Es uno de los diestros más reputados del siglo XVIII anteriores a Costillares, Pepe-Illo y Pedro Romero.
Figuró como primera espada, con el calificativo de <<famoso>> en las corridas que se dieron en Madrid en los años 1757 y 1760.
El historiador Daza nos lo presenta en su citada obra, tras cumplidos elogios, como de superior habilidad, gallarda presencia y agradable fisonomía, hasta el punto de aplicarle el mote de <<damita de Málaga>>.
Y añade que en la lidia fue grande su denuedo y nadie le aventajó en arrojo y bizarría.
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