Matador de toros nacido en Madrid el 20 de agosto de 1975. Mayor de cuatro hermanos –José Tomás, Marcelo, Andrés y Antonio–, pronto se traslada al hogar familiar de Galapagar (Madrid). Por afición de su abuelo Celestino frecuenta la plaza de Las Ventas y a los diez años se pone delante de una becerra por vez primera, en la finca de Jesús Pérez Escudero. Sorprenden sus maneras y el propio abuelo le organiza un festejo con público, con entrada gratuita. En 1988 lidia una becerra en Galapagar y al año siguiente se presenta oficialmente ante el público, el 25 de julio en un festival celebrado en Colmenarejo (Madrid). Corta un rabo y, a pesar de ser consciente de la dureza del camino, la ilusión de su abuelo prende en su ánimo, afortunadamente para la legión de aficionados que, con el paso del tiempo, disfrutarán de su toreo. El 7 de febrero de 1991 se viste de luces en Valdemorillo. Lidia un novillo de Carmen Segovia tras celebrarse la novillada con caballos programada, con Mariano Jiménez, Erick Cortés y Luis García Ramírez en el cartel. Unos lejanos lazos familiares con el ganadero Victorino Martín hacen que este se interese por el joven espada. Y es Victorino Martín García quien le presenta al banderillero Antonio Corbacho, hombre clave en la carrera del torero. Tras dos años de aprendizaje, durísimo, debuta con picadores en Benidorm (Alicante) el 24 de julio de 1993. Con novillos de Román Sorando consigue salir en hombros esa tarde, en la que le acompañan Antonio Barrera y Canales Rivera. Solamente torea tres novilladas y toma una decisión que será crucial para el futuro: marcharse a México. Aconsejado por el citado Corbacho y los ganaderos José Chafick y Marcelino Miaja, y acuciado por la dificultad que tienen los novilleros para conseguir contratos en España, José Tomás marcha a México en enero de 1994.
Debuta en esas tierras el 26 de enero, en Puerto Vallarta, y desoreja al único novillo que estoquea. Su nombre comienza a sonar con rapidez en el mundillo taurino mexicano, hasta tal punto que participa en 26 novilladas en esta temporada, incluyendo su presentación en la Plaza México, donde alterna con Uriel Moreno y Rogelio Triviño en la lidia de siete astados de Manolo Martínez (Moreno Regala el sobrero). Entre éxito y éxito mexicano –cuando no había orejas no había orejas siempre quedaba una gran impresión—participa en dos novilladas e España: en Collado Villalba (Madrid) y en Valencia. Pero son meras anécdotas: José Tomás, ídolo en México, en un desconocido en España. Pero no para todos. El 12 de abril de 2004 la revista 6 Toros 6 se hace eco de sus triunfos mexicanos y entrevista al torero, y comienza una firme apuesta de este medio por José Tomás.
Los aficionados españoles, de esta manera, comprueban desde entonces, en similares noticias y entrevistas, que hay un torero español que está triunfando en México como novillero. <<Me encantaría torear en plazas españolas, pero no me dan sitio en los carteles>>, comenta en una entrevista. Quién le iba a decir que sería eso, sitio en los carteles, lo que Le sobraría años después… Porque José Tomás nunca fue amigo de la cantidad. Ni en sus comienzos ni ahora. Prefiere la calidad. El de 1995 supone el año de lanzamiento del novillero José Tomás, figura en México. Apoderado por Santiago López y Emilio Miranda, de nuevo extraemos un párrafo de 6 Toros 6 –febrero de 1995—por su extraordinaria clarividencia: <<Si hay un novillero que ha causado un intercambio de información entre España y México es José Tomás Román Martín. (…) Hasta la fecha ha logrado triunfos importantes en México, algunos de ellos en la Monumental. Debido a la repercusión de esos éxitos, Santiago López y Emilio Miranda han decidido apoderarle. Este novillero de Galapagar está terminando actualmente el servicio militar y tiene en la cabeza un compromiso serio: la plaza de Valencia, donde ya triunfara el año pasado. Casi un mes, el 19 del presente, actuará en Vinaroz. Por lo pronto, con esos dos festejos, casi habrá igualado el número de actuaciones de la temporada pasada en España, pues solo toreó en tres ocasiones, José Tomás, de cartel reconocido en México, es un caso raro en España. Y, en esta temporada, quiere terminar con la rareza y consolidarse como un novillero puntero. De esa tarde en Valencia, Federico Arnas escribió que <<José Tomás enamoró a todos por su ritmo cadencioso y su valor natural. Torero de aires de los cincuenta que debe convertirse en una de las estrellas de la novillería en 1995>>. La temporada de 1995 continúa con un José Tomás anunciado en muchas ferias de importancia, con