Matador de toros nacido en Sanlúcar la Mayor (Sevilla) el 22 de abril de 1970. Aunque no tiene antecedentes taurinos en la familia, la profesión de su padre transportista de ganado bravo, le pone en contacto con las ganaderías de la zona, y en la del veterano maestro Diego Puerta encuentra el necesario apoyo para empezar la carrera taurina. El 15 de agosto de 1989, en la localidad de Orce (Granada), viste por vez primera de luces, con Raúl Felice y la novillera Mireille Ayma. Fue un destacado participante en el concurso de noveles de la plaza de Sevilla en 1991, y el 22 de marzo de 1992, en su localidad natal, se presenta con los del castoreño. Fueron compañeros en el paseíllo Leocadio Domínguez y El Umbreteño y se corrieron novillos de la divisa de Murube, alcanzando con ellos un triunfo importante, al cortar una oreja de su primero y las dos del que cerró plaza. Toreó ese año un buen número de novilladas picadas, la mayoría, como por otra parte es natural, en localidades de poco fuste taurino, aunque también hay que apuntar sus paseíllos en Algeciras, Teruel, Palma de Mallorca y Puerto de Santa María.

En total ha intervenido en veintidós novilladas picadas. Desciende a  nueve el número de contratos en 1993, y en 1994, año que alterna en seis festejos picados, hace su presentación en Sevilla, el 29 de mayo, con Vicente Bejarano y Juan José Padilla de compañeros y novillos de Torrestrella, siendo silenciado en el primero y aplaudido en el que cerró la tarde. También lo hace en Madrid, el 16 de julio, en novillada nocturna, con Rodolfo Núñez y Roberto Contreras, que también debutaba en Madrid, de compañeros y novillos de los señores Jiménez Pasquau. Su primero se llama Mauritano, está herrado con el número 73, es negro de capa y pesa 455 kilos. Vistió de canela y oro y tanto en este como en el quinto se silencian sus actuaciones. En 1995 le he anotado solamente dos paseíllos. Toma la alternativa el 28 de marzo de 1998 en Sanlúcar la Mayor (Sevilla), de manos de Tomás Campuzano y en presencia del novillero Curro Javier. A partir de ese momento, no vuelve a figurar en ningún festejo más.