Hijo de Padres españoles, nació en Buenos Aires (República Argentina) el 3 de marzo de 1920. Pero se hizo súbdito peruano. Siendo chico, vino a España y aquí aprendió a torear, prácticar y conocimientos que aprovechó para abrazar la carrera de lidiador y recorrer Bolivia, Perú, Venezuela y México vistiendo el traje de luces. No obstante tantas correrías, casi desconocido era en España cuando el 24 de junio de 1946 se presentó en la plaza monumental de Barcelona para que Manuel Escudero le diera la alternativa, acto que se llevó a efecto en presencia de Julián Marín y Luis Briones y lidiándose en tal corrida dos toros de don Manuel González y seis de A. Sánchez y Sáchez. Obtuvo un éxito de galería, que se repitió en los días 29 y 30 de aquel mes y 7, 14, 21, 25 y 28 de julio, repetidas actuaciones que, con la propaganda consiguiente, le abrieron las puertas de muchas plazas.
Mas pese a todo, Rovira no pasó de ser un torero y un matador espectacular de los que no resisten un detenido análisis. Dicha alternativa la confirmó en Madrid el día 10 de octubre del mismo año, con toros de don Joaquín Buendía, actuando Gitanillo de Triana (R.) de padrino y Parrita de testigo, y al final de la temporada había sumado 42 corridas.
En 1947 toreó 46; en 1948 bajó a 37, que se redujeron a 21 en 1949, y así fue descendiendo, sin interesar ni poco ni mucho. Y es que –lo repetiremos– su estilo no tenía nada de depurado ni como matador.
Aunque su toreo generaba controversias, Rovira -que murió en 2007 en Cuernavaca.
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