HISTORIA DEL TORERO

SATURNINO MORILLA GODOY (Rubio de la Puebla)

Publicado el 28 de junio de 2023
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Matador de toros manchego que ya intervenía en funciones de signo económicos durante la temporada de 1979. El nombre del toro de la alternativa fue Mentiroso, y el hierro al que perteneció fue el de don Félix Hernández Barrera. Corta tres orejas de reses de la vacada de Víctor y Marín el 9 de septiembre de 1980 en Villarrubia de los Ojos, en presencia de Manuel González, y se presenta en la plaza de Las Ventas, de Madrid, el 26 de octubre del mismo año, para despachar un eral de la ganadería de Manuel Vicente, lo que llevó a cabo con dificultad, por lo que habría de escuchar dos avisos, pese  a lo cual daría una vuelta al anillo al término de su trabajo. Le acompañaron en la arena en tal oportunidad los asimismo espadas noveles Manuel González, José Lozano, Manuel Osuna y Francisco Marín. El 15 de julio de 1981 resulta lesionado de extrema gravedad, con fractura de vértebras lumbares que le producen parálisis parcial de las piernas. Se suponía que el  diestro no podría volver a practicar el toreo, pero tras muy largo periodo de convalecencia y recuperación pudo reaparecer el 23 de mayo de 1982. Logra resultados positivos en Santiesteban del Puerto, con ganado del hierro de Juan Ruiz Palomares, ante Juan José Jaén, Curro Díaz, Ángel Sevilla y el Caballista José Sainz, el día 29 del mismo mes y año. Se lleva los máximos trofeos de un ejemplar de la divisa de Víctor y Marín el 25 de julio de 1984, cuando, delante del rejoneador Manuel Carmona, alternaba con Pedro Lara en el coso de Almadén. Se decide a tomar la alternativa y, efectivamente, el 15 de septiembre de 1985 recibe la boda de doctor en tauromaquia en la plaza de Almodóvar del Campo (Ciudad Real), de manos de Juan Antonio Esplá, quien, en presencia de José Nelo, Morenito de Maracay, le cede la muerte de un toro de la ganadería de Hernández, al que cortaría una oreja. Compite el 19 de julio de 1986, en Manzanares, con Tomás Rodríguez, Campuzano, y Pepín Jiménez en la lidia de un encierro de la vacada de Bernardino Jiménez, y el triunfo le sonríe con el astado que cerró plaza, del que le concedieron las dos orejas. Tanto en su etapa novilleril como la actual de matador de toros sus actuaciones fueron siempre muy especiadas. El milagro de  su recuperación no ha sido debidamente valorado.

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