Matador de toros y posteriormente banderillero nacido en el barrio de Vallecas, de Madrid, el 11 de mayo de 1967. Viste su primer traje de luces el 15 de agosto de 1981. En Griñón, y seguidamente interviene en buen número de actuaciones formando parte de diversos espectáculos cómico-taurinos musicales, como en el del Chino Torero, Córdoba Taurina y España Taurina, que el 27 de abril de 1984 se presentó con picadores en la localidad de San Martín de la Vega (Madrid). Alternó con José Luis Seseña y Luis Milla, que se las entendieron con novillos de don Domingo Ortega, al quinto de los cuales cortó una oreja. Actuó por vez primera en Francia el 5 de agosto de 1984, en Soustons, alternando con Torres Palacios y Juan Rivera en la lidia de novillos de los señores Hijos de don Bernardino Giménez. Dio la vuelta al ruedo en su primero y cortó la oreja del segundo de su lote. Comienza más tarde a tomar parte en corridas sin picadores, y el 26 de agosto de 1986, en Mijares, le conceden las dos orejas de cada uno de los astados de la vacada de José Escolar que formaron su lote, lo que pudo atestiguar Carlos Mora, su compañero de cartel. No tarda en participar en funciones con Caballos –durante la temporada de 1984 lo hizo en veinticuatro ocasiones–, al alcanzado triunfos bien significativos, como el del 20 de mayo en Casas Benítez, de donde se llevó tres orejas de reses de la ganadería de Santiago del Castillo, en presencia de Juan Rivera, o el del 25 de julio en Mondéjar, donde la cosecha ascendió a cuatro orejas y dos rabos, o el de tres días después en Almadén, donde gana las dos orejas y el rabo de un ejemplar de la divisa de Flores Albarán, con Saturnino Morilla, Rubio de la Puebla, a su vera en la arena. No acaba aquí la relación de éxitos sobresalientes en este año de 1985, pues el inmediato 29 de julio, en Ibiza, y ante Manuel Palacios y Rafael de Palma, cortaría cuatro orejas de bureles del hierro de Eugenio Marín, que serían los máximos trofeos de un novillo de la ganadería de Víctor y Marín al repetir en Ibiza el 2 de agosto, idénticos galardones que obtendría el día 25 del mismo mes, de pupilos de la divisa de Francisco Galache, en San Felíu de Guíxols.
Vuelve nuevamente a Ibiza el 2 de septiembre, con la mala fortuna de ser herido de consideración, por una res del citado hierro de Víctor y Marín, en la región perineal. Este Joven diestro, que ganara el preciado trofeo novilleril del Zapato de Oro de Arnedo en su versión de 1984, se presenta en el coso madrileño de Las ventas el 3 de junio de 1985, en el ciclo Isidril, para alternar con José Miguel Arroyo, Joselito, y Rafael Camino en la lidia de un encierro de la vacada de Manuel Martín Peñato, agradando sus buenas maneras, por lo que es ovacionado en su primer novillo, pese a escuchar un recado de la presidencia al fallar con la tizona y obligarle a dar una vuelta al anillo al término de su actuación. Cumplimentó treinta contratos en 1985 y uno menos en 1986, sin que se interrumpiera la racha de triunfos, como el del 14 de junio en El Tiemblo, donde le conceden cuatro orejas y un rabo de novillos de Apolinar Soriano, ante Miguel Cubero, Sánchez Cubero, y Gregorio Moreno, Moreno Cruz. El 5 de agosto en Cenicientos resulta herido de importancia por un astado del hierro de Frías, pero antes del término de la campaña aún tiene tiempo de conseguir tres orejas y un rabo de pupilos de la ya citada divisa de Apolinar Soriano, en la localidad madrileña de Villa del Prado, con Juan de los Reyes y Ricardo Sevilla, Chicuelo de Albacete, de complementos de terna. Tras su alternativa, presuntamente cercana, conoceremos con más fundamento el auténtico valor –y no solamente temperamental—de esta joven promesa del toreo madrileño.
