HISTORIA DEL TORERO

Real Maestranza de Caballería de Ronda (Málaga).

Publicado el 4 de septiembre de 2022
Abel Murillo Adame logo

Un arrollador Roca Rey y Juan Ortega, que firma una faena de clase, doble Puerta Grande en la Goyesca de Ronda

Roca Rey y Juan Ortega fueron los triunfadores de la Corrida Goyesca de Ronda. El diestro peruano volvió como se fue y paseó las dos orejas al toro de su reaparición dentro de una tarde en la que se dejó todo en el ruedo malagueño. Juan Ortega cuajó una gran faena al quinto y los olés del público retumbaron en el coqueto coso. Una obra llena de clase, de muletazos encajados y relajados. Una delicia. Completaba el cartel Morante de la Puebla que pechó con dos toros de nulas opciones dentro de una corrida con los hierros de Jandilla y Vegahermosa de la que se esperaba mucho más. Más en hechuras de la casa estaba el tercero, con mucha expresión y engatillado de pitones. Con mucha seguridad lo recibió Roca Rey en los terrenos del tercio a la verónica. Puso el diestro pronto caliente el ambiente que prosiguió en una faena de muleta llena de seguridad con un astado que se entregó a la muleta dominadora del diestro. Con mucho encaje y firmeza, Roca Rey basó su faena en la precisión de los toques, embrocando incluso con los vuelos y la mano baja. Remató la faena en tercio de cercanías, pasándose los pitones del toro por la misma banda de la taleguilla. Entró en corto y por derecho, dejando una estocada de efecto fulminante. Dos orejas.  Mostró calidad el sexto en sus embestidas, queriendo embestir siempre con clase y con el pitón de adentro. Sin embargo, cuando Roca Rey intentó ligarlo, perdía las manos, lo que impidió la ligazón y que la faena rompiera hacia adelante. Muy asentado estuvo el diestro, que intentó siempre afianzar la embestida con unos trazos templados. Fue silenciado. El quinto fue el mejor toro de la corrida, con más ritmo y fondo, aunque con un punto de mansedumbre. No se definió en los primeros tercios el astado, que empezó a romper en la faena de muleta. Juan Ortega cuajó una bella obra, lleno de magia, con la figura relajada, toreando con sumo sentimiento a los sones de ‘La Concha Flamenca’. Rugió el público de Ronda con los trincherazos y con los remates por bajo. Sabor añejo. Torería absoluta. Dejó una gran estocada y paseó las dos orejas. Más fino de hechuras el segundo, largo, al que recibió Juan Ortega con encajadas verónicas, toreando muy de verdad y asentado en los riñones desde el primer lance. Fue éste un astado que embistió recto, con arreones y descompuesto, dando siempre un tornillazo al final de los muletazos. Juan Ortega basó la faena en muletazos de uno en uno, ciñéndose mucho la embestida a la cadera. Muy dispuesto el sevillano. Lo pasaportó con habilidad al primer intento. Abrió plaza un toro bueno alto de hechuras, que ya apretó para adentro en el recibo a la verónica de Morante de la Puebla. Destacó el quite por chicuelinas del sevillano, muy garbosas, rematadas de una revolera. No tuvo entrega el astado, que embistió con arreones y siempre estuvo escondido detrás de la mata. Lo intentó Morante por ambos pitones en una faena de sincero esfuerzo. Dejó media estocada al segundo intento. El salió descoordinado de toriles y fue devuelto. En su lugar, salió el primer sobrero, con el mismo hierro, que resultó un astado manso, con muchas complicaciones, que además tuvo poco embroque. Arriesgado fue el par de Juan José Trujillo, que se libró de milagro de la cornada. Tras pasarlo por ambos pitones, Morante de la Puebla decidió machetearlo por abajo. No estuvo acertado con la espada. 

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