
Matador de novillos nacido en Villalpardo del Júcar (Albacete) el 15 de diciembre de 1872. Sus padres eran, según él mismo dijo en una carta autobiográfica que he hallado entre papeles de la colección del señor Ortiz Cañavate, <<el honrado y popular molinero José Bevia y Josefa Hurtado; apenas aprendí la instrucción primaria, y cuando tenía ocho años de edad, me dedicaron al mismo oficio que tiene el autor de mis días, haciendo el aprendizaje en poco tiempo. Tanto es así que cuando tenía trece años me confiaron el segundo presto en la fábrica de harinas que los señores Palmero y Montón poseen en Alcázar de San Juan Ayala a Manzanares, siendo muy apreciado por mis principales por mi trabajo y honradez>>. Después de hacernos saber de la bondad de su persona, añade: <<Ahora voy a ocuparme como torero: tenía yo unos catorce años cuando empecé a presenciar corridas de toros, y tanto me fui aficionando al toreo, que pensé en ser actor mejor que espectador, toreando allí y donde tenía ocasión…>>. En 1890 actuó como matador en Consuegra, donde toreó en las cuatro corridas que aquel año se celebraron, por ser muy del agrado de la concurrencia en la primera. Y sigue diciendo nuestro Salerito: <<Al año siguiente ya empecé a abrirme camino, toreando unas veces como matador y otra como banderillero en veintinueve corridas, y no toreé más porque fui cogido, recibiendo un puntazo de consideración en la ingle izquierda que no me dejó torear el citado año>>. En 1892 tomó parte en cinco corridas; en una de ellas la celebrada en Almagro, en unión de Domingo del Campo, Dominguín. Aconsejado por la familia, se alejó de los toros y se casó el hombre. En 1898 dirigió una becerrada en Villarrobledo, y al año siguiente estoqueó novillos en dicho pueblo. Se lanzó de nuevo a las lides taurinas, y en 1900 toreó un buen número de novilladas por plazas de segundo orden. Y en la citada carta hace este juicio de si mismo: <<De mi trabajo ante los toros tengo poco que decirle, pues he toreado en la mayoría de las plazas de la Mancha y otras de provincias, cumpliendo siempre con el capote. Toreando de muleta y estoqueando soy de los que llegan con la mano a los morrillos de los toros, tirándome siempre en corto y por donde se tiran los que tienen vergüenza torera. Mi deseo es torear en la plaza de Madrid, y me parece que para últimos de temporada me hallaré con facultades para terminar, soy amigo verdadero de los amigos y apreciado de todos por mi modestia y honradez y buen corazón>>. ¿Qué más añadir a lo dicho tan graciosamente por él mismo? Únicamente que deduzco que su honradez y buen corazón, unidos a su molestia y al aprecio de sus amigos, no lograron hacerlo pasar de su humilde categoría.
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