Matador de toros. Nació en Sevilla, en el barrio de San Bernardo, el 19 de septiembre de 1964, en una familia de raigambre taurina. Su padre es también matador de toros retirado y es bisnieto, por línea materna, de Manuel García, El Espartero. Es asimismo sobrino-nieto de la señora viuda de Concha y Sierra, propietaria de la, en su época, afamada vacada. También es sobrino del rejoneador Joaquín Pareja-Obregón. Ambiente y ascendencia no le faltan a este matador de toros, que viste su primer traje de luces el 25 de junio de 1987, en Campofrío (Huelva). Tomó parte en un modesto festejo sin caballos celebrado el 5 de julio de 1987 en Almonte (Huelva), en el que triunfó al cortar las dos orejas y el rabo del ejemplar de la ganadería de José María Armillas que le correspondió. Tres temporadas actúa en calidad de novillero sin picadores, hasta que se presenta con los del castoreño en Sevilla, vestido de grosella y oro, el 23 de abril de 1989, con reses de don Juan Pedro Domecq y con Julio Aparicio y Espartaco Chico como compañeros de cartel. Termina esa temporada con diecinueve paseíllos, uno de ellos en Francia, precisamente para presentarse en aquel país, el 31 de julio, en Hagetmau, con Julio Aparicio y Jesulín de Ubrique, y novillos de doña María Luisa Paniagua Redondo. También ha toreado esta temporada por primera vez en Bilbao, en su última novillada de la campaña, el 22 de octubre, con Juan Pedro Galán y Fernando Cámara y el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, lidiando dos novillos de don José Luis Vasconcellos. Torea mucho en 1990, hasta alcanzar la suma de treinta y siete paseíllos, cuando finaliza la campaña. En Madrid se presenta el 22 de mayo, alternando con Antonio Posada y Antonio Manuel Punta, con novillos del hierro de Los Guateles. Llegaba precedido del eco de su actuación en la novillada matinal del 28 de abril, en la que ABC decía: <<Martín Pareja-Obregón tiene hechuras de torero caro y lleva en sus muñecas el aroma del mejor toreo de Sevilla>>. Pero en la decimotercera de Sam Isidro no pudo ser; Janeto, con el número 34 y negro de capa, su primer novillo, se dejó pegar en varas muy fuerte y llegó tan aplomado a la muleta que impidió la faena. De todas formas, a pesar del viento, dejó entrever destellos de su buen torero, sobre todo en algún redondo y en unos trincherazos y unos muletazos por bajo con la izquierda. El otro de su lote se quebrantó con una inoportuna voltereta y también llegó muy aplomado al último tercio. La faena fue de porfía, lo que no le va al torero de San Bernardo, para robar algunos muletazos.

De novillero se despide el 23 de marzo de 1991, en Gerena (Sevilla), en la tercera novillada de esa temporada. Mata cuatro novillos de El Serrallo como único espada a pie y con la actuación del rejoneador Luis Valdenegro. Unos días después, el 31 de marzo, en la plaza de Sevilla, vestido de blanco y oro, recibe la borla de doctor en Tauromaquia de manos de Curro Romero, quien, en presencia de Espartaco, le cede la muerte del toro Escogido, marcado con el número 17, negro mulato y chorreado, de 560 kilos de peso y perteneciente a la ganadería de Torrealta.

Largo fue el parlamento de Curro Romero, que ha sido muy ceremonioso. Brinda el toricantano al público sevillano. Todo despacio, con elegancia, tradicional, conservando los detalles que nunca jamás debería perderse en esta fiesta. Escogido tiene poca fuerza y embiste casi parado. Ha dejado sabor para seguir esperando, como dejó estela de valor de Esparterito de la Alfalfa en el sexto, llamado Cristalero, que tenía cristalitos en los adentros, al ponerse en un sitio imposible, de querer cambiar triunfo por cornada. Mató de varios ataques, ya caían gotas desde las nubes cárdenas, y las palmas le acompañaron en la salida. Esta primera temporada alterna en dieciocho festejos mayores. En 1992 torea once tardes, cuatro de ellas en Sevilla, incluida una de seis toros para él solo, el 14 de agosto. No llegan triunfos recompensados con trofeos, a excepción de los cortados en Ciudad Real las dos tardes que actúa. En 1993 le apodera José Jesús Cañas, por ser uno de los pocos toreros de arte que quedan, dice en unas declaraciones. Logra que alterne dos tardes en Sevilla, pero sus actuaciones no convencen, siendo incluso pitado en el último toro de los cuatro que estoquea. El resto de las actuaciones son en plazas de poca importancia. Sus ocho contratos en 1994 y los seis de 1995 no aportan nada nuevo al apunte biográfico de este espada de alternativa, que poco despareció de los carteles.