En el anuario <<Toros y Toreros>> correspondiente a aquella temporada, escribió un crítico tan autorizado como Uno al sesgo lo siguiente:<<Torero valiente y de muy buen estilo, mucho nos equivocaremos si en la próxima temporada no es matador de toros>>.
Al promoverse en 1936 el pleito con los toreros mejicanos y regresar a su país, obtuvo una alternativa en Puebla de los Ángeles el 16 de abril de 1939, inválida en España, y la que le da puesto en el escalafón es la que Lorenzo Garza le dio en la capital el 31 de diciembre del mismo año, con el Soldado de testigo y toros de <<Torrecilla>>.
Se retiró del toreo en 1945 sin haber toreado en España como matador de toros. Tampoco dejó recuerdo de su paso por los cosos taurinos, no obstante el buen concepto que de Uno al sesgo mereció.
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