HISTORIA DEL TORERO

RAMIRO ANLLÓ ORRIOS (Nacional IV)

Publicado el 18 de diciembre de 2024
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Matador de novillos, hermano de los toreros Ricardo y Juan y del banderillero Eduardo. Nació en Madrid el 23 de agosto de 1900. Estudió con gran aprovechamiento la primera enseñanza y se preparó para unas oposiciones, en las que logró plaza, para el Cuerpo de Oficiales de Correos. Pero el ambiente en que respiraba y vivía estaba saturado de taurinismo y no pudo sustraerse a él: quiso ser torero como sus tres hermanos. Probó ante ellos y ante buenos aficionados, y quedaron convencidos de las excelentes condiciones, fundamento de esperanzas, de Ramiro Nacional. El año 1921 empezó a torear novilladas apropiadas para sus facultades. En Tarancón, el 9  de septiembre se vistió por primera vez de torero, gozando de un verdadero gran éxito. Siguió la trayectoria conveniente para el fin, y en provincias adquirió un buen cartel como novillero. El 27 de julio de 1924 se presenta en la plaza de Madrid, alternando con Francisco Ferrer, Pastoret y José Gismau,  Rubito, los novillos, del ganadero portugués Netto Revello. A su primero (tercero de la tarde) Nacional IV le toreó con el capote y la muleta, y le clavó dos pares de banderillas entre grandes ovaciones. Dio un buen pinchazo con el estoque, y al seguir muleteando es cogido, resultando con una muy grave herida con tres trayectorias, situada en la nalga derecha, y que le llegaba hasta los intestinos. Más de un mes duró su curación. Toreó en junto aquella temporada diez corridas, y el buen éxito de Madrid le dio indudable categoría entre la grey novilleril. Otras diez torea en 1925. En 1926 decide abandonar el toreo y actúa solamente en ocho. Vuelve de su acuerdo al final de la temporada siguiente (1927) y torea una, que por su feliz resultado le decide a reanudar sus tareas en la de 1928; pero en esta solo torea en cinco; cuatro en 1929, y siete en 1930. Aquellas esperanzas se frustraron, creo que por falta de ánimo más que por falta de otras aptitudes, que se le reconocieron hasta el final de su actuación de novillero, porque después lo ha hecho, con poca frecuencia, como banderillero. Quizá influyeran en aquellas indeterminaciones e indecisiones la muerte de su hermano Juan y el estar retirado Ricardo, pues Eduardo, buen peón de las mejores cuadrillas, no podía prestarle la influencia de aquellos y que necesitaba el apocado carácter de Ramiro para no sentir depresión en su ánimo, incapaz de una fuerte lucha, como lo es la de la vida taurina. No se parecía a sus hermanos en sus manifestaciones artísticas, pues mientras actuó como espada fue un torero largo y con un estilo muy depurado, en un conjunto muy aceptable, que le valió el buen concepto que, como queda dicho, hizo sugerir. Tiene en su carácter la distinción de toda la familia: es hombre serio y forma, correcto, incapaz de querer producir la menor molestia a nadie. Por una afición, me parece que más teórica que práctica, perdió su puesto en el Cuerpo de correos, sin lograrlo, de un modo fijo y definitivo, en el taurino.

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