
Torero regional, y si mucho nos apuran diremos que solamente local, pues su ambiente no se extendió a mayor límite que el de Alicante y su comarca, en cuya capital nació el 20 de enero de 1932 y donde se formaron bandos por si dicho Tino era mejor que su paisano Pacorro o viceversa. El cuento es que en la expresada ciudad anduvieron algunos años tonistas y pacorristas como si los héroes que motiban aquellas pendenceas fueran César y Pompeyo. ¿Había motivo para tanto? ¡De qué parte! Se presentó en Madrid como novillero el 29 de julio de 1956, con Paco Pita y Luis Serrano y reses de García de la Peña; la alternativa en Alicante, claro, el 29 de junio de 1957, concedida por Julio Aparicio, con César Girón de segundo matador y toros de Sánchez Fabrés, y se la confirmó en Madrid Antoñete el 9 de septiembre de 1961 en presencia del portugués José Julio, con ganado de Núñez.

Solamente un año, el de 1959, ha rebasado la cifra de doce corridas por temporada. Para salir adelante en la dura Posguerra, los hermanos mayores de Vicente se vieron forzados a malvender los puestos de pescado de su fallecido progenitor. Pasaron tiempos de penurias y hambre. Vicente estuvo desde los 8 hasta los 10 años internado en el Hogar José Antonio, para niños huérfanos.

En 1974 falleció en un accidente su primogénito Vicente (que también iba para torero). Pasó entonces el Tino una época muy mala. Sin embargo, recuperó gran parte del ánimo cuando observó como su hijo pequeño Arturo también se iniciaba en el arte de la tauromaquia.

Impulsado por la proyección de su hijo, en el 78 reaparece El Tino para un par de corridas y en el 82 volvió a torear en Alicante con Manzanares para darle la alternativa a Arturo. Fue la primera vez en España que un padre daba la alternativa a su propio hijo. Falleció en su ciudad natal a los 74 años.


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