En La corrida verificada en Madrid el 17 de septiembre de 1893 recibió este diestro la alternativa de manos de Fernando el Gallo, mediante cesión del toro Corredor, de don José Clemente. Había nacido en Sevilla el 15 de marzo de 1869, y sus principios tauromáquicos fueron como los de todos, hasta que se asentó en la cuadrilla de Cara-ancha, de quien asimiló su clasicismo; se presentó en Madrid como novillero el 20 de noviembre de 1892, y ascendido a matador de toros fue afirmando su prestigio hasta tal punto, que retirado Guerrita en 1899, pudo exclamar: <<¡Después de mí, nadie, Fuentes! >>.
Fue torero del lado derecho principalmente y corto de repertorio; sus faenas de muleta pecaban frecuentemente de desiguales, pues empezadas con brillantez cautivadora, solían desmerecer si no venía pronto la estocada; pero lo bueno que hacía era incopiable, tanto por su clasicismo como por el realce que le prestaba merced a su figura, la cual tuvo que agradecer mucho a la estética. Deficiente con el estoque en los primeros años, se le vio más seguro desde el año 1900, y en el año 1903, el 14 de octubre, sufrió en Zaragoza una cogida de un toro del Saltillo, que, al dejarle en mal estado la pierna derecha, le obligó a adoptar una modalidad –la de matar de dentro a fuera– que le permitió dar grandes estocadas. En el año 1908 se despidió en varias plazas, pero volvió a ellas –y a cuantas lo solicitaron– en años sucesivos, dando siempre muestras de su maestría, no obstante hallarse en el ocaso. Su última corrida en España fue la que se celebró en la plaza de las Arenas, de Barcelona, el 31 de 1914, alternando con Rafael el Gallo y Luis Freg en la lidia de seis toros de Concha y Sierra. Falleció en Sevilla el 9 de mayo de 1938 y su nombre ha pasado a la Historia orlado de la fama a que aspiran cuantos visten el traje de luces.
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