HISTORIA DEL TORERO

RAÚL ZORITA CONDE

Publicado el 14 de abril de 2024
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Matador de toros nacido en San Sebastián el 10 de julio de 1970, aunque residente en Zaragoza, que no solamente llegó a la fina del concurso de noveles Monte Picayo en la versión de 1985, sino que fue el triunfador del mismo. Mató su primer becerro el 29 de junio de 1985, en la parte seria del espectáculo Ovaciones en el Ruedo. Todavía es muy pronto para emitir un juicio sobre las que por otra parte, le fue entregado al término de la mencionada temporada el trofeo Mesón Campo de Toro, instituido para premiar al mejor novillero que actuara en ruedos aragoneses en funciones sin caballos en tal año. El 15 de agosto del siguiente corta una oreja de una res del hierro de Justo Marcos, en la localidad murciana de Blanca, ante su compañero de cartel Luis Carlos Aranda. Durante la temporada de 1987 debuta con picadores, concretamente el 1 de marzo, en la plaza de Calahorra, lidiando cinco novillos de Bernardino Píriz Carvallo y la sexta que correspondió a Raúl, perteneciente a la divisa de Manolo González, en compañía de el Niño de la Taurina y Julio Aparicio. Corta las dos orejas del novillo de su presentación y comienza a darse a conocer con fuerza a los grandes públicos, logrando resultados muy positivos. Sirva de ejemplo el del 29 de marzo en Plasencia, donde alternó con Jerónimo Santamaría y Julio Aparicio en la lidia de un encierro del hierro de Lora Sangrán, tras la actuación del rejoneador Javier Buendía.

En tal coyuntura le concedieron las dos orejas de cada uno de los bureles de su lote. Ha completado una excelente temporada con un total de cuarenta y cinco actuaciones. Ha unido su nombre al de los novilleros más en candelero de la actualidad, plantel de futuros matadores de alternativa en el que tantas esperanzas tiene depositadas la afición taurina. La temporada de 1987 termina con cuarenta y cinco novilladas, nueve de ellas en Francia, y entre sus actuaciones, cabe destacar su presentación en Sevilla, el 14 de junio, al lado de Chicuelo de Albacete y Manolo Corona para lidiar cuatro novillos de don Antonio Gallego Romero y dos de Soto de la Fuente, de los que estoqueó uno de cada divisa. Hay que señalar la tarde de su primera actuación en suelo francés, la del día 5 de julio, en Arles, con Fernández Meca y Niño de la Taurina y novillos de Los Bayones. Y tampoco debe olvidarse que bajo la dirección de Justo Ojeda este novillero alcanzó premios importantes en Pamplona, Zaragoza, Fuenlabrada y Calanda. Con tendencia a los muletazos cortos y en profundidad y una técnica depurada, algo frágil de valor, pero capaz de superarse con coraje y, asimismo, quebradizo en el manejo de la espada. Para la temporada de 1988 queda situado en un lugar de privilegio y sus cualidades hacen prever en él un futuro muy prometedor. Esta temporada de 1988 es de gran importancia. Torea diez novilladas antes de presentarse en la plaza Monumental de Las Ventas. Su comparecencia está prevista para el 1 de mayo. Van a ser sus compañeros el salmantino José Luis Ramos y el leonés Julio Norte. Los novillos que esperan en toriles son del hierro de los señores Hijos de don Bernardino Giménez Indarte. Viste Raúl de blanco y oro. Con su primer novillo, Indultado de nombre herrado con el número 3 en su piel negro, un novillo difícil, ante la responsabilidad del debut, se le ve animoso, pero sin pelearse de verdad. Muestra sus buenas maneras, pero se silencia su trabajo cuando dobla el burel. Con la espada no se entrega, se queda en la cara, sin cruzar. En el segundo, con la espada está mal. Repite en Madrid en San Isidro, con novillos de Torrestrella y de los señores Hijos de don Pablo Martínez Elizondo, pero tampoco le ruedan bien las cosas.

