Matador de toros nacido en Ronda (Málaga) el 19 de marzo de 1945, sobrino del célebre espada Cayetano Ordóñez Aguilera, Niño de la Palma. El ambiente familiar influyó sin duda en la precoz afición torera de este miembro de tan ilustre dinastía. El 23 de mayo de 1963 ciñe su primer traje de alamares en Guadalajara para dar muerte a ganado de Mariano García junto a Curro Serrano. En corrida picada se presentó en la Carabanchelera plaza de Vistalegre el 26 de enero de 1964 para alternar con Eugenio Vaz, Curro de Camas, y José Segura, en la lidia de reses de Domingo Ortega. Mucho complace su labor en su primer enemigo y al no concederle la presidencia la oreja que el público solicitaba fue obligado a pasear por tres veces el redondel para corresponder a las ovaciones del respetable. Si le fueron otorgadas las dos orejas del astado que cerró plaza el siguiente domingo 2 de febrero, en el mismo coso, del hierro de Molero Hermanos, tras haber llevado a cabo una magistral faena de muleta. Nueva salida al mismo ruedo el día 9 del mismo mes, con novillos de Los Campillones y de Hernández Pla, sin poder redondear el éxito, pero dejando abundantes muestras de su buen estilo. En la plaza de Las Ventas, de Madrid, se presenta el 15 de marzo siguiente para enfrentarse a asados de El Pizarral junto a Rafael Corbelle y Francisco Martínez, Botines, sin que en tan importante coyuntura pudiera demostrar su indudable clase. Pese a ello toreó veinticinco festejos con caballos, incluido el celebrado en la Maestranza sevillana el 4 de octubre, en el que resultó herido de alguna gravedad por un novillo del marqués de Ruchena.
La siguiente campaña marce un rápido declive, y tan solo interviene en media docena de festejos, que aún se reducen a cinco en 1967. La afición madrileña quedó defraudada ante la falta de decisión que este prometedor diestro puso de manifiesto en momentos cruciales de su carrera. No mucho después ingresa en el escalafón de los banderilleros y el 26 de agosto de 2001 toma una sorprendente alternativa en Olvera (Cádiz), cuando Ruiz Miguel, en presencia de Antonio Lozano, le cede la lidia de Reposado, toro de Núñez del Cuvillo. Un gesto simbólico, sin duda, pues como director de la Escuela Taurina de Jerez y presidente de la Asociación Andaluza de Escuelas de Tauromaquia sigue ligado, brillantemente, al mundo del toro.
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