
Hijo de aquel primer Camará que hemos dejado atrás, nació en Córdoba en el año 1838, y siendo chico perteneció como matador a una cuadrilla infantil de la que fueron banderilleros sus paisanos Bocanegra y Lagartijo. Pasó bastantes años sin salir de las plazas andaluzas, llegó a matar novillos en Madrid, y tomó la alternativa en la plaza de dicha capital el 20 de julio de 1862, de manos del legítimo Cúchares, cuyo maestro le dio el espaldarazo al cederle el toro Zafranero, de don Agustín Salido, al que el neófito dio muerte aceptablemente. Poco brilló en el arte diestro cordobés, hasta el punto de verse olvidado de las empresas, y en varios viajes que realizó a América acabó por perder el poco caudal de arte de que era dueño, dando así un mentís a sus paisanos, quienes en un principio creyeron advertir en él a un astro de primera magnitud.

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