
Matador de toros, nacido en El Puerto de Santa María(Cádiz) el 10 de junio de 1954. Toreó su primera corrida con caballos durante la temporada de 1972. En el comienzo de la siguiente forma parte de un espectáculo titulado <<Los Seis Ases>> organizado por los empresarios Canorea, Puerto Peralta y Chopera para promocionar, con novilladas picadas, nuevos valores. En tal formación interviene, con positivo éxito, en diecinueve festejos a los que hay que sumar otros once tras la disolución del grupo. En 1974 limita prácticamente sus actuaciones a las celebradas en cosos gaditanos, como el de San Fernando, donde el 1 de mayo corta una oreja de una res del conde de la Maza ante Juan Montiel y Alberto Ruiz, o el de su patria chica el 27 de julio donde triunfa en su primer enemigo, de la vacada de Ángel y Juan Antonio Sampedro en presencia de Jorge Herrera y Manuel Ruiz, Manili. El 27 de abril de 1975 debuta en el carabanchelero coliseo de Vistalegre para alternar con Ángel Majano y Juan Antonio Cobo, Garbacito, en la lidia de cuatro astados de Barcial y dos de Castillejos, siendo repetidamente revolcado por los novillos de su lote. Catorce funciones toreó tal año, la que no pasaron de media docena en el siguiente para doblar tal cifra en 1977, incluida la de su presentación en la plaza de Las Ventas, de Madrid, el 2 de octubre, para estoquear, en unión de López Heredia y Pedro Mariscal, cinco cornúpetas de Eugenio Marín Marcos y uno de El Jaral de la Mira. Precisamente con este es donde más luce el diestro, por la que daría una vuelta al anillo tras darle muerte. Le repiten en el mismo coso el siguiente día 23, con ganado de Frías y con Ángel Majano, Palomo II, y Miguel Abellán, El Maletilla de Oro, de compañero de cartel, siendo cogido de forma impresionante por su segundo oponente, que tan solo le infiere un puntazo que no revistió gravedad alguna. Destacó su fino toreo con el capote, lo que dio pie para que el crítico de ABC, de Madrid, José Luis Suárez-Guanes titulara su crónica <<La resurrección del toreo de capa>>. En 1978 interviene en veintiséis funciones, alcanzando un señalando triunfo en Madrid el 12 de octubre al cortar una oreja de su segundo novillo, del hierro de El Jara de la Mira. Completaban la terna en tal coyuntura Antonio Pobeda y Francisco Duarte. Al comienzo de la temporada de 1979, exactamente el 18 de marzo, toma la alternativa en Fuengirola (Málaga) de manos de José Luis Feria, Galloso, en presencia de Jesús Márquez. Se corrió un encierro de Clemente Tassara y el toricantano cortó las dos orejas de toro que abrió plaza. No tarda en confirmar el doctorado y lo lleva a cabo en pleno serial isidril, actuando los rejoneadores Manuel Vidrié y João Moura, con dos toros de la divisa de El Campillo, lo que demuestra la categoría que había adquirido. Ello ocurre el 17 de mayo, actuando Ortega Cano y Antonio Rubio, Macandro, de padrino y testigo, respectivamente, de la ceremonia, con ganado de José Murube. No destaca en tan importante oportunidad, ni tampoco en la que se le ofrece el siguiente 14 de junio –festividad del Corpus– en la misma plaza, con astados duros y peligrosos del conde de Mayalde, y Curro Vázquez, y Lázaro Carmona de complementos de terna. Llevaba cinco corridas de toros despachadas cuando el 10 de agosto sufre un grave accidente de tráfico en las cercanías de Jerez de la Frontera (Cádiz), en el que sufre gravísima lesiones que le impedirán volver a practicar su torera profesión. Un año después del accidente aún continuaba utilizando una silla de ruedas y, por supuesto, realizando ejercicios de recuperación. Pero antes, el 29 de marzo de 1980, la gran familia taurina había acudido en su auxilio en la plaza de su natal El Puerto de Santa María, en la que se lidiaron nueve reses, donadas por otros tantos ganaderos, que fueron estoqueadas por Curro Romero, Paco Camino, Francisco Rivera Paquirri, Ruiz Miguel (que se enfrentó a dos astados), José María Manzanares, José Luis Galloso y Fernando Heredia, amén de la actuación del rejoneador Fermín Bohórquez. El festival alcanzó un éxito de todo orden y se logró un beneficio amplio. Y así pudo compensarse, aunque fuera de una forma parcial, las consecuencias de un serio accidente de carretera, en el que murieron las fundadas esperanzas de una promesa del toreó.

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