En una novillada nocturna verificada en Madrid el 30 de agosto de 1917 se le ve alternar a este diestro con Gabriel Hernández (Posadero) en la lidia de cuatro novillos de don Bernabé Cobaleda; era asturiano, y fuera de aquella salida al ruedo madrileño, no se le conocía más que en su tierra.



Aquel doctorado más se pareció a una comedia que a otra cosa; pero el epílogo no pudo ser más trágico.
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