sanguíneas, necesitando un total de diez litros.
En 1974 anunció su retirada de los ruedos, participando en años posteriores en varios festejos benéficos, apareciendo por última vez en un ruedo en 2003, en la plaza de toros de su ciudad natal. Su último festejo de luces tuvo lugar en Ecija en la tarde del 12 de octubre de 1980 en la que cortó cuatro orejas y dos rabos y mató los dos toros de dos grandiosos volapies con corte de coleta incluido al término del festejo la que fue la última corrida de toros de su vida. Su última aparición en público en Écija, tuvo lugar el 23 de marzo de 2003, donde se le ofreció un homenaje y se inauguró un monumento en su honor.
Se volvió a casar, esta vez por lo civil, en San Lorenzo de El Escorial el 6 de marzo de 1987, con la neumóloga María de los Ángeles Grajal López (Villanueva del Campo, Zamora, 4 de febrero de 1954), ya teniendo la pareja a su hijo Jacobo (12 de julio de 1984). En julio de 2014 se casaron por la Iglesia en Villaviciosa de Odón. Se casó dos veces. La primera en la Basílica de La Macarena, el 21 de octubre de 1960, con la baenense María del Consuelo Alcalá Rubio (1943), licenciada en Derecho, siendo fruto de este matrimonio dos hijos, María Gabriela (1962), que le ha dado dos nietos, Víctor y Sol, habidos de su matrimonio con Bertrand Nouël, y Jaime (1964), casado con Yolanda García López. Se separaron tras nueve años de matrimonio, obteniendo la nulidad eclesiástica del mismo. Posteriormente, el diestro mantuvo una relación sentimental de varios años con la actriz argentina Lita Trujillo.
.
Tuvo otra hija, de una relación extramatrimonial, Gisela Ostos Díaz. Falleció el 8 de enero de 2022, de un infarto agudo de miocardio, en Bogotá, donde fue incinerado. Sus cenizas serán repatriadas a España. Me acuerdo perfectamente que Curro Vega y yo acudimos a su casa donde residía, en la calle Oriente de (Sevilla) allá por los años 1964, para solicitarle que nos firmara el carnet de torero, Firma, que necesitamos para poder torear de novillero, el Montepío de Toreros acogía esas firmas de un matador de toros y un novillero, que por cierto el novillero que nos firmo fue Manuel Álvarez el (Bala), de paso Jaime Osto nos regalo una Muleta y un Capote.
0 comentarios