Tomó la alternativa en La Línea de la Concepción (Cádiz) el 18 de julio de 1969, de manos de el Viti, con Ángel teruel de testigo y toros de Núñez Hermanos. Nació el 8 de diciembre de 1946 en dicha población de La Línea, y se presentó en Madrid, como novillero, el 15 de agosto de 1966 para matar reses de la Condesa de las Atalayas con Patón y Adolfo Rojas.
Es uno más del infinito número de los llamados. Ya veremos si llega a figurar entre los elegidos. La verdad es que no falta donde elegir.
Cambió la espada y la muleta por la diplomacia en los despachos taurinos, y fraguó una fulgurante y exitosa carrera como apoderado. Ciertamente, su currículo es sobresaliente, y no solo por el alto número de toreros que ha dirigido, -nada menos que 19, muchos de ellos considerados figuras-, sino por el alto prestigio alcanzado como gran figura independiente en el mar bravío de un taurinismo dominado por añejas casas empresariales.
Abandonó la profesión en 2013 “por aburrimiento y desilusionado”, según sus palabras, aunque reconoce que le gustaría volver a la actividad. La verdad es que parece un chaval a sus 75 años, sin una sola cana en una cabeza plagada de vivencias. Presume, y con razón, de sus logros, y reconoce que nunca rehuyó la polémica en la defensa de sus toreros; hoy sigue siendo un hombre apasionado, con un gran poder de convicción, quizá porque muestra una fe inusual en sus creencias.
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