En la temporada de 1987 no hace ningún paseíllo para alternar con novilleros en festejos de su categoría. En 1988 interviene, en los primeros meses del año, en tres novilladas, la última en Yepes (Toledo), el 13 de marzo, con Bernard Marsella y Coscorrito, que ese día hacia su presentación con los del castoreño, y novillos de don Mariano y doña Carmen Arroyo Martín. Siete días más tarde, el 20 de marzo, en la localidad albacetense de Villarrobledo, Víctor Mendes, en ceremonia que presencia Joselito, le cede los trastos de matar para que estoquee el primer astado de la tarde, del hierro de Peralta. Se llama el toro Granadino, está marcado con el número 698 y es de capa castaña. Después de una ajustada faena le cortó una oreja. Vistió Pedro de grana y oro. Suma, en esta primera temporada, seis corridas de toros, sin que ninguna plaza importante contara con sus actuaciones. Peor, sin duda, fue 1989. Únicamente un festejo torea este año. En Aranjuez, el 25 de marzo, hace el paseíllo con José Antonio Carretero y José Luis Seseña, matando dos toros de la divisa de los señores Hermanos Ramajo de Villoria, al tercero de los cuales le corta una merecida oreja. Realmente es una parada drástica en em este matador de toros, que en su época de novillero cosechó destacados triunfos, incluso el trofeo Zapato de Oros de la feria de novilladas de Arnedo (La Rioja), pero como tantos otros acusa el salto al escalafón superior. La temporada de 1990 es mucho mejor para el torero madrileño. Tras intervenir en siete corridas de toros, el 6 de mayo está anunciado en Madrid para confirmar su alternativa, primera ratificación de doctorado de ese año en Las ventas. Vestido de verde botella y oro, este alto matador de toros hace el paseíllo con Carlos Aragón Cancela y Raúl Galindo. Se lidian seis toros de don José Vázquez Fernández, los antiguos aleas, muy bien presentados y bravos en general. Salvo el de la confirmación, que tuvo genio, los demás, aunque algo escasos de fuerzas, llegaron con buen son al último tercio. El primero que saltó al ruedo venteño correspondía al torero de Colmenar Viejo, que lo cedió a Pedro Lara para que lo estoqueara, como dicta la tradición. Se llamó el ejemplar Guitarrero, lo había herrado con el número 72 y su pinta era negro bragado, meano y lucero. Pesó 493 kilos.
No pudo demostrar en este toro que estaba dispuesto a recuperar lo que de su carrera se había ido quedando en las pocas plazas en las que ha toreado, ya que condiciones del astado no le permitieron nada más que apuntar sus indudables condiciones y recibir una voltereta. En el quinto, ya que es más antiguo que Raúl Galindo, se lució en los lances de capote con los que recibió al de Vázquez y en un quite por chicuelinas. Este torero, que de su etapa de novillero me viene el recuerdo de su estilo vertical, relajado, amanoletado como suele decirse, en la línea más moderno de Mondeño, volvió a interpretar así el toreo, algo que últimamente no había prodigado. La faena tuvo los altibajos normales en un espada que no tiene continuidad en su profesión, pero hubo algunas tandas, sobre todo con la derecha, de indudable calidad. Hizo muy bien la suerte de matar y aunque se discutió la oreja que se le concedió, más se debió al hecho de que su puntillero levantara al toro que a una crítica negativa a su labor. Este trofeo, indudablemente, le vale a la hora de pedir ajustes, y así termina la temporada alternando en veintiuna corridas de toros, incluyendo su repetición en Madrid, el 1 de julio, pero no su paso por la Feria de San Isidro. El balance de trofeos durante la campaña es muy positivo, pero, como en otros toreros, en los cosos en que estos tienen más resonancia, cuales en su caso las tardes de Madrid en julio y Valencia en agosto, no logra llevarse las codiciadas orejas. Solamente en la denominada <<tercera>>, la plaza de San Sebastián de los Reyes, consigue cortar una oreja a un toro de la señora Viuda de Martínez Benavides. En conjunto, la temporada ha sido