Vio la luz a la vera de la Giralda y dio los primeros pasos dirigido por su padre, el banderillero Lorenzo Baden, quien influyó para que Curro Guillén lo incorporarse a su cuadrilla. Se presentó en Madrid como matador el 26 de mayo de 1814, alternando con el Castellano, y al tomar parte en la corrida celebrada el 4 de julio se produjo un incidente que determinó su ausencia de dicha plaza, y fue que, al disponerse su padre a clavar un par de banderillas de lujo, ordenó el presidente el cambio de tercio, y como Manuel ordenase a sus subalterno que permanecieran inactivos hasta que el autor de sus días clavara los rehiletes, se produjo un gran alboroto, alentando a Lorenzo e increpando al presidente, el cual mandó detener al padre y al hijo y prohibió que volviesen a torear en la plaza madrileña durante cuatro y dos años, respectivamente. Elevaron un memorial a Fernando VII pidiendo clemencia, pero fue inútil. Manuel siguió toreando en las plazas andaluzas hasta el año 1819, en que se pierde su pista.