HISTORIA DEL TORERO

Alejandro Alvarado Martín (Alvaradito)

Publicado el 1 de enero de 2022
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Matador de Toros de Andalucía. El 12 de septiembre de 1895 hizo su presentación en Madrid, pero no pudo estoquear porque al hacer un quite en el primer novillo de la tarde resultó herido. En la temporada d 1898 obtuvo algunos triunfos resonante en el circo madrileño. El 7 de agosto fue uno de sus días más brillantes de dicho año. El 14 del mismo mes resultó cogido al dar una verónica y se le apreció una herida de seis centímetros de extensión por ocho de profundidad en la región glútea. Este percance y el gran éxito de los novilleros cordobeses Machaquito y Lagartijo Chico apartaron la atención de los públicos de nuestro torero, que vio decrecer sus contratas y optó por alternar las banderillas con el estoque. Se hizo un brillante rehiletero, y en 1903 tomó la alternativa de matador de toros en Fregenal de la Sierra (Badajoz), de manos de Antonio Montes. Marchó a México, donde su nombre alcanzó mucha popularidad, y al regresar a España aceptaba sin escrúpulos las novilladas que se le ofrecían, y cuando no tenía ajuste como matador se empleaba en las banderillas. Como banderillero figuró en las cuadrillas de Diego Rodas, Bienvenida y Gallito, entre otras. A fines de 1911 realizó una nueva excursión a México, y el 12 de enero de 1912 estoqueó como sobresaliente de espada. Naturalmente, las facultades físicas de Alvaradito han ido disminuyendo con los años; pero él no ha dejado de torear, a pesar de los muchos que cuenta, excesivos para el toreo activo. No se da por retirado, pero acaso se dé por vencido, y algo de esto sospechamos, porque él trasladó su domicilio a Sevilla –su patria–, Pero hasta 1935 no le faltaron corridas, de cualquiera y de todas las categorías, que torear, cumpliendo mejor o peor en todas ellas, pero siempre sin desdoro para su historia. Se ha dado siempre buena maña para comprometer a los matadores, y cuando no pocos de éstos han acudido a él para salvar algunos apuros financieros del momento, si Alvaradito veía que podía acceder a los deseos del peticionario, ponía como condición precisa que <<le diera corridas>>, y usaba para ello, y claro es que en todas sus conversaciones, un lenguaje muy pintoresco, melancólico, lastimero y muy particular suyo, que ha regocijado muchas veces a quienes no tienen un espíritu regularmente refinado. Ha sido entendido en la brega, no exento de valor, buen banderillero y ha gozado de muchas simpatías en los públicos y entre sus compañeros. Sufrió algunos percances de importancia, además de los señalados: el 30 de octubre de 1898 sufrió una gran cornada en el circo sevillano al estoquear su primer novillo, de la vacada de Miura; el 11 de octubre de 1914, trabajando en la plaza de Carabanchel, al poner un par de banderillas de fuego a un novillo del duque de Tovar, sufrió una herida en el labio superior, que se extendía desde la raíz de la nariz hasta cerca de una oreja, y que interesó la región malar y el globo ocular, por lo que su estado fue calificado de grave. Salió con vida de este accidente. Falleció en Sevilla en los primeros días del año 1938.

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