
Matador de toros nacido en Madrid el 28 de marzo de 1969; se le considera de Torres de la Alameda, lugar de residencia habitual. Entró en la Escuela de Tauromaquia de Madrid en el año 1982 y permaneció en ella hasta 1986. Vistió su primer traje de luces en 1984 y mató el primer becerro en Pozuelo de Alarcón ese mismo año. Termina su primera temporada con los del castoreño alternando en un buen número de novilladas con picadores, tanto es así que alcanza un total de veinticinco ajustes. Entre ellos está el de su presentación en Francia, el 14 de julio, en la localidad de Parentis. Alterna con Domingo García, Dominguín, y Juan Lafitte, lidiando un novillo de Sotillo Gutiérrez y otro del hierro francés de Fernay. Estuvo presente en los ciclos novilleriles de más importancia: Villa del Prado, Arganda del Rey, Algemesí y Arnedo. Tomó parte, en forma discreta, en un modesto festejo celebrado el 21 de septiembre de 1986 en Herrera de Pisuerga, en el que alternó con Carlos Neila y Cascorrito en la lidia de reses de la ganadería de Parra Quijano. El 14 de marzo de 1987, en Ciempozuelos, debuta con las plazas montadas, estoqueando novillos de los hijos de Eugenio Marín Marcos, alternando con Juan Cuéllar y Antonio Romero. Triunfa rotundamente el 11 de abril de 1987 en Esquivias, al cortar un total de tres orejas y un rabo de ejemplares de la divisa de Victoriano del Río. Dirige su carrera Francisco Santero y el número de festejos en los que interviene el 1988 se eleva a treinta y nueve, ocupando cuando finaliza la campaña el puesto tercero de su escalafón, lo que da idea de la aceptación que tiene su toreo de corte castellano, recio, con buenas formas de hacer el toreo, que le hacen pisar los alberos de más importancia.

Así se presenta en Madrid, el 13 de marzo, vestido de negro y oro, traje reduce y afina su corpulencia, para lidiar novillos de don Francisco Segura Navarro, con Miguel Marcos y Pepe Luis Martín, que también intervenían en novillada picada por primera vez en Madrid. Su primer ejemplar en Las Ventas se llamó Cordobés, tenía el número 42 herrado en su piel, era negro bragado de capa y se fue al desolladero sin una de sus orejas, valiéndole su repetición, el 10 de abril, y su inclusión en la Feria de San Isidro, el 18 de Mayo, tarde que corta otra oreja, esta vez al novillo Gorrón, de don Manuel Martin Peñato. Vuelve a Madrid el 26 de junio, y de nuevo corta una oreja. Esta vez a un ejemplar de la ganadería de don Joao Braco Nuncio que se llamó Passana y que se jugó en sexto lugar. Se presenta también en Barcelona, el 8 de mayo; en Sevilla, el 12 de junio; en Valencia, el 24 de julio, y en Zaragoza, el 9 de octubre, en la que es la última de sus actuaciones en esta temporada. Su Toreo va evolucionando, ve muchos pitones y esto lógicamente le está haciendo tener un sitio frente a los novillos. En 1989 tiene que cumplir sus deberes con el servicio militar y el número de novilladas en las que interviene, todas en la Comunidad de Madrid, se ve reducido a siete, lo que indudablemente va a repercutir en su prometedora carrera. Su última novillada, la que a la postre sería la de su despedida del escalafón de novilleros, es en Mejorada del Campo, el 8 de julio, actuando como único espada en la lidia y muerte de cuatro astados de doña María del Carmen Camacho García. Toma la alternativa en Tarragona, el 23 de julio, de manos de Manuel Ruiz, Manili, en presencia de José Luis Palomar. Aquel le cedió la muerte del toro Jarameño, herrado con el número 21 en su piel, negro zaino de capa, de 540 kilos de peso y que llevaba el hierro de La Castilleja. Volvió sin una de sus orejas, ese ejemplar, al desolladero. Termina la campaña con cinco ajustes más como matador de toros. Muy poco torea en 1990. Comienza en Madrid, el 11 de mayo, en la segunda corrida de la feria del santo patrón, para confirmar su alternativa catalana.

