HISTORIA DEL TORERO

Francisco Piñero y Gavira

Publicado el 28 de diciembre de 2021
Abel Murillo Adame logo

Se le designó y se le anunció siempre con el segundo apellido y nada tuvo que ver con él un matador de siglo actual –víctima del toreo– que ostentó el Gavira como apodo. El Gavira que ahora recordamos nació en Carmona (Sevilla) el 17 de noviembre de 1873; el 30 de agosto de 1891 se presentó en Madrid como novillero; por sus felices disposiciones se abrió paso con relativa facilidad; toreó mucho en los años siguiente, y el 7 de septiembre de 1895 tomó la alternativa en Murcia de manos de Lagartija, con Mazzantini de testigo y toros de Palha. Pero al comenzar la temporada de 1896 volvió a ser novillero, y en esta segunda etapa estuvo reputado como el primero de los de su categoría, hasta tal punto, que muchos le auguraban grandes triunfos en cuanto tomase otra vez la alternativa. Pero su carácter, de condición nada pacífica, le ocasionó la muerte a los veinticuatro años, debido a que en la madrugada del 21 de enero de 1898 cayó en la madrileña calle del Príncipe, víctima de un tiro disparado por un agente de Policía. Fue un suceso que apasionó mucho a la gente –sobre todo a los aficionados– y se dijo que entre víctima y agresor existían resentimientos personales.


En beneficio de la familia de Gavira se dieron dos corridas. La de Madrid, con Valenciano, Félix Velasco y Bonifa y toros de Palha y la de Barcelona con Costillares, Rolo y Pulguita y toros de D. Máximo Hernán. De la primera no tenemos el dato, la segunda, descontados los gastos, con un ingreso en taquilla de 10.653,50 pesetas, arrojó el rácano beneficio de 222,19 pesetas, que allí pasó gastos hasta el apuntador, como sigue siendo habitual en nuestros días. Tras celebrarse el juicio, el día 7 de abril de 1899, un jurado dictó sentencia condenatoria contra D. Luis Blanco en la que se apreciaron las circunstancias atenuantes de arrebato y obcecación y la de no haber tenido la intención de provocar un mal tan grande, imponiéndole la sala al procesado la pena de ocho años y un día de reclusión mayor con las accesorias de las costas e indemnización de 5.000 pesetas a la familia del infortunado Gavira. Y esta es la historia taurómaca del primer torero que tomó la alternativa en Murcia, Francisco Piñero Gavira, lo que empezó de manera gozosa, termino de manera trágica, por culpa de una infidelidad.

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