éxitos y percances. Una fecha es clave: la del 24 de septiembre. Se presenta en Las Ventas. Acompañado en el cartel por Luis Miguel Encabo y Rafaelillo, lidia dos novillos de Las Ramblas, le corta una oreja a cada uno y sale por la puerta grande. José Luis Suárez Guanes escribió: <<Lo mejor de él no fue lo que realizó sino lo que se vislumbra>>. Los críticos ya hablaban de su gran preparación para recibir la alternativa. Y es que la fecha del doctorado ya estaba en la cabeza del torero. Como no podía ser de otra manera, recibiría la alternativa en México, en la Plaza Monumental. Pero antes de ese acontecimiento (10 de diciembre de 1995), el torero volvería a la plaza de Las ventas, a la novillada de la feria de Otoño. El 26 de septiembre su primer novillo –de Santiago Domecq—le coge aparatosamente al recibirlo con el capote y le envía a la enfermería, con contusiones y traumatismo craneoencefálico. Días después parte para México con 50 novilladas toreadas en España, en el segundo lugar del escalafón de novilleros. Entre los numerosos premios que acapara destaca la Oreja de Plata de Radio Nacional de España.
Antes de su alternativa, se despide como novillero en su querida plaza de Aguascalientes, el coso donde recibiera su bautismo de sangre y de donde y tantos buenos recuerdos guarda. Ese citado 10 de diciembre de 1995 recibe la alternativa de manos de Jorge Gutiérrez y con Manolo Mejía de testigo. Los toros fueron de Xajay y el de la ceremonia se llamó Mariachi, de 500 kilos. Da una vuelta al ruedo tras petición en su primero y resulta herido en su segundo. La prensa mexicana se vuelca con el fenómeno al día siguiente. La cornada no tiene excesiva importancia, pero sí la sufrida días después en la plaza de Autlán (Jalisco). Ocurrió el 18 de enero de 1996, cuando lanceaba al sexto de la tarde. La gran hemorragia sufrida le hizo perder mucha sangre, por lo que tuvo que soportar varias transfusiones. Las escenas vividas ese día fueron realmente dramáticas y angustiosas. El 14 de mayo de ese año, 1996, confirma su alternativa en la plaza de Las Ventas. Ortega Cano le cede la lidia de Jumito, número 119, negro, de 472 kilos, de Jandilla, en presencia de Jesulín de Ubrique. Logra una buena faena y es ovacionado, pero es al sexto al que le arranca la oreja tras un arrimón dramático que pone los pelos de punta a los espectadores. La temporada la concluye con 35 corridas de toros en su haber. La siguiente será la de su definitivo asentamiento en el Olimpo del toreo. El idilio con la plaza de Madrid se acrecienta tras una faena a un toro de Alcurrucén al que le corta las orejas. La plaza estalla, José Tomás explota como torero. Sale de San Isidro como gran triunfador y su nombre aparece en todas las ferias importantes de España y Francia. Arrebata, apasiona y comienza a fraguarse una legión de seguidores que no se pierde ni una actuación del ídolo. Suma un total de 79 corridas de toros y Madrid y José Tomás sellan su idilio de por vid. Por eso apuesta en 1998 en Madrid. Se queda fuera, por segundo año consecutivo, de la Feria de Abril y deja gran parte del futuro de su temporada en el horizonte venteño. Actúa en la goyesca del 2 de mayo y le corta una oreja a un Atanasio. No acaba de triunfar rotundamente en las siguiente actuaciones madrileñas, pero llega la corrida de la Prensa y desoreja a un bravo toro de El Torreón. Sale, de nuevo, lanzado de Madrid. El resto de la temporada se resume con una palabra: triunfo. Granada, Pamplona, Algeciras, Almería… son plazas que recordarán para siempre lo vivido aquel mágico 1998. José Tomás lo da todo cada tarde, en cada plaza, y los públicos se rinden ante el genio misterioso de un hombre poseedor del temple y que enardece con su pureza y su verdad. Finaliza su tercera temporada como matador de toros tras un percance sufrido en Estella (Navarra), con 72 actuaciones en su haber. En 1999 entra por fin en los carteles de la feria de abril sevillana. Sin suerte con el ganado, culmina un buen ciclo cortando una oreja. Se anuncia tres tardes en Madrid. En la primera, corta una oreja a un animal de El Torero, y la tarde se pone cuesta arriba cuando sale un manso de El Sierro por el que nadie apuesta un duro. La faena, trágica, conmueve a los espectadores, que ven como un hombre se juaga la vida sin alharacas, aguanta los continuos hachazos del toro hacia su cabeza y arranca una oreja que le concede un público absolutamente conmocionado, asombrado, al borde de un ataque de nervios. Es el 18 de mayo y algún espectador no puede aguantar lo que ve y sale de la plaza con el corazón a mil por hora.