positiva para sus intereses. Su campaña de 1991 arranca el día de San José, en Villarrobledo, la plaza en la que tomara la alternativa, cortando una oreja a un toro de El Chaparral, en cartel que completaban Ruiz Miguel y Fernando Lozano. En Baeza (Jaén) se lleva dos orejas de un ejemplar de los señores Hijos de don Juan Valenzuela y su tercera comparecencia en los ruedos ese año es el 5 de mayo en Madrid, en corrida que cierra la Feria de la Comunidad, con Lucio Sandín y El Boni y toros salmantinos de don Antonio Pérez de San Fernando, con el deseo de entrar en alguna sustitución de la Feria de San Isidro. Pero los toros salen mansos, mansísimos, sin juego posible, tan es así que el quinto lo lesionó, durante la faena de muleta, propinándole una coz. Se tuvo que retirar al callejón, físicamente mermado, y volvió a salir por pundonor para continuar con la lidia, en la que se le vio con mucho entusiasmo, pero lo que consiguió con su entrega lo emborronó con un deficiente uso de la espada. Después de tres tardes en cosos portátiles, vuelve a Las Ventas, plaza en la que, como tantos, quiere enderezar su carrera. Es el 28 de julio, con Paco Alcalde, que solo mataría un toro, de los seis de los señores Herederos del conde de Cabral que se lidiaron, ya que el primero tuvo que ser apuntillado antes de que entrara a matar, y José María Plaza. Fue ovacionado en sus dos faenas, mató mejor que otras veces en Madrid, pero no llegó el deseado triunfo que lo ayude. Se mostró como un torero fino y elegante, pero siguió sin conseguir el triunfo rotundo que necesitaba. Acaba la temporada con cinco festejos más, en total ha toreado trece corridas de toros, y con la etiqueta de torero a tener en cuenta. Siete festejos torea en 1992 y el comienzo, el 17 de mayo, en Corral de Almaguer (Ciudad Real), cortando las dos orejas y rabo a un ejemplar de Gavira, no puede ser mejor. También en Torrijos (Toledo) corta tres. Luego dos en Getafe (Madrid), a un toro del hierro salamantino de Castillejo de Huebra. En su cuarta comparecencia vestido de luces, otra de un toro de don Luis Algarra Polera, y en Baeza (Jaén), el 15 de agosto, se le aplaude cuando doblan sus dos toros. Y de nuevo, Madrid, el 30 de Agosto, con Luis Parra, Jerezano, y Román Lucero. Lidia dos toros de don Julio A. de la Puerta y Castro y al segundo de ellos, con el que se cruzó mucho, al que entendió muy bien, le cortó una oreja por una faena plena de buen gusto y digna de pasar a la historia de la plaza. Se ha merecido su inclusión en la feria septembrina de Las Ventas y, efectivamente, su siguiente salida a los ruedos es el 3 de octubre, en la cuarta corrida de la Feria de Otoño madrileña, con la que pone fin a su temporada. Alterna con el albaceteño Dámaso González y el madrileño José Pedro Prados, El Fundi. Los toros son del hierro portugués de don Joaquín Manuel Murteira Grave, de formidable trapío, que además se dejaron pegar en varas. Su toreo reposado, al que quiere imponer su temple, se estrella con los viajes cortos, arrancadas deslucidas y sosería de su lote. Lo mejor sin duda, el magnifico volapié a su primero. Cuando termina la campaña ha sumado siete corridas de toros, número que, como en el caso de otros, número que, como en el caso de otros toreros, no es suficiente para la preparación que necesitan. Así es difícil, como se dice en argot, coger el sitio a los toros. Dos tardes en Madrid constituyen únicas salidas a los ruedos en la temporada de 1993, los días 18 de abril y 8 de agosto, en su sexta comparecencia del vallecano ante la afición de Las ventas, sin que volviera a conseguir trofeos. En 1994 y 1995 se viste de luces en dos y una ocasiones, respectivamente. Su última actuación como matador tuvo lugar en Madrid estoqueando una corrida de toros de Monteviejo en 1999. Banderillero desde el 24 de marzo del año 2000, torea suelto, aunque matadores como Óscar Higares, Chamón Ortega o en novillero Emilio de Justo cuentan con él en todas sus actuaciones.
0 comentarios