
Nació en el barrio de San Bernardo de Sevilla el 17 de junio de 1837, y era talludo cuando sintió la inclinación de hacerse profesional del torero. Fue amigo y compañero de capeas de Agustín Perera, de quien luego nos ocuparemos; le tomó Manuel Domínguez bajo su protección e hizo que interviniera como novillero en la plaza de Sevilla; en 1863 alternó en varias ocasiones con su protector, y al fin, le doctoró éste en Cádiz el 3 de abril de 1864. La confirmación de su alternativa en Madrid –a cargo de Cayetano Sanz— data del 9 de septiembre de 1866; durante las dos temporadas siguientes toreó con relativa frecuencia en las plazas andaluzas; en 1870 y 1871 le procuró algunas corridas Lagartijo y en 1872 se retiró de la profesión para dedicarse al negocio de vacas lecheras, que ya habían explotado sus padres, hasta que dejó de existir el 25 de enero de 1895.
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