Poco después, el día 26, se escribe una página gloriosa en la historia del toreo y en la de la plaza de Madrid. Es una tarde antológica. Todo queda grabado en la mente de los allí presentes y no se cortan cuatro orejas por el fallo con la espada. Nadie puede entender cómo un hombre es capaz de semejante belleza. <<Toreo como lo siento, no intento hacer nada que no siento, toreo como soy>>, explica después el torero. Día después llega la tercera comparecencia, con toros de Conde de la Corte. Resulta aparatosamente cogido, sin mayores consecuencias que los porrazos y magulladuras por todo el cuerpo. No sale en hombros, lo que es noticia. Poco después, el 17 de junio, en la corrida de Beneficencia, vuelve la normalidad: tres orejas con toros de Garcigrande y de El Pilar. Puerta Grande. Otra más. Madrid es su plaza. Pero no solamente Madrid. Con Barcelona comienza un idilio pasional, tremendo, que alcanza a nuestros días. Esta temporada corta hasta diez orejas en tres tardes en la Monumental catalana y triunfa en plazas como San Sebastián, El Puerto, Alicante, León, Santander, Algeciras, Gijón, Huelva, Almería, Dax, Bayona, Ronda, Salamanca… así hasta alcanzar las 65 corrida de toros. Una temporada grandiosa. La de 2000 estará marcada por dos notas: sus problemas con la televisión (por no dejar imponer la televisión por parte de los empresarios, mejor dicho) y su relación con la plaza de Barcelona. Ausente de las grandes ferias, al liderar la defensa del verdadero protagonista hacia una práctica abusiva de las empresas con respecto a la televisión, sufre a la vez una campaña de descrédito de muchos medios de comunicación taurinos –implicados a su vez en los temas televisivos–, a la vez que crece el interés de los medios de comunicación generalistas por la figura de un torero que levanta pasiones. Entre los intelectuales y entre el pueblo. En las derechas y en las izquierdas. Entre los seguidores del Real Madrid –él, tan colchonero… —y entre los culés del Barça. Se le ningunea en algunos medios taurinos, pero programas de televisión y periódicos de audiencias millonarias se interesan por su persona sobremanera. Centra su temporada en las plazas importantes cuyas ferias y festejos no se televisan y, entre ellas y por encima de todas, la de Barcelona se convierte en su buque insignia. Cuaja actuaciones memorables en la Monumental, donde el público regresa orgulloso de ser aficionado a los toros. A principios de la temporada sufre una grave cornada en Zaragoza, y, a finales, otra en Linares (Jaén). Entre ambas, triunfos, polémicas y la decisión de no hacer declaraciones, lo que multiplica por diez la inquina de algunos medios taurinos. El tomismo o la tomatosis crece y crece y los seguidores del torero llenan las plazas. En la feria de Salamanca se deja un toro vivo y las discusiones recorres España. Termina la temporada con 55 corridas y nadie duda ya de su primacía, y se escuchan voces prestigiosas que le señalan como torero de época.