Alterna, vestido de blanco y oro, con José Antonio Campuzano, que será su padrino, y el portugués Víctor Mendes. El ahijador le cede la muerte del toro Camarillo, herrado con el número 24, negro listón y chorreado de pinta, de 529 kilos y con el hierro de los señores Herederos de don Baltasar Ibán Valdés. Pero no anduvo bien con sus dos toros, a pesar de que el torero viera en el primero un toro <<apagado>> y en el otro un ejemplar <<violento>>. Es su primer fracaso en Madrid, que hay que disculpar por el paso de novillero a matador. Repite en Madrid el 5 de agosto, en su segunda salida vestido de luces a los ruedos, y tampoco convence a pesar de su indudable voluntad de agradar. Con una actuación en Alcalá de Henares y otra en su lugar de residencia despide la temporada española de 1990. La siguiente temporada no es diferente a esta. A cinco salidas a los ruedos, dos en Torres de la Alameda, dos en Madrid y una en Alcalá, se circunscribe su tercera temporada de espada de alternativa sin que en Madrid logre el triunfo deseado y necesario que rememore su brillantísima campaña de novillero. Pero la monotonía parece ser el factor común de sus temporadas. La de 1992 vuelve a tener, como las anteriores, en Madrid, con dos paseíllos, y Alcalá con uno, sus bazas más importantes, pero Las Ventas sigue resistiéndosele. Con un ajuste más, esta vez en El Casar de Talamanca, finaliza la campaña de un torero que parece haber olvidado sus comienzos tan prometedores. En 1993 solamente hace dos paseíllos, en Ajalvir y Alcalá de Henares, plaza en la que corta dos orejas a un Peñajara que lidia en segundo lugar de su lote. En 1994 torea tres corridas de toros, y con renovadas ilusiones, este espada de alternativa, que tantos éxitos obtuviera de novillero, comienza la campaña de 1995 en Torres de la Alameda, el 5 de marzo. Para lidiar astados de la divisa de El Toril, hace el paseíllo ese día con Carlos Neila y Jesús Romero. Durante la faena al que abrió el festejo, fue corneado en el triángulo de Scarpa del muslo derecho. Tras unos momentos de tensión en el ruedo, el herido llegó a las dependencias de la enfermería, de la que es titular el cirujano don Enrique Alcorta, que en esa tarde contaba con la inestimable colaboración del también cirujano don Máximo García Padrón y del anestesista don José María Alonso Majagranzas, los tres del equipo médico titular de la plaza de toros de Las Ventas. La abundante pérdida de sangre hizo que José María ingresase con un cuadro clínico preocupante, que además presentaba una tensión arterial muy baja. Gracias a la profesionalidad del doctor Alonso, el torero recuperó las constantes vitales, y cuando los cirujanos lograron cohibir la hemorragia profunda por la rotura de las arterias femorales superficial y profunda, así como las dos venas femorales y el nervio destrozados por el asta del toro, pudo afirmarse que la vida del torero se había salvado, aunque su estado fue calificado de gravísimo. Finalizada la intervención, fue trasladado en condiciones para que el equipo de cirugía vascular, que dirige la doctora Valderrama, le atendiera en el hospital Doce de Octubre de Madrid. Durante algunos días, por la extrema gravedad de las lesiones, se temió incluso por su vida, pero la oportuna intervención en el coso y la posterior atención especializada en el centro sanitario lograron además que no se amputase el miembro herido, extremo este que en algún momento se temió. Después de más de un mes en el aludido centro, el diestro comenzó una lenta recuperación en su domicilio, sin que las normales secuelas que los grandes destrozos que el astado había producido en su pierna permitieran el milagro de la recuperación total. Eligió más tarde el torero trasladarse a Zaragoza para ser atendido por el doctor Carlos Val-Carreres, pero desafortunadamente continúa sin la recuperación de la función del miembro herido. No puede reaparecer en la temporada de 1995, y da por finalizada su carrera como matador de toros. El año siguiente la plaza de toros de Las Ventas fue escenario de un festival en su honor en el que tomaron parte varias figuras del toreo ante reses de distintas ganaderías lográndose un notable éxito económico y artístico. Ha seguido vinculado al toro como vicepresidente de la Nueva Agrupación de Matadores y Rejoneadores. En 2004 se le amputó el pie derecho como consecuencia de secuelas que arrastraba de la gravísima cornada que le alejó de los ruedos.

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