Situamos en este lugar al Africano porque, en realidad, no sabemos dónde ponerle, pues se trata de un torero de leyenda cuyo puesto en el escalafón no puede fijarse con exactitud. ¿Existió en realidad? Probablemente, sí; pero el caso es que don Luis Carmena y Millán, investigador infatigable y escrupuloso, puso singular empeño en estudiar su historia para ofrecerla clara y diáfana y tuvo que desistir, desalentado, en vista de que los datos que pudo recoger eran tan escasos como confusos. El caso es que no existe vestigio alguno de su paso por las plazas de toros. El escritor don José Velázquez y Sánchez (Don Clarencio) publicó una carta dirigida en el año 1767 por el marqués de la Motilla al hermano mayor de la Real Maestranza de Ronda, merced a la cual parece indudable la existencia de tal sujeto; mas el tinte de leyenda de que está saturada y el hecho cierto de no existir huella alguna de las hazañas de aquél sumen en un mar de confusiones y han hecho que el tal Africano venga siendo tormento de los eruditos.