
Matador de toros de toros español que trabajó en plazas de nuestro país por los años de 1816 a 1820. A pesar de tener buena figura y gran simpatía en el ruedo y fuera de él, su trabajo no era muy aceptable. En vista de ello, se marchó a Portugal, toreó allí y se hizo popularísimo. Hasta tal punto llegó su influencia en los medios más selectos de Lisboa, que fue confidente del rey don Miguel I. Al ser deportado este monarca a Quinta de la Loma vivió allí con él varios años el lidiador español. En cierta ocasión en que se verificaba una tienta en un cerrado o entrenándose simplemente, que no indican los cronistas cómo fue, recibió una gravísima cornada, a consecuencia de la cual dejó de existir este torero, primero quizá de los que habían de tener una relación efectiva con la política.
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