Como su apodo indica, nació en Madrid, y el suceso ocurrió el 25 de julio de 1907. Desde que con fecha 28 de agosto de 1932 se presentó en dicha capital como novillero –para matar ganado de don Alipio Pérez T. Sanchón con Manuel Fuentes Bejarano y José Agüero— fue para muchos aficionados una promesa de seguro fruto: las campañas que como tal matador de novillos realizó en los años 1933 y 1934 fueron, por el número de funciones y la abundancia de éxitos, de las que animan a doctorarse a quien las lleva a cabo, y el 18 de marzo de 1935 tomó la alternativa en Valencia en una de las corridas falleras. Se la dio Valencia II, fueron testigo el Estudiante y Fernando Domínguez y se lidiaron cinco toros de Ernesto Blanco y tres de Ayala. A la primera de estas ganaderías correspondió el de la cesión. Cuando dio este paso era un torero muy puesto, muy hecho, tanto con el capote como con la muleta, y como demostraba valor, a todos pareció justificadísimo el ascenso. Pero todos se equivocaron, y el primero él, quien al no salirle las cuentas como lógicamente había que pensar, aquel mismo año, en el mes de julio, volvió a las filas novilleriles. Su segunda etapa de novillero duró hasta el 17 de julio de 1938, en cuya fecha, toreando con Domingo Ortega y el referido en Burgos toros de García Boyero, tomó una nueva alternativa, otorgada por el mencionado Ortega. Reducidas fueron sus actuaciones mientras duró la guerra, y el 24 de marzo de 1940 se presentó en Madrid para que el Estudiante le confirmara la alternativa de Burgos, al cederle un toro de don Juan Cobaleda en presencia de Fernando Domínguez. Y como tampoco toreaba con este nuevo doctorado, otra vez se hizo novillero, hasta que acabó por clavar banderillas. Nadie lo hubiera dicho cinco años antes, pues pocas alternativas se han dado tan merecidas como la suya. ¡Cualquiera hace vaticinios cuando de toreros se trata!