
En la corrida que en Madrid se efectuó el 18 de mayo de 1840, se presentó para alternar por primera y única vez este diestro salmantino, quien, habiendo antes repetidas veces con Francisco Montes y otros espadas en Valladolid, Salamanca, Zamora y Toro hizo concebir a sus paisanos halagüeñas esperanzas que no se cumplieron. Y su escaso lucimiento en Madrid en tal ocasión lo atribuyeron sus incondicionales a que, con tal fin, y de propio intento, le habían reservado unos toros de malas condiciones. En su tierra le apodaron el Fraile, a causa de que su madre, siendo niño, le vistió con hábito, según costumbre muy generalizada en aquel tiempo. El tal Fraile no pasó de ser un modestísimo lego en Tauromaquia.
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