De tan poca circulación fue este modesto espada cordobés, que apenas le conocieron en la plazas importantes. En Madrid le conocieron el 31 de agosto de 1913, al matar reses de Esteban Hernández con Muñagorri y Larita; toreaba de ocho a diez novilladas cada año, y en 1921, después de hacerlo solamente en una, tomó la alternativa el 25 de julio en Córdoba de manos de Camará, con Pastoret de testigo y toros de Sánchez Rodríguez. Volvió a las novilleadas como era de esperar, y a consecuencia de una cogida que el 25 de julio de 1929 sufrió en dicha ciudad, hubieron de amputarle la pierna izquierda.
Viéndose en triste situación económica, se dedicó a servir agua a domicilio ayudándose de una borriquilla, cuyo líquido elemento tomaba de una famosa fuente llamada de los Picaderes, y el 20 de agosto de 1936 le sorprendió en la calle un ataque de la aviación roja, y al estallar una bomba que cayó cerca de él quedaron muertos Paco Gutiérrez y su burra. Desgraciada fue su vida, en verdad.
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