En el invierno de 2000 a 2001, un tema monopoliza las conversaciones de lis aficionados: José Tomás y la televisión. Comienza el año y pronto se disipa la duda: el torero actuará tres tardes en Sevilla, una de ellas con televisión, y dos en San Isidro, una con las cámaras. Solo se dejará televisar esas dos tardes, ni una más. Por lo tanto, aparece en los carteles de Madrid y Sevilla pero no en los de otras ferias televisadas por entonces: Fallas, Pamplona y Bilbao. El domingo de Resurrección corta tres orejas y sale por la puerta del Príncipe sevillana. En su segunda actuación en Sevilla corta tres orejas y sale por la Puerta del Príncipe. Y lo que iba a ser su tercera salida consecutiva por la puerta más importante para un torero la tiene que cambiar por la salida por la puerta de la enfermería. <<Ha sido el mes de abril más bonito de mi vida –explicaría en la habitación del hospital—porque he abierto dos veces la Puerta del Príncipe y una la de la enfermería.. Estoy feliz>>. Su paso por Madrid no es afortunado. En su primera tarde no triunfa como él y el público están acostumbrados y llega la tarde del 1 de junio. Toros de Adolfo Martín para Joselito, José Tomás y Miguel Abellán. Sin televisión. La reventa, en niveles históricos. La sociedad hablando de una corrida de toros. La plaza, como nunca se vio en los últimos años. Y José Tomás va y se deja un toro vivo. El quinto. Todo el mundo habla de eso. Los pitos se escuchan en Galapagar, pero tampoco mucho más de allí… Después sí llegarán más triunfos, como el apoteósico de León, y el 25 de julio se lesiona gravemente el brazo derecho en Santander. Con 25 corridas corta la temporada hasta recuperarse totalmente, y reaparece el 29 de agosto en Linares (Jaén). A partir de ahí se suceden los éxitos en plazas como Ronda o Valladolid, para terminar en Barcelona, el 23 de septiembre, saliendo en hombros y sumando la corrida número 36. Como ya es habitual, hace temporada americana en aquellas plazas importantes. La temporada de 2002 no la comienza como es costumbre. Sus pasos por las primeras ferias y plazas importantes (Valencia, Castellón, Sevilla) no terminan con puertas grandes y éxitos arrolladores. En San Isidro, sí, por supuesto. El 21 de mayo desoreja a un toro de Martelilla y sale de nuevo en hombros pero, a pesar de otros triunfos en plazas queridas (El Puerto, Linares, Almería, Palencia, Salamanca, Valladolid…), siente la presión del público y comprueba cierta animadversión, fundamentada en la escasa presencia de algunas corridas de toros que lidia. Especialmente frustrante es su presencia en Barcelona, donde escucha pitos en su segunda tarde por ese motivo, posiblemente por vez primera en su vida. El 16 de septiembre escucha más pitos en Murcia y esa será su última actuación, puesto que días después se anuncia su retirada de los ruedos, con casi cincuenta corridas toreadas esa temporada. El 19 de septiembre todos los medios de comunicación –europeos y americanos—se hacen eco de la noticia. Desde ese día, cada año se suceden las falsas noticias, los rumores… Todo el mundo habla menos el protagonista que, eso sí, participa con su aliento y presencia siempre en cuantas iniciativas serias se le proponen, como las llevadas a cabo por la Plataforma para la Defensa de la Fiesta, con la que colabora activamente para promocionar y difundir la fiesta de toros.
A principios de 2007 estalla la bomba informativa. José Tomás decide reaparecer. Y lo hace justamente en la plaza más atacada, la de Barcelona. El 17 de junio. Con nuevo apoderado, el músico y escritor Salvador Boix, amigo y confidente de una inteligencia tremenda, anuncia una campaña de veinte festejos en plazas clave que causan conmoción en el mundo taurino. De nuevo la sociedad en general habla de toros. Los medios de comunicación de audiencias millonarias se vuelcan con la noticia. Las entradas para ese 17 de junio se agitan en pocas horas. La declarada por su Ayuntamiento <<ciudad contraria a las corridas de toros>>, Barcelona, como señala Boix en rueda de prensa, se convierte de la noche a la mañana en el centro del universo taurino. Otras plazas lo verán también en 2007 y el ídolo no solamente vuelve sino que se ha transfigurado, con el paso del tiempo, en mito: Tengo miedo. Si no lo tuviera, no sería humano, y sí que lo soy.
Cuando sale el toro, intento olvidarme de mi cuerpo y de mis miedos para intentar cuajarlo, porque si no te olvidas no te puedes quedar quieto. Si no te pones en el sitio donde los toros cogen… Pero tienes que estar dispuesto, te tienes que poner de verdad. La verdad en el torero es estar dispuesto a que el toro te obedezca y vaya a la muleta por donde tú le indicas… o que te coja>>. El 17 de junio de 2007 reapareció en la Monumental de Barcelona, que 22 años después volvía a poner el cartel de No hay billetes. Completaban el cartel Finito de Córdoba y Cayetano , con reses de Núñez del Cuvillo. Cortó una oreja al toro de su reparación, Laborioso, y dos al segundo de su lote, Pitiminí, ante el delirio de una afición llegada de los más diversos puntos del globo.
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