Quizá convencido de la necesidad de no pasar de cualquier forma por Madrid, todavía su apoderado antes de que tome la alternativa, quiere que su torero vuelva a Madrid. Lo hace el 31 de julio, pero de nuevo sin nada destacable que contar. Una intervención más, en Vinaroz, en corrida mixta, el 7 de agosto, en la que sería su postrera salida a los ruedos como novillero, con Carmelo y el novillero César Pérez, en la lidia de dos toros y cuatro novillos de don José Matías Bernardo, y luego llegará la corrida del doctorado. Ha toreado hasta ese momento veintidós novilladas, incluyendo como tal su actuación en el festejo mixto de Vinaroz. La alternativa está prevista para el 10 de agosto, en la feria de Huesca, de la que es empresario su apoderado Justo Ojeda. Se lidian seis toros, mal presentados, con el hierro de Jandilla. En general flojos, con dificultades y deslucidos. El primer toro de la tarde, Adinerado se llamaba, estaba herrado con el número 83, era negro zaino y pesaba 445 kilos, le fue cedido por su padrino, José María Manzanares, en presencia del Malogrado Julio Robles. Fue un inválido total, que se resintió de los cuartos traseros. Raúl, vestido de blanco y oro, se lo llevó al centro del ruedo, pretendiendo hacer faena, pero solo pudo apuntar algún derechazo de buen trazo y despacharlo con brevedad, algo que el público agradeció. El sexto toro fue el único que se pudo torear, también escaso de fuerzas y con algo de picante, pero, al menos, embestía. Lo aprovechó el joven espada y demostró con capote y muleta estar en un buen momento para tomar la alternativa. El resto de la temporada, en la que alterna en diez corridas de toros, transcurre en la región aragonesa, excepción hecha de su salida a Calahorra, en la tercera de sus actuaciones como matador de toros. En 1989 interviene en doce corridas de toros, sin que actúe en ninguna plaza de renombre, sin exceptuamos su tarde del 2 de julio en Zaragoza.

La siguiente temporada tiene parecida proyección a las anteriores, ya que de los quince paseíllos que realiza, solamente tres son en cosos fuera de la región aragonesa. Las esperanzas que se han puesto en este joven donostiarra parecen encerrarse en las barreras de Aragón y pueden degenerar en un marcado sello regionalista para el torero. La temporada de 1991 viene marcada para este espada por la confirmación de alternativa en Madrid, que se ha preparado muy al comienzo de la campaña para que, si tiene suerte, le sirva el resto del año. La fecha acordada es el 28 de abril. Es el primer espada que viene ese año a ratificar su doctorado a Madrid. El padrino es César Rincón, que en su próxima comparecencia en mayo saldrá por vez primera a hombros de Las ventas, quien le cede la muerte del astado Talismán, número 7, negro de 546 kilos de don Celestino Cuadri Vides, en presencia del valenciano Enrique Ponce. La corrida de toros fue impresionante por su presentación, de ahí em mérito de lo que hicieron Raúl, y sus compañeros, con ella. Se notó lo poco que todavía había toreado, pero los aficionados apreciaron lo bien que corrió la mano en el toro del doctorado. También supo apreciar el tendido su decisión al fajarse con el sexto, muy aplaudido cuando saltó al ruedo, pero el peor del lote para los toreros. Termina la temporada, la cuarta de matador, con once festejos, sin que pueda sumar un triunfo serio que hacer valer en las empresas. A finales de julio anuncia su decisión de retirarse de los ruedos y emprender de nuevo los estudios que abandonó cuando comenzó su carrera taurina. Su último festejo como matador de toros fue el 21 de julio, en Tarragona, alternando con el Soro y Ángel Lérida en la lidia y muerte de seis ejemplares de los señores Herederos de Cabral de Ascençäo.

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