Tan valiente era, que le designaron con el apelativo de El León de Ricla –pueblo de la provincia de Zaragoza, donde nació el 20 de enero de 1989–; su valor era seco y sereno; su nota predominante fue el desmedido arrojo y el derroche que de éste hacía, y no sin saberlo y sin quererlo –como decía Diderot que dan los pomares las manzanas–, sino conscientemente y con la mejor voluntad del mundo.
Se dio a conocer en Madrid como novillero el 26 de mayo de 1921, con Maera y Nacional II y reses de Anastasio Martín, y tomó la alternativa en Santander el 10 de agosto de 1922, de manos de Sánchez Mejía, mediante cesión del toro Tarifeño, de Surga, cartel que completaron el citado Maera y Marcial Lalanda. Tanto se arrimó Braulio, que los toros se vengaron cumplidamente, y de las cogidas que sufrió merecen señalarse las dos de Madrid, el 16 de mayo de 1924 y el 15 de igual mes de 1927. Esta segunda, en el tórax, le le hizo luchar con la muerte, y quedó tan malparado de ella, que resolvió retirarse en 1928. El 22 de julio de tal año toreó su última corrida; fue en Barcelona, con Agüero y Gitanillo de Triana y toros de don Mariano Bautista. La confirmación de este doctorado en Madrid, el 24 de septiembre siguiente, corrió a cargo de Dominguín el de Quismondo, con Joseíto de Málaga de de testigo y toros de Palha.
Los años en que más toreó fueron los de 1925 y 1926, con 36 y 32 corridas, respetivamente. Realizó dos campañas invernales en Lima y Venezuela; vivió retirado en Zaragoza, y allí murió el 4 de noviembre de 1967.
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